José Raúl Mulino, el delfín y persona de confianza del ex mandatario Ricardo Martinelli, inhabilitado electoralmente tras una condena por blanqueo de dinero, ganó el domingo la elección presidencial en Panamá con más del 95% del escrutinio preliminar y el reconocimiento por parte de la autoridad electoral y de sus rivales de su victoria.
Mulino, ex ministro de Seguridad de Martinelli de 64 años que reemplazó en la boleta al popular ex mandatario por los partidos Realizando Metas y Alianza, obtuvo el 34,38% de los votos, mientras que Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino, quedó segundo en el conteo preliminar con un 24,92% del conteo.
Desde el tribunal electoral, el presidente magistrado Alfredo Juncá llamó por videollamada a Mulino y lo proclamó “ganador extraoficial” con base en el avance del conteo, a lo que Mulino se comprometió para dar lo mejor de sí como gobernante.
“Agradezco la llamada y recibo con placer los resultados expresados, siendo los mismos la voluntad mayoritaria del pueblo”, dijo Mulino, al tiempo en que recordó los obstáculos que afrontó su nominación.
La jornada electoral destacó por la histórica participación de votantes, con más del 77,57% de los panameños.
A Mulino y Lombana, les seguían en el conteo preliminar el expresidente Martín Torrijos, con 16,01%, y Rómulo Roux, de Cambio Democrático, con 11,24% en una votación.
Antes de concluir el escrutinio, los dos últimos reconocieron su derrota en pronunciamientos públicos y felicitaron a Mulino. “El pueblo panameño eligió este 5 de mayo una propuesta distinta a la que nosotros presentamos. Quiero felicitar a José Raúl Mulino por su elección como presidente de la República”, dijo Roux. Poco antes, Torrijos también reconoció la victoria del delfin de Martinelli.
Finalmente, Lombana también admitió su derrota y, aún sonriente, indicó públicamente que su movimiento era la principal fuerza de la oposición.
“Misión cumplida carajo”, proclamó Mulino ante sus seguidores tras la victoria. “Aquí estamos porque hemos llegado con el voto mayoritario del pueblo panameño duele a quien le duela”, defendió, aún recordando que no imaginaba este resultado cuando le ofrecieron presentarse como vicepresidente con Martinelli.
Para el que fue inicialmente su compañero de fórmula, tuvo palabras de respaldo. “Abrazos a Ricardo donde está. Como dije, se acabó la persecución política en este país”, pronunció, mientras sus partidarios coreaban “libertad, libertad”.
Mulino recibió felicitaciones por mensaje del gobierno de Estados Unidos y de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
El próximo presidente de Panamá recibirá un país con desafíos apremiantes, ante la ralentización de la economía este año después del cierre de una mina de cobre tras protestas multitudinarias a fines del año pasado y una sequía que restringió el tránsito de barcos por el Canal de Panamá.
Además, deberá enfrentar la creciente migración irregular por la jungla del Darién, que el año pasado atravesaron medio millón de personas con rumbo a Estados Unidos.
Mulino fue el candidato puntero en campaña, capitalizando el respaldo que una parte de la población aún profesa por el exmandatario, pese a su condena a 10 años de cárcel por blanqueo de dinero y la inhabilitación política que le impidió participar en la pugna electoral.
Prometió en campaña dinamizar la economía y poner más dinero en el bolsillo de los panameños, además de frenar la migración irregular por el Darién, por donde cruzaron más de medio millón de personas el año pasado. Los críticos de Mulino temen que con él regrese también una época de confrontación y escándalos de corrupción en el país.
Modesta de Negrete, una pastora evangélica de 58 años, dijo en las afueras del lugar que los resultados eran los esperados. “Como pueblo panameño esperamos que Mulino cumpla lo prometido. Necesitamos la activación de la economía, fuentes de empleo”.
El delfín de Martinelli, que votó pasadas las 9.00 de la mañana tras ser recibido en el centro de convenciones ATLAPA al grito de “se siente, se siente, Mulino presidente”, estuvo a punto de quedarse fuera de la pugna electoral por una demanda que buscaba declarar su postulación como inconstitucional y no fue hasta el viernes en la madrugada que la Corte Suprema se pronunció para mantener a Mulino en la pugna presidencial.
Después de sufragar, el candidato visitó a Martinelli en la embajada. “Hermano”, le dijo, antes de estrecharse en un abrazo en la sede diplomática. El gobierno de Panamá ha protestado con anterioridad ante el de Nicaragua por permitir al ex mandatario realizar actividades políticas.
“Creemos que Mulino puede hacer un buen papel”, dijo Yanela Ríos, una ama de casa de 58 años que sufragó temprano en Boca la Caja, un barrio marginal de casas de concreto y techo de zinc que está incrustado en medio de rascacielos residenciales lujosos en Ciudad de Panamá. “Si, en realidad, él tiene otra mentalidad en ayudar al pueblo y al que lo puso en ese puesto (Martinelli), será bueno para el país”.
Carmen González, una ama de casa de 56 años que votó por Lombana, reclamó que hay “problemas con la economía, trabajo y la salud que nos ha llevado a un momento de crisis”. Y pidió al próximo presidente que “haga las cosas bien, que cumpla cada una de las promesas”.
(AP)