A pocos días de las elecciones presidenciales en Venezuela, el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil, que hace un mes rechazó una invitación del régimen de Nicolás Maduro de enviar observadores para fiscalizar los comicios, decidió finalmente este miércoles designar a dos representantes para monitorear el proceso electoral que se llevará a cabo el 28 de este mes.
Se trata de la directora de la Asesoría de Gestión Electoral del TSE, Sandra Damiani, y del jefe de la Coordinación de Sistemas Electorales, José de Melo Cruz, según una notificación envidada por la Justicia Electoral al Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil.
El TSE brasileño no ofreció detalles sobre las razones detrás de su cambio de postura. En junio, el tribunal había suscitado polémica al rechazar la invitación de Venezuela, en un contexto marcado por la exclusión de una misión de observación de la Unión Europea y dudas sobre la participación de candidatos opositores.
La incorporación de observadores internacionales en el proceso electoral venezolano fue una de las condiciones acordadas entre la dictadura y la oposición de Venezuela el año pasado durante las negociaciones en Barbados, impulsadas, entre otros actores, por Brasil.
El pasado 9 de julio, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que la “normalización de la vida política” en Venezuela significa la estabilidad de Suramérica y pidió que los resultados de las próximas elecciones en dicho país “sean reconocidos todos”.
El Gobierno brasileño espera que las elecciones que se celebrarán en Venezuela sean transparentes y que el resultado sea reconocido por todos los actores políticos, a fin de que el país pueda ser reintegrado al Mercosur.
“Brasil quisiera que Venezuela se reintegre al Mercosur”, bloque en el que el país está suspendido, “y a la comunidad internacional como un todo”, dijo en rueda de prensa la secretaria para América Latina y Caribe de la cancillería brasileña, Gisela Padovan.
Padovan dijo que existe la posibilidad de que el Parlamento del Mercosur (Parlasur) envíe una misión para las elecciones del 28 de julio, pero subrayó la posición del Gobierno brasileño, en el sentido de que el número de observadores en los comicios debería ser “el más amplio posible”, a fin de reforzar la legitimidad del proceso.
“Queremos un Mercosur de seis”, dijo la diplomática en alusión a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, fundadores del bloque al que ahora se suma Bolivia, en proceso de adhesión.
Venezuela está suspendida del Mercosur desde 2017, debido a la falta de ratificación de muchos de las normas internas del bloque y también por violaciones a la llamada cláusula democrática.
“Baño de sangre”
Este miércoles, el dictador venezolano, Nicolás Maduro, advirtió que si no resulta reelecto en los comicios del 28 de julio, el país podría enfrentar un “baño de sangre” y una “guerra civil fratricida”.
En un discurso pronunciado en la Parroquia La Vega, en Caracas, enfatizó que su victoria es crucial para evitar estos conflictos: “El 28 de julio, si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo”.
Ésta no es la primera vez que hace alusión a un enfrentamiento en el contexto de un resultado electoral que le resulte negativo. El jueves pasado dijo que el país decidirá “guerra o paz” en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio.
“El 28 de julio se decide guerra o paz, guarimba (protesta violenta) o tranquilidad, proyecto de patria o colonia, democracia o fascismo. ¿Están preparados? ¿Están preparadas? Yo estoy preparado, tengo el amor por Venezuela, tengo la experiencia, no le tengo miedo ni al demonio, Dios viene conmigo, Dios con nosotros, el pueblo con nosotros”, afirmó el dictador de Caracas.
(Con información de EFE)