Uruguay se convirtió, en 2013, en el primer país en legalizar la producción y la venta de cannabis. Once años después, hay casi 70.000 uruguayos registrados para comprar marihuana en las 39 farmacias habilitadas, 12.600 están autorizados para el cultivo doméstico y 13.100 pueden adquirirlas en clubes de membresía. Pero buena parte de la población tiene una visión crítica de la regulación de la droga.
Aunque la mayoría de los uruguayos está de acuerdo con la legalización, son más los que piensan que no está funcionando bien, según una encuesta. El 38% dice que el sistema funciona mal o muy mal frente a un 31% que cree que funciona bien o muy bien.
Los datos surgen de una encuesta realizada por El Observador en conjunto con la Unidad de Métodos y Acceso de Datos de la Facultad de Ciencias Sociales y el estadístico Juan Pablo Ferreira, director de Metodología del Instituto Nacional de Estadística (INE) e investigador de la Facultad de Economía.
Los uruguayos creen que la regulación generó un aumento del consumo y aseguran que las políticas actuales no sirven para disminuir al narcotráfico. El 64% cree que aumentó algo o mucho desde que se aprobó la ley, mientras que un 34% prefirió no contestar o dijo no saber. Un 2%, en tanto, sostuvo que la norma ayudó a disminuir el narcotráfico.
Ante la pregunta sobre cuál es la principal opción para disminuir el narcotráfico y el consumo, cuatro de cada 10 encuestados creen que es necesario aumentar la represión y otro 40% considera que la mejor opción es la prevención y la educación. El 16% cree que el camino de la regulación es mejor para atacar al narcotráfico y solo un 1% continuaría con las políticas actuales.
Si bien la ley se aprobó en 2013, la venta legal comenzó en 2017, durante la administración de Tabaré Vázquez. El año pasado, la comercialización en las farmacias se duplicó tras sumar una nueva variante más fuerte (con “más pegue”, en la jerga).
En las farmacias se vendieron 3.258 kilos en el año, lo que representó una recaudación total de USD 6,5 millones. En el gobierno destacan esa cifra porque es dinero que los narcotraficantes no están recaudando. “Si no hubieran entrado a las farmacias, hubieran entrado a las bocas. SI a eso le sumamos lo que producen los clubes y lo que los cultivadores dejan de comprar, son USD 25 millones lo que le estamos sacando al narcotráfico”, destacó tiempo atrás el secretario de la Junta Nacional de Drogas (JND), Daniel Radío. Este valor representa la mitad del mercado de cannabis en Uruguay.
Según la encuesta, casi la mitad de los uruguayos está de acuerdo o muy de acuerdo con la regulación del mercado de la marihuana: el 47% se pronuncia a favor, un 35% está en contra y un 18% tiene una visión neutra.
Estos datos están en la línea de lo que sucede con la opinión de los uruguayos con este tipo de políticas públicas. Antes de la aprobación de la ley, solo el 25% de los adultos estaban a favor de la normativa. El crecimiento de la aprobación es similar al que se registró con otras leyes aprobadas en el gobierno de José Mujica: la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario.
La encuesta también reveló que dos de cada tres uruguayos asegura estar en desacuerdo o muy en desacuerdo con la regulación de las drogas psicodélicas y solo el 24% tiene una opinión favorable. Lo mismo sucede con drogas como la cocaína, el éxtasis, la heroína y la pasta base (paco): el 86% está en contra de su regulación.
Los legisladores, sin embargo, tienen una opinión diferente. Dos de cada tres parlamentarios uruguayos (el 65%, estrictamente) dicen estar “de acuerdo” o “muy de acuerdo” con regular el mercado de “todas las drogas”. El secretario de la JND, en tanto, cree que el próximo mercado a regular es el de los psicodélicos y opinó que se debe seguir un camino inverso al que tuvo la marihuana: hay que empezar por lo medicinal y continuar con lo recreativo.