(Desde Montevideo, Uruguay) - El capo de la mafia italiana Rocco Morabito se escapó caminando hace cinco años de la Cárcel Central de Montevideo. Desde entonces su nombre suele ser un tema recurrente en las discusiones de la política uruguaya: a él apelan los dirigentes del actual oficialismo para cuestionar la gestión de seguridad del Frente Amplio, que gobernaba cuando el mafioso se fugó.
Morabito es considerado el capo de la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa. Desde 1995 era buscado por la justicia italiana, que lo acusaba de asociación ilícita y tráfico de drogas, y que había sido condenado en ausencia a 28 años de cárcel, que más tarde se amplió a 30.
Durante los años 90, Morabito fue conocido como el “rey de la cocaína de Milán”.
En 2017, las autoridades de Uruguay detuvieron a Morabito, quien llegó a ser uno de los delincuentes más buscados del mundo, en un hotel de Montevideo. Residía hacía 30 años en Punta del Este, con otra identidad.
La Justicia del país aprobó su extradición a Italia en 2018, pero en junio de 2019 protagonizó esta sonada fuga por la azotea de la cárcel uruguaya junto a otros tres extranjeros. Estuvo prófugo hasta mayo de 2021, cuando fue capturado en Brasil.
Mientras tanto, el caso sigue causando polémica en Uruguay, al punto que el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou opinó públicamente del tema y cuestionó a la Justicia. ”Hay causas que van a 180 kilómetros por hora y otras o no van o están quietas (…) Hace cuánto que se escapó por la puerta de la cárcel y todavía no sabemos nada, y hay otras que van más rápido”, dijo en una rueda de prensa semanas atrás.
La Policía culminó hace un tiempo la investigación y todo lo que se concretó relacionado a la causa fue la imputación de un ciudadano ruso, cómplice de la fuga, informó el diario El País este domingo. Por el caso pasaron dos fiscales y hubo varias sanciones administrativas que dispuso el Ministerio del Interior meses atrás. En calidad de indagados declararon jerarcas policiales de la época, como el director de la Policía Mario Layera, el ex ministro del Interior Eduardo Bonomi y el director de la Guardia Republicana Eduardo Clavijo.
A raíz de este caso también se abrió una segunda investigación porque se conoció que Morabito recibía de forma sistemática la visita del narcotraficante mexicano Gerardo González Valencia sin la autorización policial. Morabito, a su vez, estaba preso en una celda preferencial.
La investigación en la Justicia uruguaya incluyó la indagatoria a 15 policías del servicio dentro del recinto penitenciario. Un año después, la policía de Argentina también arrastró a un hombre, Ferdinando Sarango, miembro de la ‘Ndrangheta, quien se encargó de introducir en prisión la suma de 50.000 euros para sobornar a los agentes.
Pero la falta de avance también ha motivado críticas por parte del gobierno de Lacalle Pou y preocupa a la fiscal general de la Nación Mónica Ferrero, según la información del medio uruguayo. En el Ministerio del Interior se mantiene el pesimismo sobre los avances.
En julio de 2022, Morabito llegó al aeropuerto Ciampino de Roma tras haber sido extraditado desde Brasil.
Después de la captura de Morabito en Brasil, el primer fiscal del caso, Ricardo Lackner, justificó la demora en resolver la causa que entonces llevaba dos años por el hecho de haber priorizado la captura del mafioso. “Existió una definición de priorización”, explicó. Alegó también que las fiscalías reciben “una multiplicidad de denuncias de materia muy diversas” que a veces son “urgentes” pero no “importantes” y se deben atender.
“Lo que no queríamos era que por dar satisfacción a la comprensible ansiedad de la opinión pública de saber lo que había pasado con la fuga, pudiéramos perjudicar el objetivo central que es el de cumplir en primer lugar con la recaptura”, argumentó.