Horror en Chile: exhumaron el cuerpo de una posible nueva víctima del “abogado del metanol”

Ricardo González, condenado el año pasado a 24 años de cárcel por envenenar a sus clientes para cobrar sus seguros de vida, está ahora bajo escrutinio ya que las autoridades investigan si su amigo Marcelo Montecinos también fue uno de sus afectados

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El primer crimen de Ricardo González Latorre (62) se remonta a 1997, cuando contrató a un sicario para asesinar a un hombre de 23 años.
El primer crimen de Ricardo González Latorre (62) se remonta a 1997, cuando contrató a un sicario para asesinar a un hombre de 23 años.

Hace menos de un mes, la Policía de Investigaciones (PDI), funcionarios del Servicio Médico Legal y persecutores de la Fiscalía de Quilpué (122 kms al noroeste de Santiago), llegaron hasta el cementerio Parque Los Pensamientos de Viña del Mar para exhumar el cuerpo de Marcelo David Montecinos Herrera (49), fallecido el 18 de julio de 2016 víctima de un “paro cardiorrespiratorio y disfunción multiorgánica”.

La pareja del difunto, Selma Lara, relató que Montecinos se había ido en viaje de negocios con su amigo, el abogado Ricardo González Latorre (62). A la vuelta, comenzó a tener vómitos y mareos y murió a los pocos días sin que los médicos pudieran hacer nada. Curiosamente, Montecinos había contratado un seguro de vida asesorado por González.

El fiscal Hernán Silva explicó a Mega Investiga que el objetivo de esta nueva pericia es realizar un examen óseo toxicológico -muy probablemente en el extranjero -, a fin de encontrar rastros de metanol en el cuerpo, lo que convertiría a Montecinos en la cuarta víctima de González Latorre, quien el año pasado fue condenado a 24 años de cárcel por el intento de homicidio de Luis Olivares en 2012 -quien logró salir con vida de una fosa en un sitio eriazo en Villa Alemana (120 kms al noroeste de Santiago)-, y el asesinato de Natalia Véliz en 2018, fallecida en el hospital de Quilpué, a solo unos kilómetros de ahí, con fuertes dolores de estómago, vómitos y pérdida de visión.

González fue acusado por la Fiscalía de envenenarlos para luego cobrar los seguros de vida. Y aunque la condena dejó satisfechos a la familia y a los persecutores -quienes pedían cadena perpetua -, lo cierto es que el historial criminal del abogado había comenzado muchos años atrás.

Sus inicios

El primer crimen de quien más tarde sería conocido como el “abogado del metanol” se produjo en el mes de febrero 1997, cuando contrató a un sicario por unos USD 50 - cifra irrisoria incluso para aquella época -, para asesinar a Claudio Ramírez, de escasos 23 años. En esa ocasión, la investigación pudo establecer que el joven había sido convencido por González para contratar un seguro de vida, del que él era beneficiario. Sin embargo, nunca pudo cobrar ese dinero, puesto que no se habían pagado las últimas primas.

González fue condenado a diez años, pero en la cárcel estudió Derecho y al salir en libertad, se tituló y borró sus delitos del sistema judicial, reinsertándose en la sociedad al parecer sin mayores problemas.

El intento fallido

Su segunda víctima fue Luis Olivares Grondona, un amigo que alguna vez incluso fungió como su chofer, a quien conocía desde hacía unos siete años. En 2012 González le volvió a hablar, pero esta vez no para ofrecerle una changa, sino un seguro de vida, del que su pareja sería beneficiaria. Unos meses después, lo invitó a su casa en Quilpué, solo para tomar unos tragos.

Según consta en la acusación del Ministerio Público, al momento de servirle el famoso “arreglado” chileno - vino con frutas -, González agregó alcohol metílico, comúnmente conocido como metanol, el que se metaboliza rápidamente en el cuerpo humano. Aunque le encontró un sabor raro, Olivares igual se lo tomó y a los minutos cayó desmayado.

El abogado tomó el cuerpo y se dirigió hasta un sitio eriazo de Villa Alemana, donde lo arrojó dentro de una fosa. Sin embargo, Olivares despertó horas después y logró salir, desorientado y con signos de una resaca descomunal, pero vivito y coleando.

“Me salvé de milagro, no se lo doy a nadie, el haber sido envenenado, de caer al suelo sin saber de nada, totalmente inconsciente...gateando llegué a la Comisaría”, señaló el mismo Olivares el día del juicio.

Tras la muerte de Natalia Véliz, González cobró un seguro de USD 116 mil.
Tras la muerte de Natalia Véliz, González cobró un seguro de USD 116 mil.

El homicidio consumado

“En primer lugar debo señalar que en el año 2013 conocí a la fallecida en la ciudad de Copiapó, a quien dejé de ver por diversas circunstancias, con quien me reencontré en el año 2017 en la ciudad de Quilpué”.

Así partió la declaración de Ricardo González a los detectives que lo interrogaron por primera vez en mayo de 2020 por la extraña muerte de Natalia Véliz López (40), acaecida en julio de 2018, quien había sido ingresada a la Urgencia del Hospital de Quilpué con vómitos y dolores de cabeza que no la dejaban dormir. Aunque los médicos diagnosticaron una posible meningitis, la mujer finalmente falleció de un edema pulmonar agudo.

Según consigna un reportaje de la Unidad de Investigación de BíoBíoChile, en esa declaración, que de tan metódica resultó finalmente sospechosa, González aseguró que solo eran amigos cercanos que se juntaban de vez en cuando y conversaban por celular. Tenía un “pololo” celoso, dijo también.

La última vez que vio a Natalia Véliz, la pasó a buscar a eso de las 17:00 horas, fueron a un restaurante y luego compraron una botella de whisky, dos bebidas y hielo, y enfilaron hacia el Tranque Recreo, zona bucólico campestre de la ciudad de Quilpué.

Allí bebieron dentro del auto unas tres horas. “Ella sujetaba los vasos, todo lo que bebíamos estuvo a la vista de ambos”, aseguró. Entonces ella se emborrachó y le pidió que lo abrazara, pero él se negó y la llevó a su casa, donde la esperaba su pareja. Según González, la mujer se bajó enojada del auto y recién volvería a contactarse con él al día siguiente por la tarde, para preguntarle qué tenía el trago que habían tomado puesto que se sentía enferma.

“Le indiqué que habíamos tomado lo mismo, que ella vio en todo momento lo que le serví”, recalcó.

González prosiguió su declaración a los detectives señalando que no había ido a ver a la víctima al hospital, ni tampoco asistido a su funeral, justamente para “evitar problemas” con la pareja de Natalia. Y en relación al seguro de vida a su nombre dijo que no, que aún no lo había cobrado, pues “por prudencia y respeto prefiero hacerlo una vez que todo esto concluya”, según consta en dicha declaración.

La familia de Véliz aseguró que hay al menos otros dos casos similares sin investigar.
La familia de Véliz aseguró que hay al menos otros dos casos similares sin investigar.

Meses después, González cobró los $109 millones (USD 116 mil) del seguro, titulándose finalmente de asesino en serie. Fue detenido y acusado también por el intento de homicidio de Luis Olivares Grondona en 2012. Durante el juicio que lo condenó a 24 años, el fiscal de la causa, Hernán Silva, explicó lo difícil que es detectar el veneno utilizado y detalló espeluznantes detalles de sus efectos en el cuerpo.

“El metanol es una sustancia que desaparece a las 12 a 24 horas del organismo, y el cerebro experimenta las consecuencias de deterioro. El cerebro se va licuando y la víctima empieza a perder la vista”.

Por ahora, solo queda esperar el resultado de los exámenes toxicológicos al cuerpo recién exhumado de Marcelo Montecinos, a fin de confirmar si se trata de una nueva víctima. Sin embargo, la familia de Natalia Véliz también denunció otros dos casos más de muertes sospechosas con el mismo modus operandi, en los que González también habría sido el adjudicatario del seguro de vida, por lo que varios años más podrían caerle al ya tristemente célebre “abogado del metanol”.

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