El Instituto Nacional de Meteorología de Brasil (INMET) emitió este lunes una alerta roja de tormenta, equivalente a “grave peligro”, en Rio Grande do Sul, el estado afectado por las devastadoras lluvias e inundaciones que dejaron al menos 86 muertes en los últimos días.
“Se prevén tormentas en zonas de Rio Grande do Sul hoy y mañana”, dijo el INMET en un boletín. “El volumen total de lluvia podría superar los 100 milímetros (mm) en 24 horas, con vientos superiores a 100 km/h y caída de granizo”.
El fenómeno interesará el sudeste del estado, agregó el INMET, y podría provocar daños en edificios, cortes de electricidad, daños en cultivos, caída de árboles, inundaciones y perturbación del transporte por carretera.
El ente brasileño pidió a la ciudadanía desconectar los aparatos eléctricos y la fuente de alimentación principal de las viviendas.
Otra advertencia amarilla -”peligro potencial”, con 50 mm de lluvia previstos- fue emitida para la franja más meridional del estado, en la frontera con Uruguay.
Estado de calamidad en más de 300 localidades
La alerta se emitió horas después que el Gobierno de Brasil decretara el estado de calamidad en 345 de los 496 municipios que conforman el estado meridional de Río Grande del Sur debido a las fuertes precipitaciones que han estado cayendo durante toda la semana pasada, alcanzando niveles que no se habían visto desde 1941.
La lista de municipios afectados incluye la capital del estado, Porto Alegre, donde el nivel del agua ha superado este fin de semana los cinco metros, y urbes con gran densidad de población como Canoas y Caxias del Sur.
De acuerdo con Defensa Civil de Río Grande del Sur, al menos 86 personas murieron como consecuencia del temporal, hay más de 270 heridos y otras 134 desaparecidas, mientras la Fuerza Aérea Brasileña desplegó este domingo drones de reconocimiento para ayudar a localizar e identificar a más víctimas.
En total, se han visto afectadas en torno a 850.000 personas en todo el estado, el más meridional del país, de las cuales 141.300 han perdido sus hogares. Las autoridades han advertido de que la previsión de lluvias para los próximos días vuelve a poner al estado en alerta por inundaciones.
“Estamos en guerra”
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, prometió que la burocracia no será obstáculo en las labores de recuperación del estado y que se pondrá a disposición de la región todos los recursos necesarios.
“Le debemos mucho a Río Grande del Sur y al pueblo gaucho”, dijo Lula.
Lula visitó este fin de semana la región encabezando una comitiva formada por varios ministros de su Gobierno y los presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, y de la Cámara de Diputados, Artur Lira, quienes han adelantado que esta semana el Congreso votará “medidas extraordinarias” de auxilio financiero.
“Estamos en guerra, sé que ese es el sentimiento del presidente Lula, no habrá limitaciones, ni restricciones legales. Es necesario deshacerse de la burocracia, las trabas y las limitaciones para que nada falte en la reconstrucción de Río Grande del Sur”, expresó Pacheco.
Saqueos y asesinatos
Mientras tanto, las poblaciones de las localidades afectadas se enfrentan a episodios de criminalidad como saqueos y asesinatos.
La situación parece especialmente grave en la ciudad de Arroio do Meio, en el centro de Rio Grande do Sul, donde se registró una ola de saqueos en varias partes del municipio, según reportó este lunes O Globo.
Varios establecimientos comerciales fueron saqueados, de acuerdo al medio brasileño, por una turba que se llevó ropa, juguetes, vino y hasta motocicletas.
Según el medio GZH, en la ciudad también se registró un asesinato. El hecho ocurrió a pocos metros de donde socorristas estaban desembarcando a las personas rescatadas con botes. El cuerpo fue arrojado al agua y retirado por otras personas, según los testigos.
En otra parte de la ciudad, un hombre fue tiroteado y trasladado en helicóptero a la vecina localidad de Lajeado.
El municipio ya acumula 80 millones de reales (casi 16 millones de dólares) en daños por la inundación, según el ayuntamiento. Según la Defensa Civil, la crecida del río Taquari, que baña la ciudad, ha afectado a unas 3.900 personas, 600 de las cuales están refugiadas.
Alrededor de 200 casas quedaron completamente destruidas o condenadas por la fuerza de las aguas, así como varios establecimientos comerciales, centros de salud y escuelas.