Cuando las temperaturas comienzan a subir, el trabajo del personal del criado de reptiles Alternatus comienza su zafra. Es el momento en el que los animales salen de su “letargo invernal” y comienzan con su alimentación y el apareamiento”, explicó a Infobae el responsable de esa ONG, Ignacio Etchandy.
El personal de Alternatus publicó en la red social X que habían retirado una yarará (la especie Bothrops pubescens) del Castillo de Piria, un lugar clásico de Piriápolis, uno de los balnearios principales de Maldonado (Uruguay). “¡Una de las más grandes que hemos visto! En entornos modificados, estas serpientes pierden hábitat y depredadores, pero encuentran abundancia de presas, lo que aumenta su cercanía a nosotros”, escribió la ONG en la publicación.
Etchandy explicó que hasta ahora estos animales estaban refugiados debajo de piedras, troncos y cuevas, en las que pasaron el invierno.
El anunciado este miércoles fue el primer rescate de la temporada. “Lo que destaco de esta serpiente es su tamaño. Si bien yarará es un nombre que se le da a varias especies, esta especie en particular tiene como tope los 94 centímetros. Esta midió 90, pero es grande para su especie”, explicó el responsable de la ONG. Es una hembra, que pesó 1,098 kilos y tiene “veneno potencialmente mortal”, aunque “no es común” que las personas se mueran por una mordedura.
“Esta especie en particular está muy vinculada a los afloramientos rocosos, a la sierra, a los cerros. A esos ecosistemas en los que hay abundancia de rocas y refugios. Si te fijás en el color, nos hace acordar mucho a la roca”, señaló Etchandy.
Desde la ONG procuraron retirar al animal de la roca para que las personas que estén cerca no terminen mordidas. “Ese es el objetivo principal del rescate: sacar el animal de donde representa un peligro”, explicó.
Los rescatistas dejan al animal en una zona que no está habitada por personas, en la que se encontrará con “sus depredadores naturales”. “El ecosistema mismo va a regular la cantidad de serpientes”, agregó. Estos animales suelen encontrarse en lugares en los que hay “estructuras humanas” que sirven de refugio. Etchandy contó que hace un tiempo uno de los rescates fue en la casa de Julio Bocca.
“En la ciudad es mucha la presencia de la especie y siempre se encuentran en ambientes urbanos. El animal tiene una ventaja de que está protegido, porque no hay tantos depredadores naturales como zorros, zorrillos, hurones, comadrejas, gatos monteses. Pueden favorecerse de eso y también de la disponibilidad de alimentos. Estos animales son aliados de las personas porque se alimentan de ratas y ratones. Su presencia es necesaria”, destacó el experto.
El trabajo de Alternatus consiste en “generar conciencia” para que las personas no maten a estos animales y valoren la “biodiversidad”. “(La idea) es que no sea un ‘protejo lo lindo’. De los animales que son carismáticos es fácil conseguir protección”, dijo en referencia a las tortugas, los osos panda y otras especies que despiertan “ternura”.
“Cuando se trata de animales que no tienen tanta prensa, que no tiene buena fama, la cosa es más difícil. Hoy somos conscientes de que hay que proteger a todas las especies nativas. Hay que tratar de cambiar ese comportamiento de darle muerte a lo que le tenemos miedo”, apuntó.
En abril, la ONG había encontrado una serpiente cruzara. Un productor rural solía matar a las víboras que aparecían en el campo, pero esta vez le llamó la atención el color del reptil y estudiaron si era albina. La serpiente fue llamada “Chupete Furtazo” en homenaje al vocalista y compositor de la banda de metal uruguaya Reytoro, que es un “amigo” de la familia Alternatus. Los integrantes de la organización son fanáticos de su música.