Evo Morales y Luis Arce midieron fuerzas en una semana que subió la tensión en Bolivia ante el riesgo de enfrentamiento y convulsión.
La masiva marcha encabezada por el expresidente llegó a La Paz tras recorrer 189 kilómetros en siete días, pese a los intentos del Gobierno de frenar la marcha con invitaciones públicas al diálogo y grupos de civiles que intentaron evitar el avance de los marchistas. A esto se sumaron voces del oficialismo y la oposición que pedían de detención del líder cocalero.
El martes la movilización cumplió su último tramo y Morales pasó por los barrios alteños donde aún goza de cierta popularidad recibiendo vítores y aplausos. Luego hizo un mitin en el ingreso a la sede de Gobierno y lanzó algunas advertencias al presidente. “Si Lucho (Arce) quiere seguir gobernando, primero en 24 horas que cambie a ministros narcos, a ministros corruptos, ‘drogos’, racistas, fascistas”, manifestó Morales durante su discurso.
El líder cocalero también indicó que el presidente debe cumplir su obligación de gobernar bien y “si no puede, sabrá lo que tiene que hacer”, insinuando la renuncia presidencial, algo que ya había manifestado anteriormente y que fue interpretado por algunos funcionarios del Gobierno como un “intento de golpe de Estado”.
Finalmente, Morales manifestó que ahí terminaba su responsabilidad e inmediatamente se replegó a la región del Trópico de Cochabamba. “Pero estén seguros de que el pueblo va a seguir luchando”, manifestó.
Al finalizar el mitin se registraron algunas escaramuzas entre simpatizantes de Arce y Morales, que dejaron una persona herida y un arrestado. La sede de Gobierno, que había estado bajo un fuerte resguardo policial, pronto volvió a la normalidad.
Si bien no hubo diálogo ni un acuerdo político entre Evo Morales y Luis Arce, la larga batalla entre ambos líderes parece haber entrado a una pausa aunque el problema central aún no está resuelto.
Según el analista Marcelo Silva, entrevistado por el canal Unitel, el tema de fondo es la candidatura del Movimiento Al Socialismo (MAS) en 2025 y eso aún no ha sido dirimido institucionalmente ni por la fuerza de la calle. “Los conflictos van a continuar pero con menos impacto”, manifestó.
Si bien Evo Morales no logró nada a cambio de lo que exigía, algunos analistas creen que logró fortalecer su liderazgo dentro del partido y llegar a La Paz, pese a los intentos del Gobierno por evitarlo. Sin embargo, ven que tiene pocas posibilidades de irradiarse hacia otros sectores.
El analista Marcelo Silvia sostuvo que quienes perdieron en este conflicto fueron “los masistas en general” porque “ni Arce ni Evo Morales se van a poder recuperar electoralmente del espectáculo que han dado durante estos tres años”.
Siete días de marcha
La marcha, denominada “Marcha para Salvar Bolivia” fue gestada el 3 de septiembre en un congreso del ala evista del partido en Villa Tunari, bastión cocalero de Evo Morales. En ese encuentro se definió un listado de demandas que se presentó tres días después al Gobierno y se advirtió que si no eran atendidas hasta el día 15 de septiembre, el 17 se iniciaría la movilización.
Los pedidos incluían medidas económicas, como aumentar la provisión de dólares y combustible; y políticos, como validar un congreso evista que ratificó a Evo Morales como jefe del partido y lo proclamó como candidato para las elecciones de 2025.
A pesar de que los ministros de Estado argumentaron sobre las demandas en un extenso documento, no ofrecieron nada a cambio. Dos días antes del inicio de la marcha, el presidente Luis Arce emitió un video televisado en el que le pidió a su antiguo jefe político que desista de la movilización.
En el primer día de caminata, seguidores del Gobierno intentaron impedir el paso de los marchistas en la localidad de Vila Vila en una acción que los evistas calificaron de “emboscada”. Tras un enfrentamiento de varias horas, la marcha rebasó a sus oponentes y cumplió el primer tramo. El choque dejó 17 heridos, según la Defensoría del Pueblo.
En medio de varios cruces de acusaciones sobre el ejercicio de violencia, hubo tres intentos de diálogo que no prosperaron. En el penúltimo día de la movilización se registraron conflictos entre militantes de ambas alas del partido en Ventilla, zona de ingreso a El Alto, que provocaron ocho heridos.
Ante el riesgo de más enfrentamientos, el martes algunos centros educativos suspendieron clases presenciales, se cerraron comercios y la Policía cercó los accesos a la Plaza Murillo. El mitin de los seguidores Evo Morales se realizó en la avenida Montes, a varias cuadras de distancia del centro político boliviano.