El personal del criadero de reptiles Alternatus recibe cada año registros de serpientes que llegan a la costa de Montevideo. No se trata de situaciones aisladas: son especies que se desplazan por el Río de la Plata –su hábitat natural– y, de repente, se encuentran dentro de una ciudad y comienzan a buscar los bañados y las dunas que alguna vez existieron.
Esta semana, una crucera fue encontrada en la zona del Club Náutico, en el barrio residencial Punta Carretas de Montevideo. Fue Richard, un vecino de la zona, quien la encontró refugiada debajo del sillón de su casa.
Irasema Bisaiz, integrante de la ONG Alternatus, dijo a Infobae que a los investigadores les llamó “muchísimo la atención” que sea una crucera de color verde. “No es un color normal para la especie. No está en su color natural, a pesar de que sí es oscura y tiene bastante marrón. Ese verde de fondo para nosotros es nuevo”, agregó. Las cruceras –o yararás grandes, como les dicen en Argentina– en general son marrón oscuro en el fondo y los bordes claros.
La experta dijo que “a simple vista” puede parecer un “color normal” el que aparece en las imágenes, pero en realidad no lo es para quienes están habituados a tratar con estas especies a diario.
También fue “llamativo” que el animal apareciera en la costa de la ciudad. Bisaiz señaló que los desplazamientos a través del agua es una de las posibles explicaciones de este fenómeno. En Alternatus, contó, han recibido registros de cruceras cruzando el Río Uruguay a varios kilómetros de la costa. Estas especies también han sido filmadas por personas que van en embarcaciones o que están haciendo kayak por el Río Paraná y que han tenido inconvenientes porque se les han subido al bote.
“No es raro pensar que haya ejemplares llegando hasta Uruguay a través del río desde Argentina”, comentó la experta. Se trata, advirtió, de especies venenosas.
Bisaiz recordó que tiempo hace un tiempo llamó la atención que haya aparecido una serpiente amarilla, sobre la que se investigó si era albina. Este hallazgo fue en el departamento de Paysandú, en el límite de Uruguay con Argentina. El responsable de la ONG, Ignacio Etchandy, dijo entonces a Infobae que el animal tiene una “falla genética que le salvó la vida”. “Estaba en un campo en la que se mataban todas las serpientes de su especie por envenenar al ganado y su color fue lo que la salvó”, explicó.
Esta especie, señala Alternatus, habita en Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay y recibe varios nombres populares como crucera, víbora de la cruz, cruzeiro, urutú y yara grande. Su nombre científico es bothrops alternatus.
En septiembre, en tanto, fue capturada una de las serpientes más grandes vistas por el criadero en Castillo de Piria, en Piriáplis (Maldonado).
Las “legendarias serpientes venenosas” son “robustas” y llegan a alcanzar unos 160 centímetros de largo. El color de fondo suele ser castaño y en general tienen un clásico diseño en forma de herradura o de teléfono antiguo de color negro, con bordes blancos y pequeñas manchas marrones oscuras debajo. La cabeza es de forma triangular o de “punta de flecha indígena”. Presenta un patrón de líneas blancas que suele formar un dibujo que recuerda a las ballestas.
Pero hay excepciones. Y la que se encontró en Paysandú es una de ellas. Otro caso extraño se vio en la localidad de Aiguá (en Maldonado), donde se encontró un ejemplar de color marrón con diseños irregulares. Otra excepción se encontró en Argentina, donde se llegó a fotografiar una serpiente “presumiblemente albina” que presentaba una coloración naranja con blanco.
El nuevo hallazgo en Montevideo también podría tratarse de una nueva excepción.