El Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador anunció que requerirá visa para los ciudadanos chinos que deseen ingresar a Ecuador. Esta medida responde al “inusitado incremento de los flujos migratorios irregulares” provenientes de China, que han generado preocupaciones en las autoridades ecuatorianas. La medida entrará en vigencia desde el 1 de julio.
En los últimos meses, explicó la Cancillería en un comunicado, se ha observado un aumento significativo en el número de ciudadanos chinos que ingresan a Ecuador y no salen dentro del plazo permitido de 90 días. Según el Ministerio, aproximadamente el 50% de estos ingresos no se registran saliendo del país por vías regulares, lo que sugiere que muchos se encuentran en situación migratoria irregular o han salido de manera no oficial hacia otros destinos en el hemisferio.
Con esos antecedente, el gobierno ecuatoriano suspendió temporalmente el Acuerdo sobre la mutua supresión del requisito de visa para portadores de pasaportes ordinarios entre la República del Ecuador y la República Popular China. Esta medida busca garantizar la seguridad de quienes visitan el país, evitando que sean víctimas de trata de personas o tráfico de migrantes, y asegurar un adecuado control migratorio nacional, según comunicó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Por su parte, un portavoz del régimen chino, Lin Jian, dijo que “China se opone firmemente a cualquier forma de inmigración ilegal”. Además, aseguró que “en los últimos años las fuerzas del orden chinas han tomado medidas contundentes para combatir los delitos que obstaculizan la gestión de las fronteras nacionales y han mantenido una postura estricta y de alta presión contra todo tipo de inmigrantes ilegales”, según recogió EFE. Además, Jian explicó que China está “trabajando con países relevantes para combatir conjuntamente las actividades de contrabando transfronterizo y la inmigración ilegal”.
En mayo de este año, Infobae ya reportó cómo Ecuador se convirtió en vía de escape de los chinos que huyen del régimen de Xi Jinping hacia Estados Unidos. Aunque la Cancillería no ha especificado el destino de las migraciones irregulares chinas, varias investigaciones indican que uno de los destinos de estos ciudadanos son los EE.UU.
Ecuador se ha convertido en un punto clave en la ruta migratoria de ciudadanos chinos hacia Estados Unidos. La política de exención de visa ha sido la que facilita la entrada de estos migrantes al país. Desde allí, los chinos inician su peligroso viaje a través de Colombia, en la frontera norte del Ecuador, pasando por la Selva del Darién. La represión política y las difíciles condiciones económicas en China han provocado que solo en el 2023, 50.000 migrantes chinos ingresaran a Ecuador. De estos, la mitad abandonó el país.
El trayecto para huir del régimen chino, liderado por Xi Jinping, puede durar meses. Quienes se atreven a dejar el país deben cruzar el continente. La travesía puede costar miles de dólares. Muchos optan por volar a Estambul, en Turquía, o Addis Abeba, en Etiopía, para luego dirigirse a Ecuador, uno de los escasos países latinoamericanos que permite la entrada sin visa a ciudadanos chinos. El peligroso y tenso viaje hasta llegar a Estados Unidos se atraviesa principalmente por tierra.
Los migrantes escapan de China, principalmente, por la represión política. Las dificultades del viaje, incluyendo condiciones peligrosas y el riesgo de violencia, son una opción para quienes buscan oportunidades lejos del régimen. Un informe del Wilson Center menciona un cambio importante en las rutas de inmigración de ciudadanos chinos hacia Estados Unidos. Históricamente, los chinos solían ingresar al país norteamericano a través de programas educativos o visas de trabajo H1-B. Sin embargo, cada vez más ciudadanos chinos están llegando a Estados Unidos cruzando la frontera sur y solicitando asilo político debido al temor al gobierno autoritario de Xi Jinping. Según el documento, se cree que las restricciones en la emisión de visas durante la pandemia han dificultado obtener visas laborales y turísticas, lo que ha generado un aumento en la migración a través del límite sur.