Brasil tiene cientos de millones de vacas, pero una en particular es extraordinaria. Su enorme cuerpo blanco como la nieve está vigilado por cámaras de seguridad, un veterinario y un guardia armado.
Viatina-19 FIV Mara Movéis, que tiene un valor de 4 millones de dólares, es la vaca más cara jamás vendida en una subasta, según Guinness World Records. Eso superó tres veces a la última poseedora del récord. Y, con 1.100 kilogramos, pesa el doble que un ejemplar adulto promedio de su raza.
A lo largo de una carretera que atraviesa el corazón de Brasil, los propietarios de Viatina-19 han colocado dos vallas publicitarias que alaban su grandeza e invitan a ganaderos, residentes curiosos y autobuses llenos de estudiantes de veterinaria a peregrinar para ver a la vaca.
No obstante, los científicos climáticos coinciden en que la gente debe consumir menos carne de res, la mayor fuente agrícola de gases de efecto invernadero y un factor relevante de la deforestación de la Amazonía. Pero la industria ganadera es una fuente importante de desarrollo económico para Brasil y el gobierno se esfuerza por conquistar nuevos mercados de exportación. El principal exportador de carne vacuna del mundo quiere que todos, en todas partes, coman su carne.
La encarnación de las ambiciones ganaderas de Brasil es Viatina-19, producto de años de esfuerzos para criar bovinos con más carne. Los ganadores del país se venden en subastas de alto nivel, tan alto que los ganaderos ricos comparten la propiedad. Extraen los óvulos y el semen de los animales campeones, producen embriones y los implantan en vacas parideras con la esperanza de que produzcan los próximos especímenes magníficos.
“No sacrificamos al ganado de élite. Los estamos criando. Y al final de todo esto, vamos a alimentar al mundo entero”, dijo Ney Pereira, uno de sus dueños, tras llegar en helicóptero a su finca en el estado de Minas Gerais. “Creo que Viatina proporcionará eso”.
El sorprendente precio de la vaca se debe a la rapidez con la que adquiere grandes cantidades de músculo, a su fertilidad y, decisivamente, a la frecuencia con la que ha transmitido esas características a su descendencia, dijo Lorrany Martins, veterinaria e hija y mano derecha de Pereira. Los criadores también valoran la postura, la solidez de los cascos, la docilidad, la capacidad maternal y la belleza. Aquellos deseosos de mejorar la genética de su ganado pagan alrededor de 250.000 dólares por la oportunidad de recolectar óvulos de Viatina-19.
“Ella es lo más cercano a la perfección que se ha logrado hasta ahora”, anunció Martins. “Es una vaca completa: tiene todas las características que todos los propietarios quieren”.
Una gran matriarca
Un auge de materias primas en la década del 2000 impulsó con fuerza la agricultura y ganadería brasileña, especialmente mientras una China en ascenso compraba soja y carne de res. Hoy, la influencia de la agricultura y ganadería se extiende al Congreso de Brasil y a la conciencia nacional. La música country está en auge. Los televidentes ven la campaña de siete años que exalta al sector de la enorme red Globo. El Canal Vacuno presenta subastas en vivo. Y Brasil, junto con Estados Unidos, está a la vanguardia de la genética ganadera y realiza más fertilizaciones in vitro que cualquier otro país del mundo, dijo João Henrique Moreira Viana, investigador de recursos genéticos y biotecnología en la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa).
Viatina-19 ganó premio tras premio —incluido “Miss Sudamérica” en la competencia “Champion of the World” (“Campeona del Mundo”), con sede en Fort Worth, Texas, que es una versión bovina de Miss Universo donde se enfrentan vacas y toros de diferentes países. Pero a los 3 años aún no había demostrado que sus óvulos, al ser fertilizados e implantados en una vaca paridera —un vientre de alquiler—, producirían una descendencia con sus características de campeona de manera confiable, explicó Pereira, un ejecutivo de internet quien ahora se dedica a la cría de vacas de élite. Necesitaba “una gran matriarca”.
Estas vacas cuestan tanto que la gente compra y vende propiedades parciales del animal, y la empresa de Pereira, Napemo Agriculture, pagó varios millones de reales (casi 800.000 dólares) en una subasta de 2022 por una participación del 50% en Viatina-19. Otro ganadero compró la otra mitad, por lo que los dos tomarían decisiones importantes conjuntamente y dividirían los ingresos.
Mientras el subastador azotaba su mazo, en los altavoces se escuchaba “Suspicious Minds”, de Elvis Presley. Para Pereira, fanático de Elvis de toda la vida, esa fue una señal.
“Sentí mariposas en el estómago”, dijo. “Éramos criadores nuevos. Fue un poco de audacia, un poco de sentimiento y también un poco de corazón”.
El año pasado, Pereira y el otro propietario subastaron una participación del 33% de la vaca. Un postor pagó por ella 7 millones de reales (1,3 millones de dólares), lo que hizo que el valor total de Viatina-19 rompiera el récord Guinness.
De India a Brasil
En Brasil, el 80% de las vacas son cebúes, una subespecie originaria de India con una joroba distintiva y pliegues de piel en el cuello. Viatina-19 pertenece a la raza Nelore, que se cría para obtener carne, no leche, y constituye la mayor parte del ganado de Brasil.
Los primeros cebúes llegaron a Brasil en la segunda mitad del siglo XIX y demostraron ser mucho más tolerantes que las razas europeas. Aguantaron el sofocante calor tropical, demostraron ser resistentes a los parásitos y ganaron peso más rápido. Un premiado toro Nelore llamado Karvardi llegó de India en 1963, y algunos criadores todavía conservan dosis de su semen congeladas criogénicamente, según la Asociación Brasileña de Criadores de Cebú (ABCZ). Envuelto en vestimentas tradicionales indias, el cuerpo preservado de Karvardi se encuentra en el Museo Cebú de Uberaba, la ciudad en el corazón agrícola de Brasil donde vive Viatina-19.
Uberaba celebra una reunión anual llamada ExpoZebu, que se anuncia como la feria de cebúes más grande del mundo. Celebrada hace varias semanas, estuvo muy lejos del Brasil que el resto del mundo tiene en mente. El código de vestimenta eran botas, gorra de béisbol y jeans. Los conciertos nocturnos atrajeron a 10.000 espectadores que cantaban a todo pulmón sus canciones country favoritas. Pero la atracción principal fueron las ferias ganaderas diarias. Los ganaderos procedían de lugares tan lejanos como Zimbabue e Indonesia. Los criadores afeitaban las orejas y la base de los cuernos de las vacas —el equivalente a un nuevo corte de cabello humano— para que encantaran a los jueces del espectáculo y ganar premios que aumentan el precio de subasta de un animal.
La subasta más prestigiosa se llama Elo de Raça, y allí Viatina-19 ha sido vendida a precios cada vez más altos. Reflectores dirigidos hacia el cielo nocturno el 28 de abril convocaron a los cientos de personas que tuvieron la suerte de recibir invitaciones. Arthur Lira, presidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, llegó seguido de un vehículo con su equipo de seguridad. Estaba decidido a ofrecer su becerro de 3 meses.
“Las subastas siempre presentan lo mejor de lo que cada persona tiene y eso se extiende a otras personas, a otros criadores, y la genética evoluciona”, dijo Lira, cuyo rancho se encuentra en el noreste de Brasil.
Cuando la primera vaca entró al potrero, en los altavoces se escuchó “We Are the Champions”, de Queen. Pero esa vaca fue un mero aperitivo antes de la subasta de Donna, la estrella de este año, y tres de sus clones. El precio de venta final situó su valor total en 15,5 millones de reales (3 millones de dólares). Cuando presentó a Donna, el locutor dijo que cada una de las cuatro produce 80 óvulos al mes —el cuádruple del promedio de una vaca Nelore— y se refirió a ellas como “una fábrica”.
“¡Donna muestra dónde estamos con la raza Nelore, y hacia dónde iremos!”, gritó.
Nuevos mercados
Los productos estrella como Donna y Viatina-19 son una rareza en Brasil, donde hay más de 230 millones de vacas, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Tiene la mayor población de ganado vacuno del mundo, y eso es problemático: del total de emisiones de gases de efecto invernadero del país, el 86% está relacionado con su producción de alimentos, principalmente carne de res y soja, según un informe del Banco Mundial publicado el mes pasado. Enormes extensiones de selva de la Amazonía han sido taladas para crear pastizales, lo que ha liberado el carbono almacenado en los árboles, y las vacas eructan metano —un gas que es mucho peor para el clima.
Una de las mejores maneras de disminuir las emisiones del ganado es reducir la edad de sacrificio de las vacas, dijo Rodrigo Gomes, investigador de ganado vacuno en la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria. Las vacas de élite pueden ganar peso lo suficientemente rápido como para ser sacrificadas mucho más jóvenes.
Otros dicen que las mejoras genéticas son formas útiles, pero limitadas, de reducir el calentamiento global. Medidas más sencillas y efectivas incluyen plantar mejor pasto para el pastoreo y trasladar regularmente al ganado de un pastizal a otro, dijo Beto Veríssimo, un agrónomo que cofundó una organización ambiental sin fines de lucro llamada Imazon. La productividad en Brasil podría ser al menos tres veces mayor, informó Veríssimo, quien forma parte del comité de consulta del Fondo para la Amazonía de JBS, el gigante productor de carne. No recibe ninguna compensación.
La ganadería llegó para quedarse; es un motor económico en Brasil, que exportó más de 2 millones de toneladas de carne de res tanto en 2022 como en 2023, la mayor cantidad desde que comenzaron los registros en 1997. La abrumadora mayoría se destina a países en desarrollo, especialmente China, gracias al aumento de los ingresos que han hecho asequible la carne de res. Es parcialmente la razón por la que la actividad agrícola y ganadera creció 3,6% de 2015 a 2023, comparado con un 0,8% del sector de servicios y una contracción de la industria del 0,6%, según cálculos de LCA Consultores, una empresa de consultoría económica con base en datos oficiales.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha trabajado para abrir nuevos mercados. El mes pasado, Lula se reunió con Fumio Kishida, primer ministro de Japón, país que produce la carne de primera calidad Wagyu. Instó a su homólogo a probar la carne brasileña y convertirse en su admirador.
“Por favor”, dijo a su vicepresidente en el evento, “lleve al primer ministro Fumio a comer filete al mejor restaurante de Sao Paulo para que, la semana siguiente, empiece a importar nuestra carne vacuna”.
Y en abril, Lula visitó uno de las 38 plantas brasileñas de productos cárnicos a las que China autorizó que le enviaran carne de res y se jactó de los miles de millones en ingresos que proporcionarían. El mes pasado, el gobierno de Lula declaró a Brasil totalmente libre de fiebre aftosa y dijo que solicitará el reconocimiento de la Organización Mundial de Sanidad Animal en agosto. Eso abriría los mercados más restrictivos —y lucrativos— del mundo a la carne brasileña, dijo en ese momento el vicepresidente Geraldo Alckmin.
Manden los clones
Justo al final de la carretera desde la subasta de Elo de Raça se encuentra la que parece una granja común y corriente. Pero en el interior, empleados con batas blancas extraen ADN del pelo de la cola de las vacas y lo utilizan para crear embriones. Detrás de ese laboratorio, hay extensas colinas de pastizales salpicadas con unas 500 vacas parideras preñadas con clones.
“Todas esas son vientres de alquiler”, dijo Paulo Cerantola, director comercial de la empresa GENEAL Genética y Biotecnología Animal, al señalar a un rebaño en lo alto de una colina mientras su camioneta pickup avanzaba ruidosamente por un camino de tierra. El camino condujo a un establo al lado de un pequeño corral donde un ternero clonado yacía al sol. Nacido el día anterior, sus patas todavía no lo sostenían en pie, y un clon de dos días puso el ejemplo al deambular valerosamente. Otro nacido 20 minutos antes por cesárea estaba acurrucado sobre heno en la parte trasera de un establo, presionado contra la pared e inquieto por este extraño mundo nuevo.
Quizás sobrevivan un tercio de los clones fetales. Los embarazos pueden fracasar o puede nacer un clon con deformidades que requiera eutanasia, dijo Cerantola. Los clones de Viatina-19 nacerán dentro de unos meses, agregó.
Pero algunos ganaderos ni siquiera querrían un gran rebaño de sus clones. Las vacas que requieren mucho mantenimiento como Viatina-19 no son rentables a escala comercial porque no podrían satisfacer sus necesidades energéticas sólo con pasto, explicó P.J. Budler, juez de ganado y gerente de negocios internacionales de Trans Ova Genetics, una empresa centrada en mejorar el acervo genético bovino con sede en Iowa.
“Por el medio ambiente y los recursos que se necesitarían para criar una vaca como (Viatina-19), encaja idealmente en el molde, pero no es la respuesta para todo el ganado en todas partes”, dijo.
Otro ganadero de Texas, quien viajó a ExpoZebu en 2023 para explorar la escena genética, fue más crítico y señaló que Viatina-19 y vacas similares eran “monstruos creados por el hombre”.
“En mi opinión, necesita una bala en la cabeza. Es un veneno para la industria”, dijo Grant Vassberg por teléfono. “Todavía necesitamos que las vacas sean eficientes con pasto. Así es como alimentas al mundo”.
Pereira, el propietario de Viatina-19, dijo que ella recibe un tratamiento especial para estimular su producción de óvulos, pero que prosperaría si la dejaran pastar donde se alimenta casi todo su ganado de élite.
Mientras tanto, Viatina-19 está preñada por primera vez, lo que ayuda a mantener sus ciclos hormonales, refirió Pereira, quien considera una expansión: sus óvulos ya se han vendido a compradores bolivianos y quiere exportar a Emiratos Árabes Unidos, India y Estados Unidos.
“Si ella es la mejor del mundo —no sólo por su precio, sino porque creo que es la mejor del mundo— necesitamos compartirla por todo el mundo”, dijo Pereira.
Martins, su hija veterinaria, mira aún más hacia adelante. “Espero que ella sea la base para un animal todavía mejor en el futuro, dentro de décadas”, anunció.
(Con información de AP)