(Desde Santiago, Chile) El arzobispado de Santiago informó que tanto la persona fallecida encontrada en una bolsa en la vía pública de Ñuñoa el lunes pasado, como la única imputada por el particular hallazgo, no son religiosas o pertenecientes a una congregación ligada a la Iglesia Católica.
La aclaración fue hecha luego de que todos los medios aseguraran primero que los restos correspondían a una monja y luego a una persona laica, pero integrante de una comunidad religiosa.
Mediante un comunicado, el arzobispado sostuvo que “la mujer adulta mayor que habita su domicilio particular en Ñuñoa, no es religiosa, ni pertenece a un instituto de vida consagrada a la Iglesia Católica. Su hija sí es religiosa y vino desde Italia hace poco tiempo para cuidarla”.
A esto, agregó que “en relación a la mujer fallecida, no tenemos registro de que sea religiosa, ni consagrada de esta Arquidiócesis”.
El comunicado asegura que “la Iglesia exhorta vivamente a la inhumación de los restos mortales, en la fe de la resurrección y por la dignidad humana dada por el Creador, respetando la legislación y normativa de cada Estado donde ella se encuentre”.
Los hechos
Cabe destacar que la propia mujer imputada por el hecho, Lorenza Patricia Ramírez Barrera, de 80 años, habría asegurado a la Fiscalía que mantuvo el cuerpo de Erica Alejandra Fernández Mora (59), por un pacto.
La mujer fue conducida hasta las dependencias de la Brigada de Homicidios de la PDI donde confesó que había mantenido en su domicilio durante casi un año el cuerpo sin vida de su amiga. Fuentes del caso señalaron a Emol que ambas tenían un relación de pareja, más que de amistad como señalaron las autoridades de la PDI y Fiscalía.
Lorenza Ramírez Barrera se casó en febrero de 1963 con Senén Monares Gómez, de quien enviudó en septiembre del 2008. De acuerdo a información recopilada, ambos tuvieron tres hijos (Paulina, de 60 años; Pamela, de 56; y Agustín, de 49). Una de las dos hijas es quien regresó a la casa de su madre hace unas tres semanas.
Siempre según cercanos a la investigación, tras la muerte de su esposo, y unos años después, comenzó una relación amorosa con Fernández Mora, quien no registraba matrimonio, ni hijos.
Fiscalía señaló que ambas se habrían conocido en una parroquia, donde prestaban servicios. De ahí que decidieran convertirse en laicas consagradas y vestir hábitos azules. Y nunca más vistieron ropa de calle.
“Tenían la intención de abrir una congregación”, señalaron fuentes a Emol.
Tan cercanas eran, que de acuerdo a lo confesado por Ramírez, ambas determinaron un pacto. “Habían hecho un compromiso entre las dos que ninguna de las dos iba a denunciar si fallecían. Ella informa y se refiere a este pacto en el sentido de que ellas no se iban a denunciar y no iban a realizar inscripción, y que se iban a cuidar una a otra hasta el último de sus días”, señaló el subprefecto de la PDI, Juan Fonseca.
Pero en abril del año pasado, Fernández falleció en su residencia de la calle Suárez Mujica, en la misma Ñuñoa.
Tras esto, Ramírez fue hasta la casa de su pareja, la puso en una maleta y se la llevó a su domicilio, en calle Los Jardines. “Quería cuidarla y respetar su pacto”, señalan las autoridades.
Pero hace unas tres semanas una de las hijas de la mujer regresó a vivir con ella. Y ante el temor que encontrara la maleta, la religiosa decidió dejarla en la vía pública, para que sea encontrada “y tener un entierro digno”.
Ramírez fue imputada como autora de inhumación ilegal, pero quedó en libertad. Fiscalía dice que ante su avanzada edad e irreprochable conducta anterior, no hay riesgo de fuga o que no colabore con la investigación. Además, será sometida a exámenes psiquiátricos ya que presentaría algunos trastornos.