Cada año, las ballenas jorobadas realizan un épico viaje desde las frías aguas de la Antártida hasta las cálidas costas de Ecuador. El trayecto de más de 16.000 kilómetros tiene como objetivo la reproducción y el alumbramiento de sus crías. Este fenómeno natural no solo es un espectáculo impresionante, sino que también tiene un impacto significativo en las comunidades locales y el turismo del país sudamericano.
El viaje de las ballenas jorobadas es uno de los más impresionantes de la naturaleza no solo por su extensión sino por los múltiples desafíos en su travesía. Este recorrido no solo requiere una increíble resistencia, sino también el uso de la habilidad innata para la navegación de estos mamíferos. Las ballenas utilizan una combinación de memoria, señales ambientales y posiblemente el campo magnético terrestre para orientarse.
Durante su estancia en las aguas frías del sur, las ballenas se alimentan principalmente de krill y plancton, acumulando reservas de energía para su próximo viaje de migración. Este ciclo anual de migración y reproducción es crucial para la supervivencia de la especie. Este mamífero puede consumir hasta una tonelada de alimento por día.
Las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) son conocidas por sus acrobacias y cantos complejos. Entre los meses de junio y octubre, estas majestuosas criaturas se congregan en las costas ecuatorianas, principalmente en la provincia de Manabí y Santa Elena, donde las aguas cálidas y poco profundas ofrecen un ambiente ideal para el apareamiento y el nacimiento de las crías. En 2021 más de 6.000 ballenas llegaron a Ecuador, y en 2024 se estima que aproximadamente 2.000 ballenas transitarán por la costa durante esta temporada.
Estos mamíferos marinos pueden llegar a medir hasta 16 metros de longitud y pesar alrededor de 36 toneladas. Los machos emiten cantos largos y elaborados, que pueden durar hasta 20 minutos y repetirse durante horas, con el propósito de atraer a las hembras y establecer su dominio. Los cantos de la ballena jorobada son exclusivos para los machos.
El recorrido de 16.000 kilómetros
Las primeras ballenas llegan en el mes de mayo desde la Antártica con los machos jóvenes. La migración la realizan en grupo y su objetivo es huir del frío antártico para llegar al “área de reproducción G” del Hemisferio Sur, llamada así por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Este área inicia en el norte de Perú y termina en Costa Rica y Panamá.
Los machos jóvenes necesitan tener mayores oportunidades para aparearse, así que se movilizan a distancias mayores en el área de reproducción. Entre julio y agosto, las hembras y machos maduros llegan a las costas ecuatorianas. Finalmente, hasta septiembre llegan las hembras preñadas, once meses antes, para dar nacimiento a sus crías.
Las ballenas jorobadas llegan a la madurez sexual entre los 2 y los 5 años. Cuando llegan a los 11 metros de largo, están listas para el apareamiento. Las hembras tienen un periodo de gestación entre 11 y 12 meses. Cuando finaliza el apareamiento, las últimas ballenas en regresar a la Antártica son las madres y sus crías porque necesitan más tiempo para amamantar a su cría y reforzar la capa de grasa de esta para que pueda resistir el viaje de regreso al área de alimentación, durante octubre y noviembre.
El área de alimentación de las ballenas jorobadas está principalmente en la Península Antártica, sin embargo, se han registrado conexiones migratorias desde Ecuador con Chañaral de Aceituno, Golfo de Corcovado y el Estrecho de Magallanes en Chile, de acuerdo al Manual de Campo de Observación de Ballenas en Ecuador elaborado por el Ministerio de Turismo del Ecuador, en colaboración con la Pacific Whale Foundation.
Las ballenas jorobadas incrementan el turismo
El avistamiento de ballenas es una actividad popular en Ecuador que atrae a miles de turistas cada año. Puerto López, en la provincia de Manabí, a 219 kilómetros de Guayaquil, es uno de los epicentros de esta actividad. Esta pequeña localidad costera celebra anualmente el Festival de Observación de Ballenas Jorobadas, que en 2024 tendrá su decimosexta edición. El evento busca promover el turismo y la importancia de la conservación marina.
Las autoridades locales y nacionales han implementado diversas medidas para asegurar que el avistamiento de ballenas se realice de manera responsable y sostenible. Empresas turísticas autorizadas operan en varios balnearios, incluyendo Puerto López, Salinas y Ayangue. Estas empresas deben cumplir con estrictas regulaciones de seguridad y protección ambiental para minimizar el impacto en las ballenas y su hábitat. “El turismo es utilizado como un vehículo de conservación y desarrollo,” señaló Niels Olsen, Ministro de Turismo de Ecuador, cuando en junio se anunció el inicio de la temporada de avistamiento.
El “programa de apadrinamiento” de ballenas es una iniciativa en Puerto López que pretende motivar la participación de los turistas en la conservación de estos cetáceos. A través de este programa, los visitantes pueden adoptar una ballena jorobada, comprometiéndose a proteger su hábitat y a financiar investigaciones científicas para su conservación.
Las ballenas ecuatorianas
Investigadores de todo el mundo estudian estas migraciones para comprender mejor el comportamiento y la ecología de las ballenas. Los datos recopilados durante la temporada de avistamiento ayudan a informar políticas de conservación y a desarrollar estrategias para proteger a estas especies vulnerables.
Incluso el origen de las ballenas es un aspecto cultural significativo. Hay la creencia entre los pescadores locales de que algunas de estas ballenas son descendientes de aquellas que fueron cazadas por balleneros ecuatorianos en el pasado. Esta creencia se fundamenta en el hecho de que las ballenas jorobadas tienden a regresar a las mismas áreas para reproducirse y dar a luz, lo que ha llevado a la idea de que son “de origen ecuatoriano” debido a su fidelidad a las costas de Ecuador.
Los expertos señalan que se cree que las ballenas regresan cada año al sitio donde nacen y son fieles a sus áreas de reproducción y alimentación. Además, se cree que, posiblemente, las ballenas jorobadas aprenden la ruta migratoria desde jóvenes, gracias a factores externos como las corrientes marinas, topografía del fondo marino o la variabilidad en la temperatura del mar. Algunos aseguran que las ballenas son ecuatorianas, porque “se hacen y nacen en Ecuador”.