(Desde Montevideo, Uruguay) - La policía uruguaya recibió, a mediados de 2023, una información confidencial que le permitió desarticular una organización dedicada al tráfico de cocaína desde Uruguay a Europa. Tras la investigación, que la Fiscalía desarrolló durante dos meses y medio, se identificó la maniobra que hacían los integrantes de la banda: metían los ladrillos de cocaína dentro de tablones de madera, lo que supuestamente era un producto para exportar desde la capital de Uruguay.
Hasta el momento, por esta causa hay siete condenados. La semana pasada, Jorge Pérez Bentancor, propietario de una empresa de importación de madera, fue sentenciado a dos años de prisión por el delito de asistencia a las actividades del narcotráfico. En julio del año pasado este empresario había sido detenido en su casa del barrio privado La Tahona.
También cayó recientemente un delincuente considerado “clave” en esta organización, informó El País. Tras estar 222 días prófugo, fue detenido el Gusano, un hombre argentino que tenía en la organización el rol de “generar vínculos” entre los integrantes extranjeros de la banda (cuatro colombianos de entre 29 y 68 años). Ellos se encargaban de la logística para el traslado de la droga.
El Gusano tiene 45 años y, declaró, es dueño de una papelería y no tenía idea de la orden de detención que caía sobre él. Por el mismo caso, siete meses antes su hijo fue encarcelado, ya que también participó en la maniobra. El argentino se encuentra en prisión domiciliaria con tobillera electrónica.
La maniobra para traficar la droga incluyó varias reuniones en Montevideo. El 20 de junio de 2023, uno de los colombianos salió desde Rivera a Montevideo y, ni bien llegó a la capital, se sentó en la mesa de un restaurante a esperar a otros compañeros. Fue una de los tantos encuentros que tuvieron para planificar el envío de la droga.
Hubo reuniones de planificación también en el estacionamiento de un supermercado, en el barrio La Tahona, en locales comerciales y en la puerta de un apartamento en donde vivían parte de los integrantes de la banda.
La modalidad de esconder cocaína dentro de madera fue una de las particularidades que tuvo este caso: se trata de una forma que no se sabía que se utilizaba en Uruguay. A los investigadores también les llamó la atención que los encuentros eran en zonas residenciales, de alto poder adquisitivo, y durante mucho tiempo esto no llamó la atención, consignó el diario uruguayo.
Uno de los imputados de esta organización fue el encargado de abrir una sociedad anónima para exportar los tablones de madera. Cuando la policía desarticuló la banda, la firma tenía dos años de antigüedad y ya había realizado dos cargamentos de madera a Europa. Los chats de los celulares incautados permitían inferir que en al menos uno de los cargamentos había llevado cocaína.
La detención de esta banda se logró a través de una intensa vigilancia policial en la que se pudo determinar las reuniones que tenían sus integrantes, los vehículos de mediana gama que utilizaban y los planes que tramaban. Este trabajo permitió ver cómo los tres colombianos fueron a comprar placas de yeso y después hicieron compras en locales comerciales cerca de la casa de Pérez Bentancor, donde finalmente fueron a almorzar. También se pudo identificar al Gusano esperándolos en Rivera para llevarlos a Santana do Livramento (la ciudad brasileña limítrofe con Uruguay).
El dueño de la empresa de madera, en tanto, trabajaba en una vidriería cuyo dueño es un hombre que tiene antecedentes por narcotráfico.
Otro dato clave para los investigadores fue encontrar una casa en el barrio Cerro de Montevideo, en la que se incautó la mercadería. Allí los extranjeros acondicionaban la cocaína en maderas que posteriormente serían embarcadas desde el puerto de Montevideo.