El dato del Índice de Precios del Consumo (IPC) de agosto confirma que Uruguay tiene controlada la suba de precios. La variación fue de 0,29%, lo que significa que se aceleró por cuarto mes consecutivo y acumuló en el año 5,57%. Sin embargo, el índice lleva 15 meses dentro del rango que las autoridades del Banco Central del Uruguay (BCU) fijaron como meta (3%-6%).
El aumento de precios en el mes anterior estuvo explicado por las variaciones en los rubros alimentos y bebidas no alcohólicas (0,08%), ropa y calzado (-0,04%), salud (0,04%), y seguros y servicios financieros (0,05%).
La suba en el mes estuvo levemente por debajo de lo esperado en las expectativas del mercado. “Previsiblemente la inflación interanual volvió a acelerarse por baja base de comparación, pero otra vez menos de lo esperado”, escribió en la red social X el economista Aldo Lema.
Las autoridades del BCU de Uruguay han destacado que se esté cumpliendo el objetivo que se trazaron, en un país que ha tenido una “larga historia de inflación alta”. El presidente de la autoridad monetaria, Washington Ribeiro, destacó este jueves en una comparecencia ante el Parlamento la reducción del IPC que se logró en estos cuatro años de gobierno. Cuando el Directorio actual asumió, la inflación anual estaba cerca del 11%.
“Hoy tenemos una inflación de 5,6%, con 15 meses dentro del rango meta y oscilando en torno a su eje (4,5%), con una proyección a 24 meses también dentro del rango meta. Esto es un cambio fundamental, que tiene implicancias enormes sobre las expectativas de inflación a futuro”, dijo Ribeiro.
El presidente del BCU destacó que la política monetaria de Uruguay “acompañó las distintas fases” por la que transcurrió el país en los últimos años. Ayudó, según Ribeiro, a que la pandemia no tuviera el impacto de otros países y hoy defiende “el poder de compra de los ingresos de la población”. “Como dos caras de una misma moneda, a la generación de empleo que hubo, nuestro trabajo desde el Banco Central es hacer que los ingresos de la población rindan más”, sostuvo.
La política monetaria del BCU se basa en cinco pilares, explicó Ribeiro: el “compromiso” de una inflación más baja, el uso de la tasa de interés como nuevo instrumento de política monetaria, el “fortalecimiento de la transparencia” en la comunicación, un programa hacia una “moneda de calidad” y la libre flotación del tipo de cambio.
La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, dijo en el Parlamento que la inflación fue menor a la que estaba estimada. “Hay una sorpresa en que la inflación baja más rápido de lo que teníamos pensado. Esto beneficia a la sociedad. Es bienvenido. No tenemos dudas de que es bueno para todos”, señaló la funcionaria.
Arbeleche destacó que a la política monetaria del BCU se le sumaron “otros elementos” que terminaron explicando la reducción de la inflación, como la baja en el precio de los commodities. “Aceleraron esa baja. Fue una sorpresa para el equipo económico y los analistas”, dijo la ministra.
Una inflación más baja tiene también un efecto fiscal porque implica una menor recaudación, lo que explica que el “déficit” fiscal sea mayor al que estaba estimado por las autoridades. “Eso no quiere decir que se esté gastando más. El gasto nominal para el 2024 es exactamente el mismo que teníamos planeado hace un año, con la salvedad de un gasto adicional por las inundaciones, pero es algo menor”, señaló Arbeleche.
Ribeiro insistió en que la prioridad del gobierno fue “bajar la inflación”. “La inflación bajó de manera más acelerada de lo que proyectábamos, producto de una ganancia de confianza de los agentes económicos en las políticas que veníamos desarrollando”, apuntó el presidente del BCU.