Dritan Gjika, un traficante albanés, estableció una red sofisticada de tráfico de cocaína desde Ecuador. Según una reciente investigación de Insight Crime, Gjika llegó a Ecuador en 2009 y obtuvo la ciudadanía en 2013, se quedó en Guayaquil y desde esa ciudad construyó un imperio de narcotráfico bajo la fachada de ser un empresario. Su habilidad para integrarse y operar dentro del país lo convirtió en uno de los traficantes más destacados.
El 6 de febrero de 2024, la Policía Nacional de Ecuador llevó a cabo una redada en su lujosa casa a las afueras de Guayaquil, encontrando armas y municiones, pero no a Gjika. La operación fue parte de un esfuerzo mayor en el que las policías de España y Ecuador detuvieron a 31 miembros de una red intercontinental de tráfico de cocaína, acusados de traficar toneladas de cocaína colombiana a Europa a través de Ecuador, con incautaciones que sumaban más de 9.5 toneladas y bienes inmovilizados por valor de más de USD 51 millones.
A Gjika se lo acusa de haber establecido esta operación sofisticada con la ayuda de influyentes hombres de negocios y funcionarios del gobierno, incluyendo protección de altos mandos de la Policía de Ecuador. Según Insight Crime, Gjika “se convirtió en uno de los más destacados traficantes albaneses que han llegado a desempeñar papeles clave en el tráfico de drogas de Ecuador en los últimos años”. Aunque muchos de sus asociados fueron capturados, Gjika sigue prófugo.
La organización de Gjika utilizaba empresas de exportación para traficar cocaína a Europa, y en 2018, compró acciones en Agricomtrade, otra empresa exportadora. Agricomtrade envió más de 150 cargamentos a la importadora albanesa Alba Exotic Fruit, implicada en la importación de cocaína en Albania. Gjika prefería no involucrarse directamente en el manejo de drogas, delegando estas tareas a una red de operadores con quienes se comunicaba principalmente a través de Skype. Según un funcionario de la policía antinarcóticos ecuatoriana, Gjika “nunca tocó un gramo de droga”.
La red de Gjika se abastecía de cocaína de proveedores colombianos, recibiendo hasta 4 toneladas al mes, con pagos depositados en cuentas de miembros de su red. Los subcontratistas ecuatorianos se encargaban del almacenamiento y transporte, siendo pagados en cocaína, que luego distribuían localmente. Esta estructura ayudó a Gjika a evitar dejar rastros en papel que lo vincularan directamente con el narcotráfico.
La protección de Gjika por parte de funcionarios como Tannya Varela, exjefa de la policía de Ecuador, facilitó sus operaciones. Varela es investigada por ayudar a Gjika en asuntos de seguridad y ubicando policías de confianza en lugares clave. Según Insight Crime, Gjika “trabajaba junto a Mario Sánchez Rinaldi”, quien desempeñaba un papel clave en el lavado de activos de la organización. Rinaldi es, según el portal, “un empresario argentino-italiano radicado en la Costa del Sol española”.
Nacido en Shkodër, Albania, en 1976, Gjika dejó pocas huellas de su vida en su país de origen, según relata el portal especializado en seguridad. No hay registros de actividades ilegales en Albania, según Dorjana Bezat, una periodista albanesa. En Ecuador, sin embargo, Gjika empezó a construir su red comprando la empresa de exportación Cresmark S.A. en 2014 y creando una empresa de construcción con Rubén Chérres, un empresario con conexiones políticas y antecedentes en narcotráfico.
Chérres fue un aliado crucial para Gjika debido a sus conexiones con las élites empresariales y políticas de Ecuador, incluyendo vínculos con Danilo Carrera, cuñado del presidente Guillermo Lasso. Estas conexiones permitieron a Gjika establecer y expandir sus operaciones de tráfico de cocaína. Según Insight Crime, Chérres fue absuelto de cargos de narcotráfico en 2000 gracias a testimonios de personas influyentes.
El escrutinio sobre Gjika aumentó en 2023 con la revelación de un esquema de corrupción que involucraba a Danilo Carrera y Rubén Chérres. La publicación de investigaciones policiales vinculó a Gjika con esta red de corrupción, contribuyendo a un escándalo político que dio paso al inicio del juicio político contra el presidente Lasso, aunque finalmente la acusación contra el ex mandatario se basó en negligencias sobre la Flota Petrolera Ecuatoriana y no sobre el caso de Carrera, Gjika y Cherres.
Gjika huyó de Ecuador el 9 de enero de 2023. El 31 de marzo de ese mismo año, su socio, Rubén Cherres fue asesinado junto a su pareja y otros acompañantes en una casa de playa. Los cadáveres tenían signos de tortura.