(Desde Montevideo, Uruguay) - El 24 de febrero, dos días antes de su trágico final, el empresario uruguayo Gonzalo Aguiar había invitado a su novia a pasar unos días en Piriápolis, uno de los balnearios más conocidos del departamento de Maldonado. Él quería agasajar a la mujer a la que había conocido en una discoteca y con quien, al poco tiempo, había iniciado una relación sentimental. Al día siguiente era su cumpleaños.
La estadía en Piriápolis fue tranquila. Por la noche tomaron vino y luego la cumpleañera se fue a acostar, mientras que Aguiar se quedó mirando televisión, según narraría luego la mujer ante la Policía, en un relato consignado por el diario uruguayo El País.
Pero antes de dormirse, la novia empezó a escuchar que Aguiar discutía con un contador amigo, que vivía en una residencia en Punta del Este. Esa era la casa del profesional, pero allí vivía también Romina Camejo, la ex pareja del empresario, con su bebé, la hija de ambos. En la conversación telefónica, Aguiar le pedía al profesional que dejara de quejarse. La mujer, en el cuarto, se durmió.
La mujer no sabía los pormenores de la discusión, pero supuso que se trataba de un problema de dinero. Aguiar había liderado la instalación de la planta de cannabis medicinal Boreal, en Salto, que cerró en forma repentina. El empresario estaba acusado por estafa por los inversores canadienses del proyecto.
Al poco rato, Aguiar la despertó. Eran las 3 de la mañana cuando le preguntó si quería acompañarlo hasta Punta del Este –a unos 40 kilómetros– porque tenía que hablar con el contador ya que, le dio a entender, la relación entre ambos no estaba bien. La novia aceptó y partieron en un vehículo de alta gama hasta la reconocida ciudad uruguaya. En la ruta charlaron normalmente.
Una hora más tarde, sobre la hora 4, Aguiar estacionó su camioneta en frente a la casa de su amigo. La novia se quedó en el vehículo. El empresario ingresó por una puerta lateral porque sabía que, con solo levantar el pestillo, se podía abrir.
El abogado defensor de su ex pareja, Camilo Silvera, relató que la mujer se había asegurado de que no pudiera abrir la puerta principal de la casa. De acuerdo a su versión, cuando el empresario llegó a la casa estaba “totalmente sacado” y, antes, había amenazado a la madre de su hijo. “Te voy a cortar en pedacitos”, le aseguró.
Del relato de su última novia, en cambio, se desprende que el empresario bajó de la camioneta en forma normal. Cuando se encontró con Camejo en una de las habitaciones comenzaron a discutir. Fue entonces que la ex pareja agarró una pistola nueve milímetros y disparó seis veces: cinco tiros le pegaron en el pecho y otro dio en el brazo del empresario.
Los disparos llevarían a Aguiar a su muerte de inmediato. Afuera, su última novia se quedó esperando en la camioneta. No sabía qué pasaba, pero, con miedo, se mantuvo encerrada en la camioneta hasta que llegó la Policía.
Fue Camejo, la ex pareja de Aguiar, quien llamó a la Policía para avisar que el hombre estaba herido en su casa. Cuando los agentes llegaron, la mujer contó que le había disparado tras una discusión entre ambos. Cuando los médicos arribaron, era poco lo que podían hacer.
El abogado de la asesina aseguró que su cliente actuó en legítima defensa. El letrado dijo que existen pruebas de la relación violenta que mantuvieron, pese a que Camejo nunca presentó denuncias por temor. En el entorno de la mujer se asegura que, si no hubiera disparado, hoy se estaría ante un caso de femicidio.
Aguiar y Camejo estuvieron durante tres años en pareja y mantuvieron una relación violencia que creció en intensidad después del nacimiento de la hija de ambos, seis meses antes del trágico final. “Había una situación muy tirante en forma permanente en la pareja”, relató el abogado de la joven.
La relación con su última novia empezó en julio de 2023. Ya estaba separado de Camejo cuando conoció a la mujer en un boliche. Salieron a bailar juntos varias veces y al poco tiempo se pusieron en pareja. Se veían una o dos veces por semana.
Pero la relación entre ellos tampoco era buena, según su declaración ante la Policía consignada por el diario uruguayo. Aguar era una persona posesiva y agresiva que, si bien nunca le pegó, la amenazó con “romperle la cabeza” en una discusión. La mujer describió que Aguiar solía estar armado con una pistola automática y declaró que era consumidor asiduo de cocaína.