Los uruguayos viajaron de forma masiva a Argentina durante el 2023 para aprovechar de un país barato por la diferencia cambiaria. Los visitantes cruzaron la frontera para sacar ventaja de una cotización favorable en productos de farmacia, ropa, insumos para el auto y hasta para hacerse cirugías estéticas. Pero más allá de estas compras, hubo otro elemento que no había sido enumerado en las listas habituales: los animales.
La presidenta del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) de Uruguay, Marcia del Campo, expresó su preocupación por este comportamiento. “Lo que no paramos de incautar en los pasos de frontera son perros cachorros, que por la diferencia cambiaria que tenemos con Argentina la gente los compra mucho más barato”, expresó la funcionaria en una conferencia de prensa.
Además de ser ilegal, el ingreso de animales desde otro país va en contra del Plan Nacional de Control Reproductivo que diseñó el INBA, a través del que procura frenar el “crecimiento descontrolado” de los gatos y perros en el país.
“Hay un poco de falta de conciencia de la pata sanitaria, además de que es contrabando, por supuesto. Cada uno de nosotros cree que una acción que hace no va a contribuir a nada, pero cada acto de esos (cuenta)”, alertó.
Del Campo sostuvo que, en general, los animales comprados del otro lado de la frontera son cachorros de raza, que arriban en condiciones “deplorables”. La jerarca señaló que muchas veces las mascotas llegan debajo de alfombras para intentar evitar el control fronterizo.
En los últimos días, por ejemplo, fueron incautados cinco animales. “Estamos continuamente llamando a la reflexión de la gente, de que tome conciencia de que el tráfico ilegal, comprar un animal fuera del país o intentar ingresar al país es totalmente ilegal, aunque venga con los papeles sanitarios”, señaló la presidenta del INBA.
Además de perros de raza, también ingresan aves al país, en condiciones peores: “Vienen escondidas dentro de las auxiliares, debajo de los asientos”. En muchas ocasiones, los animales ingresan al país muertos.
Los que llegan vivos, en tanto, deben ser sometidos a un proceso de recuperación porque en general han recorrido varios kilómetros. Primero, deben estar un período de tiempo en cuarentena para evitar los riesgos sanitarios y luego deben recuperarse del estrés acumulado durante el viaje, señaló Del Campo. “Muchas veces los incautamos con vida, pero se terminan muriendo. Particularmente las especies más vulnerables como las aves”, agregó la funcionaria. Si bien los perros tienen “más fortalezas”, el número de decesos de estas mascotas también es alto.
En junio, el INBA informó que en el último año fueron confiscados unos 600 animales de compañía, producción, exóticos y fauna silvestre. “No son mascotas y deben estar en su hábitat”, dijo Del Campo al presentar esos datos.
En marzo de 2023, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca decidió matar a 272 animales incautados por tráfico ilegal, informó La Diaria. Habían sido encontrados hacinados en cajas. Primero fueron trasladados a un bioparque para que transcurran la cuarentena y, los que continuaban en malas condiciones, murieron. Entre los animales había loros, lagartos, cotorras, tortugas, cacatúas, gargantillos, canarios, mirlos, agapronis, soldaditos, erizos y un estornino.
Algunos colectivos animalistas se expresaron en contra de esta decisión. “Creemos que eutanasiar a los animales no es lo correcto. Es no hacerse cargo del problema. Uruguay de por sí fomenta indirectamente el tráfico de especies y lo promueve en leyes que no tipifican penalmente ningún eslabón de la cadena. No es ético, es injusto y el Estado no se hace cargo de los problemas que fomenta, ya sea por una acción tímida o por una omisión en el control”, expresó Mauricio Álvarez, integrante de la organización Conservación de las Especies Nativas del Uruguay.