Los reportes de sicariatos en Ecuador no cesan. En uno de los recientes crímenes, los gatilleros asesinaron a dos hombres el último domingo en un barrio de Guayaquil. Según los medios locales, los criminales se escabulleron en una vivienda vestidos de policías.
Los hombres, de 33 y 24 años, estaban en su casa cuando sus victimarios arribaron. Según Expreso, los sicarios (por lo menos tres, según los testigos) lograron ingresar a la vivienda de los asesinados diciendo que eran miembros de la Policía Nacional y que realizaban operativos en la zona. El medio recogió que “minutos después (del ingreso de los sicarios) se escucharon las detonaciones y los supuestos policías huyeron de la escena”. Los agentes policiales realizaron el levantamiento de los cuerpos y de las evidencias en la escena pero aún no se ha identificado a los responsables ni se conoce el móvil del crimen.
Este sicariato sucede a menos de una semana de otros hechos violentos. El 30 de julio, en un ataque armado, también en un barrio de Guayaquil, sicarios mataron a un joven de 17 años e hirieron a un bebé de dos años y a un niño de cinco. Según los primeros informes, los asesinos buscaban al padre de los niños.
Asimismo, el 31 de julio se reportó una masacre en Durán, ubicada a 10 kilómetros de Guayaquil, una de las ciudades más violentas del país. Ese día, diez personas estaban bebiendo licor en los exteriores de una vivienda cuando arribó un grupo de gatilleros y dispararon matando a seis de ellas e hiriendo a las demás. Apenas dos días antes del evento, las autoridades gubernamentales anunciaron que hubo una reducción de los asesinatos en esa zona.
Pero los civiles –con o sin antecedentes penales– no son los únicos blancos de los criminales. Entre el 30 y 31 de julio, tres agentes de la Policía de Ecuador fueron asesinados. La institución investiga las causas de los crímenes –aunque ya existen hipótesis– y espera capturar a los responsables. Solo este año se registra la muerte de al menos nueve policías en las ciudades de Guayaquil, Durán y Samborondón; todas en el litoral ecuatoriano.
Las autoridades gubernamentales, como la ministra del Interior, Mónica Palencia, insisten en que hay una reducción de muertes violentas en el país. Sin embargo, diariamente se reportan sicariatos y otros delitos. En una reciente declaración pública, Palencia señaló que el mes de julio “ha sido el mes menos violento del año”. El portal de verificación de datos Lupa Media calificó a esa afirmación como falsa pues “de acuerdo a cifras divulgadas por el mismo gobierno, el mes de julio cerró con una cifra de 580 homicidios intencionales, convirtiéndose en el segundo mes más violento del año después de junio. El mes con menos muertes violentas en 2024 fue febrero, cuando se registraron 367 homicidios, según datos oficiales”.
Según el portal de fact-checking, las ciudades más violentas del país este 2024 son Guayaquil con 810 homicidios, Durán con 235, Babahoyo con 124, Manta con 123 y Portoviejo con 120. Estas jurisdicciones están bajo estado de excepción desde el 2 de julio. De acuerdo con los argumentos en los que se sustenta el decreto, la provincia del Guayas (cuya capital es Guayaquil) concentra el 44,8% de homicidios intencionales desde el 1 de marzo al 19 de junio de este año. El 87% de los asesinatos sucedieron con armas de fuego, según la información oficial: “Se evidencia que persiste una hostilidad sostenida por los grupos armados organizados, puesto que de manera casi diaria existen ataques en varias provincias del país, que no corresponden a delincuencia común ya que existe una dinámica de empresas criminales conjuntas, produciendo lesiones y muertes de personas civiles en los mismos”, se lee en el decreto suscrito por Noboa.