Un problema entre presos que están recluidos en el Comcar –la cárcel de Santiago Vázquez, uno de los centros penitenciarios más peligrosos de Uruguay– terminó con una celda prendida fuego y la muerte de seis personas. La Fiscalía investiga las causas de ese incendio, pero todo apunta a que las víctimas fueron rociadas con un líquido inflamable, aunque por ahora hay más dudas que certezas.
Momentos antes del incendio, los presos estaban afuera de las celdas cuando fueron atacados por otros reclusos, según la principal hipótesis de los investigadores informada por El País. Por motivos que aún no están claros, las víctimas se encerraron dentro de su celda, donde fueron rociados por un líquido inflamable y luego prendidos fuego.
Las llamas comenzaron a las 14.15 de este miércoles en la celda número 94, que está ubicada en uno de los módulos de máxima seguridad. El personal de la cárcel vio el fuego y utilizó los extintores para apagarlo, pero no se logró evitar que murieran los reclusos. Una séptima persona fue trasladada al Centro Nacional de Atención al Quemado (Cenaque) y permanece en estado delicado.
Todas las celdas estaban abiertas menos la 94, que estaba trancada y es en la que los cuerpos aparecieron calcinados.
“Se investiga a qué se debió que los seis reclusos se encerraran en el interior de la celda 94 que posteriormente tomó fuego”, dice el comunicado oficial del Ministerio del Interior. En esa celda también estaban presas otras tres personas que no estaban presentes en el momento del ataque, según la versión de los familiares de las víctimas.
La Dirección Nacional de Bomberos hace pericias que permitan determinar qué líquido fue utilizado, aunque todo apunta a que se trató de un material inflamable. Según la versión de algunos policías –informado por el diario uruguayo– los atacantes robaron el combustible de las máquinas de cortar el pasto, que luego utilizaron para rociar a las víctimas.
Para conseguir ese combustible, los atacantes habrían pagado o lo cambiaron por algunos gramos de droga a los presos que se dedican a cortar pasto, según una de las hipótesis. De las primeras investigaciones también surge que el conflicto entre las bandas se originó para ver quién mandaba.
“El incidente arrancó por un problema de ellos. Nosotros estábamos recorriendo justo el módulo de al lado, a ese ya habíamos entrado. Empezaron una disputa entre ellos en la celda donde se encontraban estas siete personas; la celda es chica y estaban con cortes, entonces no los dejaban salir”, narró a La Diaria Dahiana Pereira, una trabajadora civil y dirigente sindical del Comcar, que estaba en el lugar en el momento del incendio.
Los funcionarios comenzaron a sentir olor a quemado y fueron a ayudar con los extintores, intentando controlar la situación. “Cada celda tiene su particularidad. En ese módulo hay más de 700 personas y tiene capacidad para 378″, cuestionó la mujer.
Los familiares se enteraron de este incidente por las redes sociales. Los padres, hermanos, primos y conocidos de las víctimas comenzaron a llegar a la hora 17 a la cárcel, pero la identidad de los fallecidos no se confirmó hasta la hora 19. “No me dejan entrar, me dicen que no tienen ninguna información, que tienen que esperar a que llegue no sé quién”, se quejó la hermana de unos reclusos de la celda 94.
“Los tienen como perros ahí adentro. Ellos son personas, no animales”, reclamaban los familiares que quedaron afuera mientras esperaban por la identificación, según la crónica de El País. Uno de los fallecidos tenía 24 años y hacía cuatro años estaba en prisión. “Estaba contento porque iba a salir en noviembre. Dejó un nene de tres años”, contó su hermana.
Hace pocos meses ocurrió un episodio similar. En los últimos días de diciembre seis personas murieron prendidos fuegos en el Comcar tras un ataque.