El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró este miércoles junto a su par francés, Emmanuel Macron, la botadura del tercer submarino que las naciones fabricaron de manera conjunta en el marco de un acuerdo de cooperación militar.
Los mandatarios se mostraron juntos en el Complejo Naval de Itaguaí, en el litoral de Río de Janeiro, donde fue presentado y sumergido por primera vez el Telonero (S-42).
Esta nave, bautizada por la primera dama de Brasil, tiene 72 metros de eslora y capacidad para alcanzar una velocidad de hasta 37 kilómetros por hora. Asimismo, tiene una autonomía de 12.000 kilómetros y hasta cinco días bajo el agua, con capacidad para 35 tripulantes.
En tanto, trae integrados seis tubos de torpedos de 21 pulgadas y cuenta con depósitos para cargar hasta 18 torpedos F21 o misiles SM39 Sub Exocet y minas submarinas. Por último, tiene una capacidad de desplazamiento de 1.870 toneladas y puede operar en profundidades de hasta 350 metros, impulsados por cuatro motores a diésel y eléctrico.
Este sumergible forma parte del acuerdo firmado entre las dos naciones en 2008, durante la segunda presidencia de Lula, que prevé la transferencia de tecnología de París a Brasilia, clave para la construcción de cinco submarinos en el país sudamericano.
El contrato implicó una inversión de más de USD 8.000 millones, que se destinó, además de a la confección de las naves, a la construcción de un complejo industrial y una base de apoyo a las operaciones de los submarinos en Itaguaí.
El primer sumergible de este acuerdo se presentó en 2022 y fue el Riachuelo (S-40). A éste le siguió el Humaitá (S-41), en 2023, y ahora llegó el Tonelero (S-42). La cuarta nave, Angostura (S-43), ya está en construcción y se prevé que esté listo el año entrante.
Los roces recaen, sin embargo, sobre la quinta nave acordada, Álvaro Alberto (SN-BR), que está en fase de desarrollo pero no tiene aún previsiones de construcción dado que tendría propulsión nuclear, una cuestión sobre la que Francia se niega a cooperar dados los riesgos que esta tecnología representa en todo el mundo.
En ese sentido, Lula aprovechó el encuentro de este miércoles con Macron, su ministro de Defensa, José Múcio, y el comandante de la Marina, almirante Marcos Sampaio Olsen, para reiterar su pedido a Francia.
“Presidente Macron, vuelva a Francia y dígale a los franceses que Brasil quiere los conocimientos de la tecnología nuclear pero no para hacer la guerra”, dijo y agregó que su nación quiere esa información para “garantizarle a todos los países que quieren paz, que sepan que Brasil está de su lado porque la guerra no construye, la guerra destruye”.
Por el contrario, señaló el mandatario, lo que construye es el desarrollo, el conocimiento científico y el conocimiento tecnológico, todas áreas en las que desea fortalecer su cooperación con París.
En medio de estas declaraciones, mencionó también la necesidad de tener Fuerzas Armadas “altamente cualificadas, preparadas y equipadas”, que permitan garantizar esta paz siempre que sea necesario, incluso ahora que aflora la “animosidad” en contra de los procesos democráticos en Brasil y el mundo.
“Todos sabemos que existe, hoy, un problema muy serio de animosidad contra el proceso democrático y sabemos que la asociación que estamos construyendo con Francia permitirá a dos países importantes, cada uno en un continente, prepararse para que podamos convivir con esa diversidad sin preocuparnos por cualquier tipo de guerra, porque somos defensores de la paz”, sostuvo.
Inclusive, resaltó que el trabajo conjunto con París incluye no sólo la construcción de submarinos sino también la producción de helicópteros, un satélite que permite las comunicaciones militares en Brasil y la compra de una computadora especial para la defensa.
“Nuestra asociación, con elevado componente de cooperación en tecnologías de punta, muestra el interés de Brasil en conquistar una mayor autonomía estratégica ante los numerosos conflictos que han surgido en el mundo”, cerró Lula.
Macron aseguró, por su parte, que desea ampliar la cooperación en la producción de equipos militares con proyectos más ambiciosos.
(Con información de EFE)