El ex presidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) afirmó este domingo que la decisión del Gobierno de Luis Arce de poner a militares a controlar la venta de combustibles en estaciones de servicio para evitar su desvío al contrabando es el “inicio de la militarización” del país.
“Lo que dijo Lucho (Arce) que vamos a controlar las estaciones de servicio con militares es el inicio de la militarización de Bolivia, que sepa el pueblo boliviano”, manifestó Morales en su programa dominical en la radio cocalera Kawsachun Coca.
A su juicio, uno o dos soldados en las gasolineras no tienen posibilidades de hacer un control real de la venta de combustibles y “sólo van a mirar”.
“No se puede entender, ya empieza un proceso de la militarización”, insistió el también líder del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) y sostuvo que “no es misión de las Fuerzas Armadas estar en las estaciones de servicio”.
También aseguró tener información de que hay una instrucción para que las Fuerzas Armadas estén “en posición de apronte frente a las movilizaciones” anunciadas desde este lunes por sectores que protestan por la falta de dólares y combustibles, y por el encarecimiento de algunos alimentos.
Morales está distanciado de Arce desde fines de 2021 y, entre otras críticas, lo ha cuestionado por el manejo de la economía.
Los militares controlan desde el miércoles algunas estaciones de venta de combustibles en pos de frenar el desvío de diésel y gasolina para el contrabando.
En las últimas semanas hubo protestas de sectores como los transportistas y comerciantes por la falta de dólares, las filas en las distribuidoras de combustibles y el incremento de precios de algunos alimentos.
Un grupo de comerciantes inició el martes una marcha de unos 98 kilómetros desde el Altiplano hacia la ciudad de La Paz para que el Ejecutivo garantice la circulación de divisas y la provisión de combustibles y tome acciones contra el encarecimiento de los alimentos.
Con las mismas exigencias, los chóferes del transporte nacional e internacional, que ya cumplieron bloqueos de carreteras de 24 y 48 horas, amenazan con cerrar las rutas indefinidamente desde este lunes.
El Gobierno dialoga con los transportistas para que suspendan su protesta, mientras que se prevé que la marcha de comerciantes llegue el lunes a La Paz.
El presidente Arce señaló hace unos días que estos problemas en la economía boliviana son fruto de la “especulación” y los “intereses políticos personales”, sin especificar de quiénes.
Algunos ministros han asegurado que las protestas son el inicio de un “golpe de Estado” contra el Ejecutivo y culparon de esto a la Embajada de Estados Unidos, la oposición y los bloques oficialistas afines a Morales.
La Embajada estadounidense rechazó “rotundamente” esta acusación, mientras que Morales negó este domingo tener una alianza con el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), el gobernador suspendido de la región de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y otros opositores, como asegura el Gobierno.
Arce y Morales están alejados desde 2021, y el año pasado sus diferencias se profundizaron por un congreso nacional del partido en el que, en ausencia del presidente y de sus sectores leales, Evo Morales fue ratificado como líder del MAS y elegido “candidato único” para las elecciones presidenciales de 2025.
Arce y el vicepresidente David Choquehuanca no estuvieron en ese encuentro al considerar que las organizaciones sociales, base del partido, no estaban representadas como se debía.
Las tensiones aumentaron después de que el Tribunal Supremo Electoral decidiera anular el congreso de 2023 e instruir que se convocara a uno nuevo consensuado.
(Con información EFE)