El Batallón 13 es una unidad del Ejército uruguayo que durante la última dictadura (1973-1985) fue un centro de detención y tortura del gobierno militar. En ese predio se encontraron los restos de Fernando Miranda y Eduardo Bleier –dos de los detenidos desaparecidos durante ese período– y se sospecha que pueden haber más hallazgos. Pero la búsqueda allí estuvo detenida durante dos años por complicaciones con un cable de alta tensión.
Las excavaciones en este lugar se reactivaron este lunes, tras haber solucionado el problema. La coordinadora del Grupo de Investigación en Antropología Forense, Alicia Lusiardo, dijo que el trabajo allí llevará casi dos meses ya que implica cavar en un territorio de 8 mil metros cuadrados.
El inconveniente con el cable de alta tensión se solucionó tras un convenio con la UTE, la empresa pública encargada del suministro de energía. Este ente dejó inhabilitado el tendido eléctrico que afectaba el área cautelada y trabajó para hacer un cableado paralelo. “Ya tenemos la certeza de que no hay ningún peligro para la intervención”, dijo Lusiardo en una rueda de prensa.
La elección de este lugar para hacer excavaciones no fue casual. Los investigadores de la Institución Nacional de Derechos Humanos obtuvieron un dato de un ex soldado. Él fue la fuente que indicó “posibles enterramientos” detrás del 300 Carlos, un galpón ubicado en el predio del Batallón en el que se secuestraron y torturaron a 500 personas entre 1975 y 1977. “A raíz de esa información es que se delimita la zona y el equipo de antropólogos va a empezar a excavar”, explicó Lusiardo.
Con este regreso a las excavaciones, los investigadores suman un tercer sitio en la búsqueda de restos. También se está trabajando en el Batallón 14 y en un predio privado que está pegado al Batallón 13. Las tres retroexcavadoras trabajan de lunes a viernes en simultáneo en la búsqueda de huesos.
El último hallazgo en un predio militar ocurrió a fines de julio, cuando se volvieron a encontrar restos en el Batallón 14. Los huesos corresponden a un hombre, de entre 43 y 57 años, que al momento de la muerte medía entre 1,75 y 1,85 metros de altura. Las muestras se enviaron al Equipo Argentino de Antropología Forense en Córdoba y, cuando esté la información, se cotejarán con las muestras de ADN disponibles.
Lusiardo explicó que todavía no se sabe cuándo habrá novedades sobre la identificación de este hombre. El laboratorio no les ha dado una fecha a los investigadores. “No sabe si puede haber una dificultad primero en la extracción del perfil genético del hueso y en la propia comparación. En otras instancias, estos han demorado un mes y medio o dos meses”, explicó la investigadora.
En junio de 2023, el equipo de antropólogos de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) había encontrado huesos que luego se confirmaría que pertenecían a Amelia Sanjurjo, una militante comunista que fue detenida por repartir panfletos. Los huesos de este hombre fueron encontrados a unos 170 metros de donde estaban los restos de Sanjurjo y a 200 de donde fueron enterrados el maestro Julio Castro (encontrado en 2011) y el comerciante Ricardo Blanco (2012).
La reiteración muestra un modus operandi de las desapariciones de la dictadura. El Batallón 14, un predio militar de 18 hectáreas, fue un “cementerio clandestino” y es probable que allí hayan otros cadáveres, aseguró el director de la Inddhh Wilder Tayler. Los antropólogos encuentran más similitudes que diferencias en los restos hallados. Como sucedió con Sanjurjo, los huesos encontrados el martes tenían tanta cal encima que se había armado una especie de molde y planchada.