El 17 de enero de 1974, la guerrilla colombiana Movimiento 19 de abril (M-19) robó la espada de Simón Bolívar en Bogotá. El golpe, que tuvo un alto impacto mediático y publicitario, fue considerado como el acto fundacional del grupo insurgente.
El robo en la casa-museo Quinta de Bolívar fue realizado como un acto simbólico por parte del M-19, que buscaba reivindicar el legado del libertador y denunciar la supuesta traición de la clase política al pueblo colombiano.
De 1974 a 1991, la espada pasó por muchas manos, personas que se encargaron y tenían la misión de mantenerla oculta. Inicialmente fue transportada por miembros del M-19 y luego guardada en diferentes casas, como la del poeta colombiano León de Greiff. Después de la captura del guerrillero Álvaro Fayad en 1979, la espada fue trasladada a otras ubicaciones, incluyendo la embajada de Cuba en Colombia y Panamá.
El 31 de enero de 1991, en una ceremonia en la Quinta de Bolívar en Bogotá, fue devuelta por Antonio Navarro Wolff, líder del desmovilizado M-19. Después de la entrega, el gobierno colombiano guardó la espada en un depósito del Banco de la República, donde permaneció durante varios años.
En junio de 2022, luego de que Gustavo Petro ganará las elecciones, el entonces presidente Iván Duque se reunió con el mandatario electo. Durante el encuentro, Duque le mostró a Petro la urna que custodiaba la espada de Bolívar en la Casa de Nariño.
Para Petro, que fue miembro del M-19, la espada carga un gran valor simbólico. Por esta razón, días antes la ceremonia de posesión presidencial, pidió la presencia de la espada. Los medios anunciaron que esta acompañaría en la marcha inicial al flamante presidente. Sin embargo, el gobierno saliente de Duque puso obstáculos y finalmente negó la solicitud horas antes del acto de asunción.
El 7 de agosto de 2022, inmediatamente después de tomar posesión, Petro pidió que se trajera la espada a Plaza de Bolívar, convirtiéndose esto en su primera orden como mandatario. Esto provocó un inusual receso durante la ceremonia, mientras se atendía la petición de que la espada estuviera presente en el acto.
Estos avatares en torno a un objeto que no es solo importante para la izquierda sino también para la derecha colombiana, sumado a la lectura que cada orilla ideológica hace de Simón Bolívar y cómo lo apropian, como lo hacen suyo, es analizado en el podcast Los Guardianes de la Espada, producido por Del Viento films, Sillón Estudios y Ruido Blanco.
A través de un intercambio de correos, Infobae habló con Simón Ramón, uno de los productores del podcast de seis episodios que se encuentra en plataformas como Spotify.
-¿Por qué decidieron hacer este podcast? ¿Cómo nació la idea?
Desde que vimos la posesión del presidente Petro nos llamó poderosamente la atención el valor que se le otorgaba a un objeto y como este, de alguna manera, había estado presente en momentos cruciales de la historia del país. Y cuando indagamos un poco más nos dimos cuenta de que el objeto tenía no tenía una única connotación y que esta carga simbólica respondía a una historia muy particular en la que la espada había estado presente. Y nos obsesionamos con esto y con el objeto y con todos los mitos que se tejieron alrededor de él.
-¿La historia de esta espada, su robo, también fue una excusa para repasar en el podcast la historia reciente, y no tan reciente, de Colombia?
Los últimos 60-70 años de Colombia han sido complejos y las guerrillas han sido un actor importante en el desarrollo de los hechos recientes. De alguna manera, las acciones tomadas hace 50 años tienen repercusiones en la historia presente del país, y el robo de la espada sin duda tiene relación con la posesión de un presidente que militó en la misma guerrilla que se la robó. Y cuando miramos un poco lo que sucedió en ese periodo de tiempo vemos que hubo hitos importantes, como que el M-19 y las FARC firmaron La Paz, además de miles de hechos relevantes. Pero esto nos llevó a pensar que en retrospectiva la evolución del país había sido evidente.
-Antes de que el M-19 robara la espada, ¿esta tenía algún tipo de importancia?, ¿tenía algún valor simbólico?
La espada ya había tenido una historia como objeto museológico que de hecho está muy bien documentada, y que vemos en el podcast. Pero lo que es interesante es que hasta antes de su robo había sido asociada con la derecha conservadora y el M-19 crea un poco esta ruptura y hace que se cree una asociación con la izquierda, lo que nos pareció muy interesante y en lo que decidimos elaborar en el Episodio 3, pues hay mucha tela que cortar sobre esto y sobre esa dicotomía que hay sobre el símbolo.
-El robo de la espada fue el golpe que hizo conocido al M-19, que lo hizo popular, ¿qué puedes destacar sobre esa operación y sobre esa forma de actuar que tenía esa guerrilla?
Nosotros de hecho lo llamamo “juego de niños” en el podcast, pues el episodio 2 está dedicado a reconstruir de la voz de algunos de sus protagonistas el robo. Y lo que ellos nos cuentan es un operativo, no se puede decir improvisado, pero que evidenciaban la inexperiencia de los involucrados. Y lo que pudimos descubrir un poco fue que todo ese inicio del M-19 fue un como “juego de niños”, en el sentido en que eran muy jóvenes y sus acciones estaban orientadas a dar golpes muy mediáticos. O sea, todo estaba lleno de una carga simbólica muy fuerte, pero no de una astucia militar como la conocemos. Más bien, cargado de una fuerza creativa muy interesante y que los dio a conocer como el Heavy Metal de las Guerrillas latinoamericanas, como lo dijo Angel Beccassino (publicista y estratega político).
-Y desde que fue robada hasta que fue devuelta tras los acuerdos de paz del 90, hay todo una historia de frustraciones políticas, de intentos de paz, de violencia. Bueno, algo que es recurrente en la historia de Colombia. ¿Qué puedes decir sobre esto?
Creo que no solo la historia del M-19 sino de todas las guerrillas está llena de frustraciones políticas, en parte porque la falta de presencia del estado, que fue en parte lo que dio origen a las guerrillas en Colombia sigue siendo el status quo. Y el M-19 no se escapa a esto, de hecho, a través de la historia del M-19 y lo que pasó luego del proceso de paz con el asesinato de Carlos Pizarro (ex guerrillero del M-19 y ex candidato a la presidencia de Colombia), te das cuenta de que a pesar de las firmas de los dos procesos de paz, se requieren soluciones muchos más de fondo para que este tipo de situaciones dejen de suceder.
-¿Qué puedes decir de esta figura tan maleable como lo es Bolívar, que tanto la derecha como la izquierda lo reclama como suyo?
Esto es de lo más interesante que encontramos haciendo la investigación. Creo que al final, derecha e izquierda desean cosas “similares” por más polémico que esto suene. Es decir, los ideales del libertador, la justicia social y la equidad hablan de un ideal de país, que podría ser el homólogo de hace dos siglos de un estado de bienestar. Y no creo que ni derecha ni izquierda riñan con esto, seguramente tendrán mucho que decir sobre estados más o menos asistencialistas, pero los dos hablan de objetivos que se encuentran en muchos puntos. Y creo que es por eso que la espada resulta útil para las dos narrativas. Cada una toma lo que le sirve y escoge la orilla que más le conviene de lo que dijo el libertador, pero finalmente no solo usan el mismo objeto sino los mismos ideales, lo que es lindo y divertido, pues cuando se trata de ser polarizante basta con escoger las palabras para crear un discurso, así haya sido dicho por el mismo personaje.
-Y sobre la espada hay dudas de que quizá esta no pertenecía a Bolívar. Ahora, ¿realmente importa esto? Quiero decir, ya lo simbólico se torna tan fuerte que la verdad pasa a un segundo plano. Es casi algo mitológico. ¿Qué piensas de esto? ¿Qué representa esta espada?
No podemos hacer spoiler, pero en el último episodio pudimos recabar indicios muy relevantes al respecto.
Ahora, como lo dices, ¿realmente importa? No creo, la verdad la espada ya ha sido lo suficientemente importante como para que esto importe. Lo que queda es justamente eso, lo que representa. Una serie de luchas, libradas desde hace 200 años, no sabemos por quienes con certeza, pues las luchas libertarias son perpetradas por muchas personas. Pero sabemos que representa ese esfuerzo de muchos por hacer que las cosas mejoren. Desde Bolívar, pasando por el M-19, incluso con los gestos de Duque de llevarla al Palacio de Nariño y ahora con Petro, seguramente todos tienen intenciones legítimas de mejorar el país, y ahí la espada se vuelve en una bandera, no importa de quien haya sido, lo importante es que siga siendo un estandarte de esa lucha, ahora y en el futuro.