Infructuosas batidas por las zonas rurales aledañas a Cañete (región del Bío Bío, a 635 kms al sur de Santiago) se encuentran realizando la Policía de Investigaciones (PDI), Carabineros y efectivos militares, a fin de dar con el paradero de Tomás Antihuen Santi (22), apuntado como uno de los autores del asesinato de tres policías a fines de abril pasado, quienes fueron acribillados y cuyos cuerpos calcinados fueron encontrados en el pickup de la camioneta en que se trasladaban.
Este lunes la policía difundió la foto de Tomás, hermano de Felipe (29) y Yeferson (19), quienes ya fueron apresados la madrugada de este lunes en diversos allanamientos junto a Nicolás Rivas Paillao (19). Los tres serían los responsables directos del crimen de los carabineros Sergio Arévalo, Carlos Cisternas y Misael Vidal, el 27 de abril en la comuna de Cañete. Rivas Paillao habría actuado como encubridor.
El fiscal de la región de La Araucanía, Roberto Garrido, señaló en conversación con Radio Bío Bío que Tomás Antihuen logró escapar cuando la policía iba hacia su casa, por lo que se espera concretar pronto su detención.
“Fue observado huyendo a pie, corriendo en el sector donde él habita y obviamente eso le da una ventaja por el conocimiento del terreno”, detalló.
La formalización de los dos hermanos Antihuen Santi y de Rivas Paillao comenzó este lunes, pero se amplió hasta esta jornada a las 15:00 horas a petición de la Fiscalía, pues todavía hay peritajes pendientes a las armas requisadas a los imputados.
Tocante al rol de cada uno en el brutal triple asesinato, Garrido sostuvo que “tenemos antecedentes que nos permite formular imputaciones como autores directos o autores cooperadores, a través de la facilitación de medios” e indicó que más personas serían parte del grupo que cometió el crimen.
“El número es mayor por la forma en que se produjo, la dinámica de los hechos y cómo se redujo a los funcionarios”, subrayó.
Todo indica que se trató de un asesinato previamente planificado, puesto que los imputados son sobrinos de Carlos Antihuen Riquelme, quien era visitado de manera periódica por carabineros que fiscalizaban su arresto domiciliario por delitos de incendio.
En paralelo, se supo que Tomás Damián Antihuen se encontraba prófugo de la justicia desde el año pasado, cuando incumplió el arresto domiciliario impuesto en un proceso por lanzar bombas molotov a funcionarios policiales durante una protesta en Cañete. Y a pesar de que tenía un acuerdo para un juicio abreviado, tampoco apareció. Desde entonces pesa sobre él una orden de detención.
“Quiébrenos, pero no nos maten”
Tras la primera jornada de formalización se revelaron espeluznantes detalles de unos supuestos videos - que aún no aparecen - con los últimos minutos de vida de los uniformados. Según reza una nota de La Tercera, un testigo clave aseguró a Carabineros que una persona le mostró dichos videos días después del crimen mientras bebían alcohol, señalando que en ellos se veía “a tres funcionarios de Carabineros, dos de ellos de contextura gruesa y el otro delgado. Además los vio arrodillados llorando y suplicando que no los mataran, ya que tenían que llegar a su casa a ver a su familia y en el acto los despojaban de sus chalecos antibalas”.
En su declaración, el individuo confesó haber comprado a los autores del hecho las armas robadas a los policías. Fue en esa transacción que pudo ver los registros.
“Habían tres carabineros parados, dos eran de contextura gruesa y uno flaco alto, los tres estaban con el chaleco antibalas verde, se encontraban rodeados por unas 4 a 5 personas con rostro cubierto por una capucha negra, quienes también usaban chalecos antibalas de color negro y armamentos largos, uno de los sujetos que rodeaba a los carabineros, caminaba con un arma larga por el frente de ellos”, reza el medio antes citado.
“En el video, se aprecia que los carabineros se sacan el chaleco antibalas debido a que los encapuchados le dieron esta indicación, los carabineros dejan el chaleco antibalas en el suelo y se arrodillan en un camino de tierra, porque la persona que está grabando les dice textualmente ‘arrodíllate paco conch...’”.
“Cuando estaban arrodillados, pude ver mejor sus rostros, ya que los alumbraron con una linterna, ahí, me percaté que el carabinero más maceteado tenía heridas con sangre en su labio, a los otros carabineros no los alcancé a ver”.
“Pero se escuchaba como lloraban y decían ‘péguennos, quiébrenos, pero por favor no nos maten, queremos ver a nuestras familias’. En ese momento logré escuchar la voz de una mujer que se reía y gritaba: ‘mátenlos, mátenlos’. Ahí se cortó el video que duraba 2 o 3 minutos”, finalizó su testimonio.