Ecuador continúa en el ojo del huracán luego de haber incursionado en la Embajada de México en Quito para capturar a Jorge Glas, el ex vice correísta condenado e investigado por corrupción. Mientras la comunidad internacional condena la acción de Ecuador, que viola la Convención de Viena sobre las sedes diplomáticas, las autoridades ecuatorianas indican que fue el gobierno mexicano el que primero violó la Convención de Caracas al otorgarle asilo a un sentenciado por delitos comunes y que las declaraciones del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fueron una clara interferencia en asuntos domésticos.
Al ser consultada por el periodista Milton Pérez de Teleamazonas sobre quién dio la orden para allanar la Embajada el 5 de abril, la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld –que no cuenta con experiencia previa en diplomacia y proviene del sector empresarial– reveló que, pese a tener conocimiento de las consecuencias, el presidente Daniel Noboa dio la orden de ingresar a la sede diplomática: “Por supuesto (el presidente dio la orden). Él (Daniel Noboa) es quien dicta la política exterior... Lo que nos corresponde como Cancillería es primero informarle, a través de un informe extenso, y segundo asesorarle. Por supuesto que se le dice cuáles pueden ser las consecuencias de uno u otro acto y eso estaba sobre la mesa”.
Sommerfeld fue reiterativa en decir que “el Presidente estaba defendiendo la democracia, la seguridad del país”. La Canciller dijo que Noboa tenía información de que Glas iba a fugarse esa noche. Desde que México le concedió un asilo, una horas antes de la incursión en la embajada, y tras las declaraciones de López Obrador sobre el envío de un avión militar para recoger a la embajadora mexicana Raquel Serur, que fue expulsada de Ecuador, inició la especulación sobre un operativo para que el exvice saliera junto a las autoridades mexicanas.
Las especulaciones se basaron en la fuga de María de los Ángeles Duarte, una ex ministra del correísmo y prófuga que estaba asilada en la Embajada de Argentina en Quito y que escapó en marzo de 2023. Aunque el caso no fue aclarado, los entonces legisladores ecuatorianos indicaron que Duarte habría salido de la sede diplomática argentina en un vehículo acreditado de la misión. Esos vehículos no pueden ser registrados por la policía del país anfitrión.
Sobre esto también se refirió el secretario de comunicación, Roberto Izurieta en una entrevista con Ecuavisa. Allí dijo que la decisión de que la fuerza pública ingresara a la Embajada mexicana tomó horas y fue muy difícil. “Como vimos también en la declaración del funcionario de la Embajada de México (Roberto Canseco) es: ‘Estábamos por salir’. ¿A quién se refiere (cuando dice) estábamos por salir? No estaba ahí la Embajadora. ¿A quién se refiere (con la frase) estábamos por salir? Esa era la urgencia, esa era la seriedad, la gravedad. ¿Pero, sobre todo, hay que entender cuáles son nuestras responsabilidades? Esto es, si estamos enfrentados en una situación que no hemos buscado, porque esta ha sido agravada por la retórica política de parte del Presidente de México en sus ‘sabatinas’ de los últimos días (se refiere a las mañaneras de AMLO), agravadas con frases que prefiero —para no incrementar las tensiones ni las disputas— no repetir. Nosotros no buscamos estar en esta situación. Las decisiones que teníamos eran muy difíciles, pero nuestra primera responsabilidad es con el sistema de Justicia ecuatoriano independiente, para que no se permita otra vez la impunidad a ojos y vista del Estado”, dijo Izurieta.
Tanto Sommerfeld como Izurieta se han referido a la gravedad que hubiera implicado la fuga de Jorge Glas: “Imagínese lo que hubiera pasado en el país. Además había una clara interferencia de un Estado dentro de asuntos internos del Ecuador”, dijo la Canciller. Al ser consultada por Pérez sobre por qué no lo capturaron a Glas en la calle: “Son estrategias que no le corresponde a Cancillería. No le podría decir”, respondió.