Autoridades e indígenas de Santa Cruz, la región más poblada y el motor económico de Bolivia, pidieron este miércoles al Gobierno de Luis Arce que declare “desastre nacional” por los incendios forestales al considerar que son necesarios más recursos y ayuda internacional.
El gobernador en funciones de Santa Cruz, Mario Aguilera, dijo a los medios que “se debe declarar un desastre nacional” porque, pese al apoyo recibido desde países como España, Brasil, Chile, Francia o Canadá, se requiere una acción “más potente” contra los incendios.
“Es una situación que necesita una solución final y la única forma de lograrlo es con una acción mucho más contundente, con la presencia de especialistas, equipos e insumos necesarios para contenerlo. De ahí la solicitud que se hará de manera formal para la declaración de desastre nacional”, sostuvo.
Aguilera recordó que ya se declaró el “desastre” departamental en Santa Cruz a principios de mes porque las capacidades regionales fueron rebasadas.
A las limitaciones de recursos se suman factores como los vientos y la topografía que dificulta el acceso a algunas zonas, por lo que el gobernador insistió en que requieren maquinaria para, por ejemplo, generar cortafuegos “lo suficientemente fuertes”.
El combate aéreo de los incendios ha sido de ayuda, pero las operaciones también se ven limitadas por las condiciones climáticas y sobre todo por la humareda que cubre el territorio de Santa Cruz.
Los indígenas de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO) Monte Verde, uno de los territorios asediados por el fuego en Santa Cruz, exigieron en un pronunciamiento “la declaratoria de desastre nacional” para que el país pueda “recibir la ayuda internacional necesaria” contra los incendios.
“Llevamos más de dos meses luchando contra el fuego a puro pulmón y fuerza propia, poniendo en riesgo nuestras vidas con herramientas limitadas. Sin embargo, nuestros esfuerzos no han sido suficientes y hemos sido rebasados”, señala el comunicado.
Los indígenas exigieron además “un nuevo marco normativo productivo” que, entre otros, establezca una “consulta previa” a las comunidades para el uso del suelo y la expansión agrícola.
Los incendios son un problema recurrente en Bolivia en esta época del año y el fuego se atribuye en muchos casos a los ‘chaqueos’, las quemas controladas para habilitar las tierras para la siembra o el pastoreo.
A principios de mes, el Gobierno boliviano informó que las afectaciones por los incendios alcanzaban a unos 3,8 millones de hectáreas a nivel nacional y declaró la “emergencia nacional” para facilitar la coordinación interna y la llegada de la ayuda internacional para combatir el fuego.
Ambientalistas bolivianos temen que este año la magnitud del desastre sea peor a la de 2019, cuando fueron consumidas por el fuego más de 5,3 millones de hectáreas.
Solamente en Santa Cruz el fuego destruyó hasta el momento 3.374.591 hectáreas, según la Gobernación cruceña, que además reportó este miércoles 45 incendios activos en 17 municipios de ese departamento.
Una de las áreas más afectadas allí es la Chiquitania, una zona de transición entre el Chaco y la Amazonía con espacios naturales y de uso agrario.
En la víspera, el alcalde de San Rafael de Velasco, Jorge Vargas Roca, lloró de impotencia ante la devastación por los incendios en ese municipio chiquitano, que reporta una afectación de medio millón de hectáreas.
El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, anunció que enviarán una cuadrilla de bomberos forestales a San Rafael donde, según dijo, ya hubo ayuda estatal entre fines de julio y principios de agosto.
(Con información de EFE)