Cristian Cevallos, jefe de la cápsula de seguridad de Fernando Villavicencio reveló en el juicio por el asesinato del candidato presidencial que el momento del sicariato “llegaron de todas partes” y que la protección brindada a Villavicencio era insuficiente. Según el capitán de la Policía Nacional, él sobrevivió “de milagro” debido a los escasos recursos con los que contaban para proteger al político ecuatoriano. Las declaraciones sucedieron el 1 de julio durante el tercer día de juicio contra los autores materiales. Este 2 de julio la audiencia continúa.
Fernando Villavicencio fue un político, sindicalista y periodista ecuatoriano conocido por sus denuncias de corrupción. En las elecciones generales extraordinarias del 2023, se postuló a la Presidencia. A 11 días de las elecciones, el 9 de agosto de 2023, fue asesinado. El ataque ocurrió a la salida de un evento de campaña en Quito. La Fiscalía ha procesado a varias personas por su presunta participación en el crimen, aunque siete de ellos están muertos. Uno murió el mismo día del magnicidio y los demás fueron asesinados mientras estaban detenidos. Aunque la viuda de Villavicencio relató que el FBI logró entrevistar a los sicarios un día antes de que fueran liquidados.
El jefe de seguridad destacó que a pesar del riesgo de muerte que enfrentaba Villavicencio, la cápsula de seguridad estaba conformada solo por cinco personas: él, un sargento y tres cabos. Dos miembros habían renunciado debido a la falta de recursos, ya que la movilización era autofinanciada. Además, la camioneta utilizada no estaba equipada para resistir balas. “A mí nadie me tomó en serio. Yo solicitaba, suplicaba, pero nadie me hizo caso”, declaró el capitán al referirse a sus pedidos de dotación y logística para proteger a Villavicencio, de acuerdo con La Hora.
Cevallos mencionó que había solicitado armas largas a la Dirección Nacional de Protección para resguardar a Villavicencio, pero no fue hasta el 10 de agosto de 2023, un día después del asesinato, que le informaron que podía recogerlas. Sin embargo, no lo hizo, pues “ya no era necesario”. También pidió al general César Zapata, actual comandante general de la Policía, que se le asignara un equipo táctico, de inteligencia y para servicios urbanos para acompañar a Villavicencio, pero esta solicitud tampoco fue atendida, según La Hora. Cevallos relató que desde 2022 se le asignó la seguridad de Villavicencio. El oficial se refirió en buenos términos del político y señaló: “Para mí era un honor haber estado junto a una persona tan correcta y recta”, según recogió el medio ecuatoriano.
El testimonio del jefe de seguridad reveló las múltiples fallas y carencias en la protección del candidato presidencial. Otros miembros de la Policía Nacional que formaban parte del equipo de protección también comparecieron en el juicio. Luis C., uno de los integrantes de la cápsula, relató que no pudo avanzar rápidamente con la camioneta cuando Villavicencio se subió, debido a la multitud que rodeaba el vehículo. Una persona disparó cerca de la camioneta, por lo que Luis C. sacó su arma para repeler el ataque y controló al atacante en el suelo, según informó Teleamazonas.
El día del magnicidio
El día del asesinato, el 9 de agosto de 2023, el capitán indicó que recogió al candidato en el aeropuerto de Quito a las 11:30 tras su regreso de Guayaquil. Lo llevó a su domicilio y, más tarde, a las 14:30, lo trasladó a un restaurante en la avenida Colón para una reunión con su equipo de comunicación. Posteriormente, Villavicencio asistió a un mitin político en un colegio del norte de Quito, donde había entre 800 y 1000 personas.
Según el testimonio publicado por La Hora, al finalizar el evento a las 18:00, Cevallos escuchó a alguien gritar “sácalo”. Aunque no hubo disparos en ese momento, esos gritos se quedaron grabados en su memoria. Cuando Villavicencio ingresó a la camioneta, comenzaron las detonaciones. “Reduje silueta y saqué mi pistola, pero los disparos llegaron de todas partes”, relató el capitán. Cevallos subió a la camioneta y le dijo a Villavicencio: “Nos atacaron, resista”. Inmediatamente, intentó proteger a Villavicencio conduciendo en contravía hacia una clínica cercana. Una mujer en la clínica, cuya identidad como doctora o enfermera no pudo confirmar, le dijo que el candidato aún tenía signos vitales. Entonces Cevallos solicitó al guardia de la clínica que pidiera refuerzos al ECU 911, temiendo que los atacantes “volverían a rematarlos”. Horas después, un médico le informó que Villavicencio había fallecido: “Yo estaba en shock, no podía hablar, ni responder”, expresó el capitán.
En el juicio también rindieron su versión las personas que resultaron heridas de forma colateral durante el ataque. Relataron haber sido trasladadas a distintas casas de salud para recibir atención médica y destacaron la necesidad de acudir a terapia psicológica para afrontar las secuelas del atentado.
En el primer día del juicio, se escuchó el testimonio de un testigo protegido que reveló los vínculos políticos del asesinato y aseguró que: “Esa cabeza (la de Fernando Villavicencio) valía USD 200.000 y la mandó a hacer el Gobierno de (Rafael) Correa”.