A pesar de que Costa Rica fue el primer país centroamericano que formalizó relaciones diplomáticas con la República Popular China, el 1 de junio de 2007, 17 años después tiene altibajos en temas de comercio, fallidas inversiones y una polémica en torno a las redes de telefonía 5G.
Así lo expuso el expresidente costarricense Luis Guillermo Solís (2014-2018), quien reconoció que la relación con China “ha tenido altos y bajos”, principalmente en temas de comercio.
El expresidente Solís participó como fuente primaria en el estudio de caso de Expediente Abierto “La influencia de China en Costa Rica”, y fue entrevistado presencialmente por periodistas de Expediente Público.
El foco de esta intervención fue, además de temas comerciales, algunos acuerdos políticos entre China y Costa Rica que fueron establecidos durante su administración, proyectos de infraestructura y la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
Comercio con China no favorece a Costa Rica
“La relación no ha seguido siendo tan favorable a Costa Rica en términos de comercio internacional como lo fue en otros momentos cuando nosotros le exportábamos a China más de mil millones de dólares por año en microchips de Intel”, sostuvo el exmandatario.
“Es cierto que no hemos podido superar ciertos umbrales que son muy bajitos en materia de comercio exterior, a pesar de que tenemos el primer Tratado de Libre Comercio de China con América Central”, reconoció Solís.
El Tratado de Libre Comercio se firmó el 8 de abril de 2010, aún bajo el mandato de Óscar Arias (2006-2010), pero el acuerdo en la actualidad no ayuda a superar el déficit comercial con China.
Déficit de casi US$ 3 mil millones
El estudio de Expediente Abierto destaca que, aunque Costa Rica comenzó a exportar más a China en los primeros años, el comercio bilateral fue rápidamente desfavorable, por lo que hoy hay un déficit de 90%, unos US$2,990 millones en 2023.
Pese a que el TLC fue uno de los primeros y “más rápidamente negociados en la historia del país” centroamericano existen otras causas que no permiten aumentar el intercambio comercial con China, sostiene Solís.
“Los chinos tienen un régimen de protección no arancelaria que es altísimo, que es muy fuerte. Entonces, tardamos casi diez años para poder exportar a China dos productos que para nosotros son normales en otros países, que son el camarón y la piña”, explicó el exmandatario.
Las exportaciones de Costa Rica llegaron a USD 18,244 millones en 2023, siendo Estados Unidos el principal destino (46%), seguido de Holanda (8%), Guatemala (5%), Bélgica (5%) y Nicaragua (4%), según estadísticas de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (Procomer).
El comercio exterior con China en 2023 representó apenas el 2%, señalan las estadísticas de Procomer con USD 402.7 millones vendidos.
Solís reitera que “en estos momentos el déficit de la balanza comercial es muy desfavorable para Costa Rica y muy favorable para China”.
Unas relaciones desiguales
Luis Guillermo Solís gobernó Costa Rica entre 2014 y 2018, y durante su gestión, tras una visita de Estado a Pekín en el año 2015, se firmó un Plan de Acción Conjunta que se caracterizó por la cooperación y permitió afianzar las relaciones entre ambos países.
A la fecha, sin embargo, las relaciones parecen no dejar los resultados deseados a los costarricenses, debido a que tienen un “comercio que ha crecido poco” y proyectos de infraestructuras que “han tenido dificultades”.
“Si usted me dijera, bueno, pero en general ¿cómo aprecia usted la presencia de China hoy? Yo diría que es una presencia agridulce, que tiene algunas cosas que van mejor y otras que no van tan bien”, dijo.
Con el tiempo, estas relaciones adquirieron una nueva dimensión, “que es quizá la más estratégica de todas, la que tiene que ver con la alta tecnología y el establecimiento de la red 5G, que es una de las especialidades de China”, añadió Solís.
El ex mandatario llama a China la “gran potencia del siglo 21″. Afirma que se trata de una “fuerza geopolítica de naturaleza global que no admite dudas” y que en 2007 otorgó a Costa Rica “exclusividad” y una “ventaja que tenía que aprovecharse”, lo que en ese momento constituyó una “oportunidad que no era objetada por los Estados Unidos”.
“Estados Unidos dejó que China entrara a América Latina (...), el que invita a China no objetando su presencia en América Latina fue la potencia hegemónica en América Latina que eran los Estados Unidos”, insistió Solís.
Sin embargo, el estudio de Expediente Abierto, recomienda “para evitar una posición frágil frente a la influencia de China, Costa Rica debería preservar y profundizar los lazos con Estados Unidos, beneficiándose de las inversiones que su principal socio comercial le ofrece en diversos sectores como el de los microchips”.
“Asimismo, tendría que replantear el TLC con el gigante asiático, explorando nuevos nichos de exportación que le permitan enviar una mayor cantidad de productos manufacturados a Asia y, por qué no, expandir el comercio con otros aliados de la zona, como Singapur y Corea”, detalla el estudio del centro de pensamiento centroamericano.
Por otra parte, en abril de 2024, Pekín reclamó a Costa Rica por las declaraciones de la Asesora Adjunta de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Anne Neuberger, quien durante su visita a San José advirtió de “riesgos” por la participación de China en las telecomunicaciones.
Neuberger junto al embajador itinerante para Ciberespacio y Política Digital, Nathaniel C. Fick; y la embajadora de Estados Unidos, Cynthia Telles, se reunieron con el presidente Rodrigo Chaves y miembros de su gabinete en San José, para conversar sobre las prioridades compartidas relacionadas con ciberseguridad y telecomunicaciones.
La embajada de China en Costa Rica en un comunicado calificó como “pura mentira” las declaraciones de los funcionarios estadounidenses. Por otro lado, el despliegue de la tecnología 5G en Costa Rica generó una gran polémica por la decisión de la presidencia de Rodrigo Chaves de poner requisitos que dejarían fuera a las industrias chinas como Huawei.
Chaves firmó un reglamento sobre medidas de seguridad para redes de quinta generación (5G), cuya vigencia inició este 31 de agosto con su publicación en el diario oficial La Gaceta.
“Siendo historiador y conociendo bastante bien cómo es que se comportan las potencias, ni le quito mérito a las acusaciones, ni tampoco a las opiniones en contra, porque son ya luchas entre Estados que están buscando beneficios económicos y posicionamiento geopolítico, y en zonas que, en el caso de los Estados Unidos, son altamente sensibles para su seguridad nacional”, destacó Solís.
Por otra parte, no solo Estados Unidos, sino, otras potencias económicas, han prohibido a las empresas chinas participar en el mercado de telecomunicaciones 5G, por temor a espionaje y mal manejo de los datos personales de los usuarios.
Ruta 32, un proyecto fallido
Según el informe: “Estudio de caso: la influencia China en Costa Rica”, el estadio de San José, situado en el parque La Sabana, inaugurado apenas cuatro años después del establecimiento de las relaciones diplomáticas y el proyecto de abastecimiento de agua Cañas-Bebedero en el cantón de Cañas, en la provincia de Guanacaste, inaugurado en 2022, son algunas obras chinas donadas en el país centroamericano que tuvieron un buen desarrollo.
Pero hay otras obras que no han tenido un buen final en este periodo de 17 años.
Durante la gestión de Solís, la Asamblea Legislativa de Costa Rica aprobó un préstamo por USD 465 millones con el Banco de Exportación e Importación de China (Eximbank) para ampliar a cuatro carriles un tramo de 107 kilómetros de la Ruta 32, que conecta a San José, la capital, con la ciudad de Limón en el Caribe costarricense.
El proyecto lleva 10 años y no finaliza, y la construcción está a cargo de la China Harbour Engineering Company LTD (CHEC), una de las empresas chinas salpicada de corrupción, tal y como reveló Expediente Público en la investigación titulada: Honduras negocia proyectos portuarios con empresa china salpicada por corrupción a nivel mundial.
En 2020 se descubrió que CHEC sacó maquinaria pesada de Costa Rica hacia Jamaica, “sin contar con el permiso correspondiente del Ministerio de Obras Públicas y Transporte”, refiere el centro de pensamiento Expediente Abierto en el estudio de caso “La influencia de China en Costa Rica”.
A finales de 2023, el avance global de la obra era de un 83% y se prevé que esté lista a finales de este año o inicios del próximo 2025.
La obra presentó retrasos debido al retraso en las expropiaciones y reubicación de servicios. De 254 expedientes para tramitar expropiación, sólo 52 fueron resueltos. Asimismo, de 99 kilómetros de fibra óptica, solo 22 pudieron reubicarse.
El análisis de Expediente Abierto expone que desde un inicio hubo voces críticas al desarrollo del proyecto. En 2014, la Universidad de Costa Rica instó a la Asamblea Legislativa a rechazar la propuesta de ley, considerándola portadora de “serios vicios de inconstitucionalidad que lesionan la soberanía nacional”.
Por otro lado, la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC), llamó la atención sobre algunos elementos “potencialmente comprometedores para el Estado costarricense, tanto en el desarrollo de la obra, como en su relación con CHEC, el gobierno chino y el pago de intereses del préstamo”.
En 2017, el gobierno de Luis Guillermo Solís autorizó el inicio de los trabajos a pesar de que aún había 1,200 expropiaciones pendientes, uno de los mayores retrasos que persisten a la fecha, reconoce el exmandatario.
“En la Ruta 32, un incumplimiento grave del Estado costarricense ha sido el tema de las expropiaciones, que están sumamente atrasadas. Cuando se negoció el primer contrato de la Ruta 32 no había ni siquiera un anteproyecto, el cual se puede hablar formalmente. Entonces hubo que renegociar una cosa de la cual no se tenía mucha noticia”, explicó Solís.
Según el ex mandatario, el Gobierno de Costa Rica cambió varias veces las “prioridades de financiamiento de la Ruta 32″.
“Hasta donde yo entiendo, fondos que estaban destinados a la (Ruta) 32 para, por ejemplo, hacer expropiaciones, se trasladaron a otros proyectos que se consideraban más prioritarios y que podían dar más rédito a la administración que una ruta que, probablemente, no se iba a terminar en el cuatrienio respectivo”, agregó el expresidente.
Denunciar e investigar incumplimientos
Algunas de esas compañías chinas tienen un largo historial y mal récord por incumplimientos, presuntos actos de tráfico de influencias y pagos de sobornos en la región de las Américas.
“Donde haya habido incumplimientos o ilegalidades, y poca transparencia o imposición de condiciones de parte de empresas chinas, tiene que investigarse. Y si son abusos, que han llevado a actos que son lesivos al interés público, tienen que ser denunciados”, añadió el exmandatario.
El análisis de Expediente Abierto expone otros aspectos relacionados con las “prácticas depredadoras de algunas empresas chinas” que desarrollan proyectos de infraestructura en Costa Rica e “incurren con frecuencia en malas prácticas e infringen legislaciones de carácter nacional e internacional”, como ocurrió con el proyecto fallido de la Refinería Soresco.
Soresco, según Expediente Abierto, emergió como el proyecto de infraestructura “más ambicioso entre China y Costa Rica”, en el año 2009, bajo el segundo mandato de Óscar Arias, para el cual se requerían 1,300 millones de dólares. Esta obra buscaba mejorar y operar durante 15 años una refinería ya existente en la provincia de Limón.
“Nunca entendí muy bien cuál era el sentido de tener una refinería de petróleo en Costa Rica cuya huella, más bien, estábamos tratando de eliminar”, criticó Solís.
“Si hubiera sido un proyecto piloto para la generación de nuevos combustibles, de producción de combustibles verdes, de hidrógeno (...), uno hubiera encontrado algún sentido, pero esa era una refinería que no coincidía con la lógica de nuestro desarrollo”, explicó el expresidente.
La Franja y la Ruta con Costa Rica
En septiembre de 2018, China y Costa Rica suscribieron un memorando de entendimiento sobre cooperación en el marco de la iniciativa conocida como la Franja y la Ruta. Epsy Campbell, vicepresidenta durante el mandato de Carlos Alvarado, fue la encargada de la firma.
El acuerdo, según el estudio de caso de Expediente Abierto, no señaló “medidas puntuales de cooperación ni el desarrollo de proyectos concretos para Costa Rica”.
Solís reconoce que, la iniciativa de la Franja y la Ruta no ha representado beneficios en materia de infraestructura para Costa Rica. Lo anterior, debido a que China no podía ofrecer al país centroamericano más oportunidades de cooperación en el marco de esta iniciativa “mientras estuvieran pendientes los procesos que teníamos caminando desde antes de la llegada de mi administración al poder”, puntualizó.
Publicado originalmente en Expediente Público