Las autoridades brasileñas informaron el miércoles las primeras dos muertes a causa de una enfermedad bacteriana transmitida por el agua en el sur de Brasil, donde las inundaciones ceden gradualmente. Advirtieron, sin embargo, que es probable que se produzcan más fatalidades.
La Secretaría de Salud del estado de Rio Grande do Sul confirmó el miércoles la muerte de un hombre de 33 años por leptospirosis. Las autoridades registraron el lunes el fallecimiento de un hombre de 67 años a causa de la misma enfermedad. El estado ha confirmado 26 casos de la enfermedad desde principios de mayo.
Por lo menos 161 personas murieron y 82 siguen desaparecidas tras las inundaciones que se prolongaron durante unas dos semanas, dijeron autoridades estatales el miércoles. Más de 600.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus viviendas, incluidas decenas de miles que siguen en albergues.
Expertos sanitarios habían pronosticado un aumento de enfermedades infecciosas como la leptospirosis y la hepatitis B en las dos semanas posteriores a las inundaciones, una vez que las aguas residuales se mezclaran con el agua de las inundaciones.
“Hay quienes mueren durante la inundación, pero después vienen las secuelas”, dijo Paulo Saldiva, profesor de la facultad de medicina de la Universidad de Sao Paulo que investiga el impacto del cambio climático en la salud pública. “La misma falta de agua potable significará que la gente empezará a usar agua de estanques, la cual no es de buena calidad”.
El desastre afectó a más del 80% de los municipios del estado y dañó infraestructura crítica. Más de 3.000 establecimientos de salud —hospitales, farmacias, centros de salud y clínicas privadas— sufrieron daños, según un reporte que el instituto de investigaciones sanitarias Fiocruz dio a conocer el martes.
“El brote de casos de leptospirosis era de esperarse debido a la cantidad de personas expuestas al agua, así como a otras enfermedades”, dijo Carlos Machado, un experto en salud pública y medio ambiente que Fiocruz designó para evaluar el impacto de la inundación. “Nunca hemos visto un desastre de esta magnitud en Brasil con una población expuesta tan amplia”.
Machado dijo que a pesar de las afectaciones en infraestructura, servicios básicos de control y de salud, el departamento local de salud trabaja en la prevención de enfermedades infecciosas y para orientar a las personas que vuelven a sus casas sobre cómo reducir los riesgos de exposición.
La afectación de los servicios sanitarios también puede tener un impacto duradero en los pacientes con enfermedades crónicas, ya que se ha interrumpido el tratamiento y la atención de pacientes crónicos, dijo Machado. Las personas no suelen llevar consigo sus recetas o identificaciones cuando dejan sus casas durante una catástrofe climática
“El departamento de salud trabaja duro para garantizar la medicación a los pacientes con enfermedades crónicas”, dijo.
(Con información de AP)