El sacerdote nicaragüense Leonel Balmaceda, de la Diócesis de Estelí, en el norte de Nicaragua, fue detenido este sábado por la Policía Nacional en medio de tensiones entre la dictadura de Daniel Ortega y la Iglesia católica, según denunciaron feligreses y opositores.
Balmaceda, que dirige la parroquia Jesús de Caridad, en el municipio La Trinidad, departamento (provincia) de Estelí, fue detenido en horas de la mañana de este sábado por agentes policiales, según indicaron en la red social Facebook el organismo Info-Diócesis de Estelí y en X la activista nicaragüense desnacionalizada Haydeé Castillo.
Según esas fuentes, el régimen sandinista también detuvo a la laica Carmen Sáenz, colaboradora de la Curia Episcopal de la Diócesis de Matagalpa.
De momento ningún funcionario de la dictadura nicaragüense ni la Policía Nacional han ofrecido sus versiones sobre la denuncia de esa detención, y generalmente no suelen pronunciarse.
La Diócesis de Matagalpa es dirigida desde el exilio por el obispo desnacionalizado Rolando Álvarez, que fue excarcelado y expulsado a Roma en enero pasado.
El jerarca católico también es el administrador apostólico de la Diócesis de Estelí.
El jueves pasado, el régimen de Daniel Ortega informó que envió al Vaticano a un grupo de sacerdotes nicaragüenses que, según fuentes católicas, se encontraban detenidos y bajo vigilancia policial en el Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima, en Managua.
Los sacerdotes nicaragüenses enviados al Vaticano el miércoles pasado son Edgar Sacasa, Ulises Vega, Marlon Velázquez, Víctor Godoy, Harvin Torres, Jairo Pravia y Silvio Romero, todos de la Diócesis de Matagalpa, norte de Nicaragua.
El caso del obispo Rolando Álvarez
Fuentes políticas dijeron que la dictadura de Ortega está presionando al Vaticano para nombrar un nuevo obispo en la Diócesis de Matagalpa y en la Diócesis de Estelí.
Ortega acordó en enero pasado con la Santa Sede el envío al Vaticano de Álvarez y del obispo Isidoro Mora, junto a 15 sacerdotes y dos seminaristas nicaragüenses, a los que tenía privados de libertad.
El 18 de octubre pasado, el líder sandinista también excarceló a 12 sacerdotes y los envió al Vaticano tras un acuerdo con la Santa Sede, aunque entre estos no estaba el obispo Álvarez, que se resistía a abandonar el país.
Antes, el 9 de febrero de 2023, las autoridades excarcelaron a otros ocho sacerdotes y los enviaron a Estados Unidos, como parte de 222 excarcelados políticos nicaragüenses.
En esa ocasión el obispo Álvarez, que tenía casa por cárcel, se negó a subirse al avión, fue enviado a una prisión de máxima seguridad, y condenado a 26 años y cuatro meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida, por delitos considerados de traición a la patria.
La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que rechazase subirse al avión que lo iba a llevar con otros 222 excarcelados políticos nicaragüenses a Estados Unidos, lo que provocó la indignación del dictador Ortega, que en cadena nacional lo calificó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
Las relaciones de Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, caracterizadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.
(Con información de EFE)