Un sobrecogedor espectáculo pudieron apreciar los habitantes del hermoso balneario de Concón (143 kms al noroeste de Santiago), cuando el sábado pasado un ejemplar de ballena franca austral y su cría se pasearon por un buen rato muy campantes por la bahía, a no mucha distancia de la costa, para solaz de niños y adultos.
Según los expertos, se trató de dos ejemplares de la especie “franca austral”, los que pueden llegar a pesar unas 45 toneladas, miden entre 10 y 20 metros y habitan en Oceanía, Sudáfrica, Argentina y Chile. Esta especie se encuentra en estado crítico de conservación y hay muy pocos ejemplares habitando en el planeta, por lo que su avistamiento es un fenómeno absolutamente extraordinario.
La caza indiscriminada de este ejemplar lo llevó a ser declarado en peligro de extinción y desde el siglo XIX, su población original se redujo hasta en un 90%. En la actualidad existen aproximadamente 8000 ejemplares y si bien se las encuentra en el hemisferio y polo sur, se reproducen en aguas cálidas durante el invierno. Por este motivo se reúnen en varios lugares del mundo como la península Valdés en Argentina, Australia, Uruguay y, por supuesto, Chile.
Entre sus características, la mandíbula superior sostiene unas 260 placas o barbas córneas llamadas originariamente “baleen”, de donde se deriva el nombre en castellano de ballena. Estas barbas llegan a medir unos 2,50 m de largo. Cuando las ballenas se alimentan, sirven de filtros o coladores para retener su comida principal, el kril y los copépodos.
Benjamín Valenzuela Wallis, fotógrafo y operador de dron, logró impactantes registros audiovisuales que compartió en sus redes sociales y se viralizaron rápidamente. Eso sí, aseguró que hizo las tomas a una distancia prudente y que los acercamientos fueron posibles gracias a la tecnología de su equipo, provisto de un potente zoom.
Por su parte, Juan Höfer, profesor de la Escuela de Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, aseguró en conversación con Meganoticias que es muy inusual ver a una ballena franca tan cerca de la costa, puesto que suelen desenvolverse mar adentro.
“Es una especie que durante los meses de verano, desde noviembre hasta marzo, baja a las aguas antárticas para alimentarse, aprovechando la gran concentración de krill. Eso les permite obtener mucha energía y luego, cuando concluye la estación, regresan de vuelta a las latitudes que habitan el resto del año para reproducirse”, señaló el académico.
Höfer detalló que la ballena franca austral se mueve “en todo el Hemisferio Sur a lo largo de una banda de latitud entre los 20 y 60 grados sur, por ejemplo en el Océano Pacífico, frente a las costas chilena y peruana”.
También resaltó que esta especie se encuentra en estado crítico de conservación, por lo que su avistamiento es bastante raro. “La población no es muy abundante y por lo general no están tan cerca de la costa, a excepción de este caso”, agregó.
El docente indicó que el espectáculo de un ejemplar junto a una cría siempre es una buena señal. “Podría indicarnos que se ha reproducido hace no tanto tiempo y que quizás la población está recuperándose muy lentamente, pero es muy pronto para determinarlo como tal”, remató.