(Desde Santiago, Chile) Continúan las intensas pesquisas para dar con el paradero de los autores del reciente asesinato de tres policías en Cañete (630 kms al sur de Santiago), cuyos cuerpos fueron luego incinerados en la parte trasera del pick up en el que se movilizaban.
Tras diversas diligencias en el sector donde ocurrió el hecho, este jueves el fiscal regional de La Araucanía, Roberto Garrido, confirmó que el crimen fue una acción “evidentemente planificada, que fue elaborada y que requirió la participación de más de una persona y que no se trató de una situación fortuita, sino de una situación en la que hay indicios evidentes de preparación y de planificación”.
Según antecedentes recopilados por El Mostrador, a estas alturas ya estaría meridianamente claro que los uniformados fueron emboscados y despojados de sus chalecos antibala y cascos balísticos, luego obligados a arrodillarse en el suelo y en dicha posición fueron asesinados, muy probablemente con una de las subametralladoras UZI que les fueron arrebatadas.
Garrido explicó que durante la jornada se efectuaron “varias diligencias en lugares de interés para esta investigación, se realizó un trabajo por parte del laboratorio de criminalística de diferentes tipos, tanto de levantamiento fotográfico como planimétrico y trabajo de rastreo del lugar”.
También puntualizó que “todavía no podemos hacer una afirmación de la cantidad de personas que participaron en la misma” (el gobernador de Arauco, Humberto Toro, afirmó que se trata de al menos seis sujetos) y ante una serie de preguntas relativas a los detalles de la investigación, se escudó en el secreto de la misma para no dar más detalles.
Sin embargo, sí aseguró que, tal como se sospechó desde el principio, hay dos sitios del suceso, agregando que “esa es una cuestión que está clara en este estado de la investigación. Existen por lo menos dos lugares de interés: Uno en el que se habría producido la muerte de los funcionarios de Carabineros y, posteriormente, un segundo lugar, donde se han encontrado los cuerpos de las víctimas. Esos son los puntos que tenemos determinados por el momento. Es un hecho ya asentado en la investigación”.
Dichos “lugares de interés” corresponden al sitio donde fue encontrada en llamas la patrulla de los suboficiales, así como a un punto ubicado a casi cinco kilómetros de allí en dirección a la costa, el acceso a la parcela 15 de Antiquina, donde reside el imputado por drogas cuya medida cautelar iban a controlar esa noche las víctimas, Carlos Antihuén, quien ya ha prestado declaración en tres oportunidades ante Carabineros.
Crimen organizado
Respecto a los posibles autores del crimen, Garrido señaló que “el fenómeno de violencia que se registra en la macrozona sur es una manifestación de crimen organizado. No se puede hablar de violencia rural como un concepto distinto de la criminalidad organizada. Se trata de grupos que se aprovechan del conflicto y utilizan ese espacio de control para imponer su voluntad y realizar acciones criminales, como la asociada a la sustracción de vehículos, el tráfico de drogas, las extorsiones, la sustracción de madera. De esa es la lógica que estamos hablando en este caso: de organizaciones criminales que operan al alero del control territorial que se ha pretendido ejercer durante un tiempo en la zona”.
Tocante al comunicado del grupo radical Weichán Auka Mapu (WAM), en el cual se desmarcan del crimen, el fiscal indicó que “no me puedo hacer cargo de esos comunicados, ni tampoco se puede determinar cuál es su autoría, pero lo concreto, lo efectivo, lo objetivo, y que puede ser más comprobable, es que esa misma orgánica reivindica la libertad de Luis Tranamil, que está condenado por participar en el homicidio del suboficial Nain”.
Cabe destacar que el sector de Antiquina es controlado por la WAM, aunque la mayor parte de la zona es manejada por la Resistencia Mapuche Lafkenche (RML), que entre otros hechos se ha adjudicado la autoría del atentado contra el molino Grollmus y un autobomba que estalló sobre el puente Lleu Lleu en 2020.