El sábado 24 de agosto, poco antes de las 20:00, una pareja llegó a la sala de urgencias del Hospital de Coronel Bogado, Itapúa, Paraguay, con una niña en brazos. Afirmaron que tenía un año y cuatro meses, y que se había descompensado.
Los adultos dijeron que habían viajado desde Encarnación, ciudad ubicada a casi 50 kilómetros de Bogado. En el centro médico fueron recibidos por una pediatra de guardia, quien -al inspeccionar el cuerpo- se encontró con una situación espantosa y constató que la niña ya estaba muerta.
Al realizar una revisión más detallada, el personal sanitario encontró múltiples lesiones que indicaban rastros de extrema violencia y abuso sexual. De inmediato, se comunicaron con el fiscal de turno y la forense, quienes determinaron que la niña llevaba fallecida al menos cinco horas. La gravedad del caso propició su traslado a la morgue de Asunción, informó el periodista Rolando Rodi en un detallado hilo en su cuenta en X.
Durante la autopsia, se confirmó que la niña tenía por lo menos tres años, “mucho más de lo que los padres habían dicho inicialmente”, según indicó la forense Marilda Torrasca, citada por el periódico local ABC Color.
También expresó que la niña presentaba desnutrición severa y que falleció porque “no soportó el trauma” de los terribles abusos a los que fue sometida. “Nunca tuvimos un caso similar”, acotó en diálogo con la televisión local.
Ambos padres y la abuela materna comenzaron a caer en contradicciones sobre el tiempo y los detalles del incidente, alegando que la niña se sintió mal tras despertarse de una siesta. Ante la inconsistencia en sus declaraciones y el hecho de que viajaron hasta Coronel Bogado, en lugar de ir a un hospital más cercano en Encarnación, se ordenó la detención de los tres.
Los padres, la abuela y la niña vivian en un inquilinato en Encarnación. La habitación fue allanada y se encontraron sábanas, pañales y papeles con manchas de sangre, detalló el comunicador Rolando Rodi.
En tanto, el fiscal Rodolfo Colmán mencionó que la madre frecuentaba un prostíbulo, y las sospechas inicialmente apuntaban al padre.
El prostíbulo en cuestión también fue allanado después de recibir información de que allí obtuvieron dinero para un taxi que los llevó a Coronel Bogado. Un hombre y una mujer quedaron detenidos.
“El círculo de los posibles autores es muy reducido y, más aún, pensando en que es un varón el que hizo esto”, explicó Colmán; al tiempo que añadió: “La muerte de esta beba se produce en un ambiente típico de prostitución, drogas, violencia y probablemente delincuencia también”.
El padre de la niña afirmó que la pequeña estaba bajo el cuidado de su madre y abuela mientras él trabajaba, y que ambas se negaron a llevarla al hospital. “Mi hija estaba débil cuando yo llegué del trabajo al mediodía del sábado pero sí, ella comía poco, según me había comentado la mamá”, expresó en diálogo con la señal SNT.
Por su parte, la abuela de la niña dijo que ya estaba preocupada por lo que pasaba con su nieta. “La nena pidió hablar conmigo porque es muy inteligente. Me dijo: ‘Papá me hizo naná en el tulo’. Eso fue el sábado anterior. Después fui al día siguiente, ella no me dijo nada y me quedé con la duda”, relató.
La madre de la víctima también dio su versión y apuntó contra el padre de la niña. “No esperaba que el propio papá le hiciera esto a ella”, manifestó la mujer en diálogo con Sur Noticias con el rostro cubierto.
El fiscal Colmán explicó que, ante la gravedad de los hechos, ordenó la inmediata detención del padre, la madre y la abuela materna de la pequeña y se constituyeron inmediatamente en la vivienda de la familia.
“El patólogo con toda la seguridad del mundo dijo que la causa de muerte es un abuso sexual. Estuve indagando y existe esto, la conclusión a la que llegó es que colapsó por el sufrimiento que tuvo en ese momento”, describió el fiscal en una entrevista con Radio Chaco Boreal 1330 AM.
Sus padres, Gilberto Rubén Parris Argüello, de 22 años; y Elena Beatriz Marchaki Esteche, de 27; la habían trasladado en taxi hasta el hospital y quedaron detenidos por la muerte de la niña, al igual que su abuela, quien vivía en la misma casa y, según el fiscal, tenía conocimiento de los hechos.
“Realmente no son padres, son monstruos. Al ver lo que le pasó a la beba, a pesar de mis años, era obvio que esto pasó en un círculo vicioso que después se confirmó”, concluyó Colmán.
Cientos de personas participaron este martes de una manifestación para pedir justicia tras la muerte de la pequeña. “¡Exigimos justicia para Enma! ¡No seamos cómplices!”, fue el reclamo unánime de los pobladores de Coronel Bogado, departamento de Itapúa, lugar donde había sido trasladada la niña para ser atendida.