La vida de la fiscal Lidia Sarabia cambió cuando empezó a investigar al narco Leandro Norero. “No puedo salir ni a la esquina”, dijo Sarabia, quien es testigo protegido de la Fiscalía y que testificó anticipadamente en el caso Metástasis, que investiga una red de delincuencia organizada que obtenía réditos judiciales para el capo asesinado.
La fiscal fue la única testigo protegido en declarar sin ser procesada, los otros tres fueron Marcelo Lasso y Helive Ángulo, hombres de confianza de Norero, y Mayra Salazar, ex relacionista de la Corte Provincial del Guayas y pieza clave del caso Purga, que investiga los nexos de la política, la justicia y el narco.
Como los pez Koi, Sarabia nadaba contra corriente. Su testimonio reveló cómo Norero, a través de sus abogados, socios y operadores, saboteaba la investigación de lavado de activos que la fiscal realizaba en contra del capo y su familia. El abogado Christian Romero, defensa de Norero y ahora procesado, llenaba a la fiscal de diligencias absurdas: “Debo indicar, enfáticamente, que no era una defensa técnica, me empapelaron, me pedían 470 tarjetas índices, datos de filiación, huellas digitales de 400 personas que nada conocían de los hechos. Decían que aparecieron en los informes de la Unidad de Análisis Financiero y que por eso necesitan las huellas”, contó.
Pero no solo eso, los compañeros de investigación de Sarabia, otros agentes fiscales y policiales, trabajaban para Norero y hoy son parte de los 52 vinculados del caso. Por ejemplo, cuando Sarabia estaba llena de las diligencias solicitadas por la defensa de Norero pidió ayuda a la entonces fiscal del Guayas, ahora procesada: “Me llenaron de diligencias y solicité ayuda de la Fiscalía Provincial del Guayas, a la doctora Yanina Villagomez, quien me dijo que “no tiene fiscales”. El Código lo permite, por lo que requerí su ayuda. Luego dijo que me iba ayudar y resulta que los funcionarios no sabían ni qué diligencias eran”, dijo.
También relató que una agente fiscal ahora vinculada al caso Metástasis, Maria José A. se comprometió a realizar un proceso en contra de la esposa de Norero que nunca efectuó: “Recuerdo que la señora María José A. conoció la instrucción fiscal del caso de las armas que fueron encontradas en el domicilio de Leandro Norero, también conoció una flagrancia respecto de Inmobiliar. Ella me dijo que iba a reformular el caso de armas por tenencia de armas, porque-dijo- el tipo penal no le daba. Le dije que si va a formular por tenencia de armas, asumo que va a vincular a Lina Romero (esposa de Norero), porque no es porte (...) De lo que conozco, no hubo esa vinculación... Yo pensaba que estaba actuando por los intereses de Fiscalía. Recuerdo que me mandó unas fotos y me dijo se han estado llevando solo el whisky. No recuerdo si ella me dijo o si luego me enteré, pero tengo conocimiento de que ella fue la fiscal de la flagrancia y que posteriormente, el caso pasó a otro fiscal”.
Pero no solo las funcionarias de la Fiscalía estaban involucradas sino también los agentes policiales designados para la unidad investigativa de Sarabia. En su testimonio la fiscal habló de Doris O., una oficial de la Dirección de Lavado de Activos encargada de la investigación en el proceso de blanqueo de capitales contra Leandro Norero y su familia. Supuestamente, sostiene la Fiscalía, habría participado en la manipulación de elementos de convicción junto con los procesados. Sobre ella, Sarabia indicó: “Se me asignó como analista financiero a la oficial de Policía Doris O. y como agente investigador al sargento Héctor P. (procesado), que tenía que recopilar toda la información financiera y proporcionar elementos para esta servidora. La cifra aproximada (del delito de lavado de activos) era de USD 15 millones”.
Las conversaciones que Norero mantenía con sus socios fueron difundidas por el Ministerio Público. En uno de los intercambios se lee cómo planificaban atentar en contra de Sarabia. Pensaban en quemarle el departamento, provocar un accidente de tránsito o hacerle un depósito desde una cuenta extranjera para desacreditarla. La fiscal general Diana Salazar indicó que los socios de Norero tenían información y fotografías de la fiscal Sarabia y de sus familiares.
En varias ocasiones de su testimonio, Sarabia tuvo que hacer una pausa y respirar profundamente para no quebrarse. Mientras ella cumplía con su labor, los infiltrados en su equipo la ponían en un riesgo mayor.
Al concluir el testimonio de Sarabia, el juez Felipe Córdova suspendió la sesión que había sido instalada hace 15 horas. La titular del Ministerio Público, Diana Salazar, escribió en X: “Me tomé unas horas para procesar este testimonio. Después de toda la podredumbre que escuchamos, ese trabajo confirma que vale la pena enfocarnos en el esfuerzo y la valentía de las personas que siguen haciendo las cosas bien, arriesgando todo por el país. Gracias, Lidia”.