(Desde Montevideo, Uruguay) - Cuando vivió en Canadá, el empresario uruguayo Gonzalo Aguiar se ganó la confianza de dos inversores de ese país. Les mostró sus dotes de emprendedor y la capacidad que tendría para desarrollar un proyecto comercial en Uruguay, una zona en la que podrían tener beneficios impositivos si se dedicaba a invertir en plantas de cannabis medicinal. Con esa idea en mente, Aguiar retornó a su lugar natal en 2019.
El empresario, que fue asesinado a balazos por su ex pareja Romina Camejo, se mostró dispuesto a vivir en su país para dirigir una empresa cannabis, algo que los inversores canadienses consideraron un buen gesto, según informó El País. La planta se construyó en tiempo récord: a fines de 2019 ya estaba casi pronta y a principios de 2020 los inversionistas ejecutivos viajaron desde Canadá y quedaron encantados. Estaba ubicada en el departamento de Salto, en el norte uruguayo.
Los inversionistas le entregaron, en cuotas, USD 27 millones a Aguiar para que terminara la infraestructura y comenzara la producción de cannabis medicinal. La planta Boreal se inauguró en septiembre de 2020, con la presencia del presidente Luis Lacalle Pou y el entonces ministro de Industria, Omar Paganini.
Hasta ese momento, todo parecía un éxito y los resultados le dieron el respaldo a Aguiar para pedir más dinero a los inversionistas. Esta vez, propuso que le entregaran capital para desarrollar un proyecto de zona franca en la ciudad de Bella Unión (Artigas, el departamento más al norte de Uruguay). Los inversionistas le enviaron USD 3 millones para que concretara ese plan.
Pero después, con la llegada de la pandemia, comenzaron las mentiras de Aguiar a los inversores, enumeró el diario uruguayo. En diciembre de 2020, les dijo que el gobierno había decretado restricciones de envíos de dinero al exterior.
El empresario alegaba que por problemas regulatorios no podía pagar los dividendos a los inversionistas pero, meses más tarde, les dijo que Uruguay iba a liberar las supuestas ganancias de Boreal. Aguiar presentó documentos falsos del banco estatal República que señalaban que la empresa había generado utilidades por 90 millones de euros.
Para falsificar ese documento, el empresario pidió ayuda a profesionales y familiares cercanos y falseó la firma de un funcionario del Banco República que estaba estampada en ese supuesto aval bancario.
Pero Boreal nunca podría llegar a generar esas ganancias en unos pocos meses. Los canadienses lo descubrirían cuando retornaron a Uruguay y contrataron un bufete de abogados uruguayos que les permitió conocer la verdad: Boreal solo había exportador cannabis por unos pocos miles de dólares y tenía el certificado de inscripción ante el Banco de Previsión Social (BPS) caído.
La planta de Boreal costó USD 10,5 millones, unos USD 17 millones menos que lo que enviaron. La diferencia fue enviada a cuentas bancarias ubicadas en paraísos fiscales a través de un cambio uruguayo y también se utilizó para la comprar casas lujosas y autos de alta gama.
La planta tenía casi 5.000 metros cuadrados edificados y una capacidad de producción de hasta 20 toneladas por semana, gracias a cultivos en 50 hectáreas. Sin embargo, en julio de 2023 la planta cerró de forma imprevista y despidió a los trabajadores por WhatsApp.
Estos elementos forman parte de la investigación que llevan adelante, en forma paralela, el fiscal de Delitos Económicos Gilberto Rodríguez y el de Lavado de Activos Enrique Rodríguez. Este último indaga si hubo testaferros que participaran en la maniobra.
La Fiscalía le pidió también a los abogados de los inversores que consigan el video de la falsa boda entre Aguiar y Camejo para identificar a los cómplices de esta estafa. Quien ofició como juez civil en el casamiento fue un estudiante de Derecho.