Las autoridades brasileñas registraron al menos 13 muertes por leptospirosis, enfermedad zoonótica bacteriana, en el sur de Brasil, tras las tormentas e inundaciones que afectaron recientemente a la región de Rio Grande do Sul.
Hay siete fallecimientos bajo investigación, mientras que otros cinco casos que estaban siendo investigados han sido descartados. Del total de 3.650 casos notificados, se han confirmado 242, según Agencia Brasil.
La leptospirosis se transmite por exposición directa o indirecta a la orina de animales, principalmente ratas, infectados por la bacteria leptospira.
El periodo de incubación puede variar de uno a 30 días, pero normalmente ocurre entre siete y 14 días después de entrar en contacto con las aguas de la inundación o residuales.
Los principales síntomas son fiebre, dolor de cabeza y debilidad. La enfermedad tiene un alto riesgo de letalidad, que puede alcanzar el 40 por ciento en los casos más graves.
Teniendo en cuenta la situación actual, los sospechosos provenientes de zonas inundadas y con síntomas compatibles deben iniciar tratamiento inmediato, informó la citada agencia.
Entre el 26 de abril y el 5 de mayo, el 90% de Rio Grande do Sul (un área equivalente a la superficie de Reino Unido) se vio afectado por intensas lluvias que provocaron inundaciones. Al menos 169 personas perdieron la vida y docenas continúan desaparecidas. Además, más de 80.000 tuvieron que dejar sus casas y varios miles se vieron afectadas por los cortes de electricidad y la escasez de agua.
En tanto, la ciudad de Porto Alegre cumplió esta semana un mes desde el inicio de las inéditas inundaciones, con el foco puesto en las labores de limpieza que ya han retirado 27.700 toneladas de basura de las calles.
El río Guaíba, que baña la capital del estado de Rio Grande do Sul, con una población de 1,3 millones de personas, marcó 3,82 metros en la mañana del lunes, 22 centímetros por encima de la cota de inundación.
Aunque el nivel del río ha oscilado en las últimas semanas, el Guaíba ya está lejos del récord histórico de los 5,32 metros alcanzado en el pico de la inundación a principios de mayo.
Con la disminución de las precipitaciones, el Ayuntamiento ha puesto en marcha a los equipos de limpieza para retirar los muebles, colchones y electrodomésticos inservibles que los vecinos van dejando en las aceras.
Cerca de 800 trabajadores municipales de limpieza y 300 vehículos, entre excavadoras y camiones, recorren los barrios donde el agua ha retrocedido.
Vestida con un chubasquero blanco y unas botas de agua, Itajane Barbosa dos Santos, enfermera de 36 años, volvió este lunes a su casa en el barrio de Sarandi para empezar a limpiar. “El olor es insoportable”, afirmó a la agencia de noticias EFE, mientras recorría la vivienda, con una hilera de electrodomésticos llenos de lodo y el suelo todavía cubierto por un palmo de agua.
El Gobierno federal ha instalado bombas de agua en los puntos más críticos, distribuido ayudas de 5.100 reales (unos 970 dólares) a cada familia afectada, y abierto líneas de crédito con intereses bajos para las empresas de la región.
(Con información de Europa Press y EFE)