Los desafíos del segundo mandato de Nayib Bukele y las piezas clave de un círculo de confianza cada vez más reducido

El presidente salvadoreño, reelegido a pesar de las prohibiciones constitucionales, sigue teniendo frente a sí enormes retos de sostenibilidad económica y fiscal

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Hermanos Bukele. El presidente Nayib Bukele junto a sus tres hermanos, Karim, Ibrajim y Yusef. Foto tomada de Facebook,
Hermanos Bukele. El presidente Nayib Bukele junto a sus tres hermanos, Karim, Ibrajim y Yusef. Foto tomada de Facebook,

Nayib Bukele se autoproclamó presidente reelecto de El Salvador el 4 de febrero pasado, día de las elecciones, cuando aún no había un solo número del conteo oficial. En su celebración habló de que había pulverizado a la oposición y de que su país es, ahora, una democracia de un solo partido, lo mismo que llevan años diciendo los gobernantes de Cuba o China. De lo que no habló Bukele aquella noche, y sigue sin hacerlo, es de sus planes para afrontar la crítica situación financiera de su gobierno o de cómo reacomodará a sus hombres y mujeres de confianza para gobernar de aquí en adelante.

Entre los principales retos que El Salvador afrontará durante el segundo mandato de Bukele, que inicia formalmente el 1 de junio próximo y concluye el 31 de mayo de 2029, están el bajo rendimiento de la economía y la falta de un plan para asegurar sostenibilidad financiera y garantizar los pagos de la deuda que se vienen, sobre todo a partir de 2027.

Barclay’s, la casa británica analista de riesgos, recordó a Bukele la sombría perspectiva financiera del país mediante un comunicado que publicó el 5 de marzo pasado, un día después de las elecciones legislativas en las que el partido oficialista Nuevas Ideas ganó varios de los municipios más importantes del país, pero también fue derrotado en enclaves con alto significado político, como Nuevo Cuscatlán, el suburbio capitalino en el que el presidente inició su ascenso al poder.

En su comunicación, Barclay’s advirtió sobre lo frágil de la sostenibilidad financiera salvadoreña en el mediano plazo debido, entre otras cosas, a la falta de transparencia fiscal y a arreglos legislativos internos que permitieron a Bukele tomar dinero las pensiones para ir solventando compromisos de deuda a falta de un acuerdo macro de financiamiento y de un crédito por USD 1.4 millones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Las negociaciones con la multilateral están estancadas desde 2021.

Sin acuerdo con el FMI, Barclay´s prevé que El Salvador la tendrá muy difícil para cubrir los vencimientos de deuda que llegarán en 2027. La situación de la deuda obligará al país centroamericano a buscar hasta USD 3,500 millones al año para solventar sus obligaciones según el informe de Barclay’s.

El fantasma del impago lamentablemente está ahí a partir del año 27. Las necesidades de financiamiento se expanden a razón de 1,000 millones por año, lo que va a obligar al gobierno a buscar casi USD 4,000 millones en cuatro años”, dice el economista salvadoreño Rafael Lemus en conversación con Infobae. A esto hay que sumar el canje de toda la deuda con el fondo de ahorro de los trabajadores por USD 8,397 millones.

En suma, a final de 2027 El Salvador tendrá vencimientos de deuda que no tiene entre 2023 y 2026: vencen USD 800 millones de Eurobonos y vence la deuda por USD 610 millones del capital e interés del bono de USD 8,397 millones de las pensiones.

La casa británica también advirtió del riesgo que representa para la sostenibilidad financiera salvadoreña que el gobierno siga financiándose gota a gota mediante dinero tomado de las pensiones. “Sospechamos que el sistema de pensiones está financiando al gobierno a través de planes de préstamos con el nuevo organismo de pensiones y bancos comerciales”, advirtió Barclay’s.

De acuerdo con un análisis de la Universidad Centroamericana (UCA) en San Salvador, el gobierno ya tomó USD 4,000 millones de los fondos de ahorro de los trabajadores. El economista Lemus coincide con esa cifra. El tema, según explican los analistas, es que esa nueva deuda que está generando el gobierno también tendrá que pagarla a partir de 2027, ya que, por ahora, gracias a una reforma legal, Bukele obtuvo un periodo de gracia de pago de intereses y capital que vence dentro de tres años.

El actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, habla desde Palacio Nacional junto a su esposa, Gabriela Rodríguez, el 4 de febrero de 2024. EFE/Rodrigo Sura
El actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, habla desde Palacio Nacional junto a su esposa, Gabriela Rodríguez, el 4 de febrero de 2024. EFE/Rodrigo Sura

Tan sombría es la perspectiva para Barclay’s que en su análisis de riesgo recomienda deshacerse de los bonos salvadoreños de deuda con vencimiento en 2027.

“Barclay’s recomienda deshacerse de los bonos del 27 y el 29 y moverse a los bonos del 50 o el 52. Deja claro que para el 27 las cosas no están bien y hay un riesgo de impago. Barclay’s está hablando de una política de inversión más conservadora ante un país que no tiene un programa fiscal creíble y un programa creíble con el FMI. Sin acuerdo con el FMI se recomienda vender”, considera el economista Lemus.

Nayib Bukele, aún eufórico por su triunfo en la presidencial de febrero y por la subida en los precios del Bitcoin, moneda de curso legal en El Salvador por iniciativa de su gobierno, desestimó los señalamientos de Barclay’s en la red X. El presidente salvadoreño dijo, en un post del 6 de marzo, que el análisis financiero de la casa británica es “activismo político disfrazado de análisis de mercado” y acusó al filántropo húngaro-estadounidense George Soros de estar detrás de ese análisis.

Lo cierto es que, por ahora, El Salvador no ha cerrado su negociación con el FMI, la cual el gobierno de Bukele prometió reactivar después del ciclo electoral de 2024. De cara a las reuniones primaverales de la banca bilateral en Washington, DC, también es incierto en qué condiciones llegará la delegación salvadoreña a su encuentro con el Fondo.

Sí es previsible que el enviado como jefe de delegación en esas pláticas sea Ibrajim Bukele, hermano del presidente, y uno de los hombres llamados a formar el círculo de confianza en que Nayib Bukele se moverá durante su segundo mandato.

Reacomodos e inercias en el poder

Es previsible que Ibrajim Bukele siga jugando un rol importante en el gobierno. Ibrajim, su gemelo Yusef, Karim y Nayib son los hijos de Armando Bukele y Olga Ortez, la familia nuclear del presidente de El Salvador, que durante el primer mandato gobernó rodeado por sus hermanos. En los primeros años, sin embargo, Nayib también distribuyó su confianza fuera de la familia, lo cual dejará de ser así en el segundo mandato según tres personas consultadas, entre las que hay dos funcionarios en activo y un exoficial del gobierno salvadoreño.

Durante el primer mandato Ibrajim fue el negociador en jefe del gobierno salvadoreño con organismos multilaterales a pesar de no poseer cargos en el gobierno. Fue Ibrajim quien lideró delegaciones salvadoreñas que viajaron a Washington, DC en 2022 y 2023 para intentar limar las asperezas creadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la aprobación de la Ley Bitcoin y las objeciones del organismo internacional por la falta de transparencia en la gobernanza financiera del país.

Dos funcionarios centroamericanos consultados en la capital estadounidense prevén que Ibrajim Bukele seguirá liderando esas negociaciones en 2024.

Todos los retos, los viejos y los nuevos, los enfrentará el presidente junto a un círculo íntimo de poder que se transformó durante los primeros cinco años de mandato. El presidente, de acuerdo con dos funcionarios del Ejecutivo salvadoreño que hablaron con Infobae desde el anonimato por seguridad y tienen conocimiento de los movimientos políticos en la casa presidencial salvadoreña, ha reducido su círculo primario de confianza a sus hermanos, un puñado de familiares cercanos y dos asesores venezolanos. Por fuera quedaron funcionarios que alguna vez estuvieron más cerca de él, como Ernesto Castro, otrora su secretario privado y actualmente presidente del Congreso, o varios de sus secretarios presidenciales, como Ernesto Sanabria, responsable de prensa. Infobae intentó contactar a los funcionarios salvadoreños mencionados pero no hubo respuesta.

“Siempre confió más en sus hermanos, sobre todo en ellos, pero recibía a más gente y como siempre pasa había mucha gente que decía hablar con él, pero no te engañés, él solo confía en su gente, en sus hermanos”, dice uno de los funcionarios consultados.

Los dos hombres más cercanos a Nayib Bukele son sus hermanos Karim e Ibrajim, en ese orden, de acuerdo con los dos oficiales que hablaron sobre el tema.

Karim Bukele fue, desde el primer mandato, el gran operador político, e incluso jugó un papel importante en las comunicaciones presidenciales, como el de manejar las decisiones editoriales de Diario El Salvador, el periódico oficial y uno de los principales órganos de propaganda del gobierno, financiado con fondos públicos. Karim fue el jefe de campaña de su hermano para la elección presidencial de 2024.

Karim Bukele, hermano del presidente salvadoreño Nayib Bukele, es uno de los hombres más poderosos del país. En la foto aparece con Ernesto Sanabria, secretario de prensa de casa presidencial, quien ha dejado de tener influencia en los círculos íntimos del presidente.
Karim Bukele, hermano del presidente salvadoreño Nayib Bukele, es uno de los hombres más poderosos del país. En la foto aparece con Ernesto Sanabria, secretario de prensa de casa presidencial, quien ha dejado de tener influencia en los círculos íntimos del presidente.

Karim también fue, de acuerdo con una investigación del periódico El Faro, el nexo entre Casa Presidencial y los diputados oficialistas en la Asamblea Legislativa.

A Karim e Ibrajim se suma Yusef, quien de acuerdo con las fuentes consultadas fue una especie de último filtro para escoger a los funcionarios más importantes del gabinete e, incluso, dar acceso a reuniones privadas con el presidente. Morena Valdez, ministra de Turismo de Bukele, fue una de las funcionarias elegidas por Yusef, según uno de los funcionarios del Ejecutivo que habló con Infobae desde el anonimato por no estar autorizada a hacerlo en público.

Uno de los funcionarios consultados prevé que la dependencia del círculo más cercano, el familiar, será ahora más marcada, sobre todo tras reacomodos de poder y filtraciones en Casa Presidencial.

El caso de Alejandro Muyshondt, el ex asesor de seguridad de Bukele que fue encarcelado por supuesta divulgación de secretos oficiales y quien murió en circunstancias aún no esclarecidas mientras estaba bajo custodia del Estado, ilustra bien los pleitos de poder a los que se refiere el funcionario consultado.

Muyshondt, en sus últimos días en Casa Presidencial, expuso corrupción atribuida a Ernesto Sanabria, el secretario de prensa y otrora funcionario cercano al presidente. De acuerdo con documentos en poder de Infobae, Muyshondt también expuso actos irregulares cometidos por otros funcionarios importantes del bukelismo, como Christian Guevara, el diputado que es jefe de la fracción legislativo de Nuevas Ideas. Poco después de que hizo esas denuncias, Muyshondt fue arrestado y acusado de varios delitos relacionados con la filtración de documentos e información confidencial del gobierno.

Muyshondt murió por causa natural según la versión oficial aunque según ha dicho Lucrecia Landaverde, abogada de la familia del ex asesor presidencial, este fue asesinado. Las denuncias que él hizo, han dicho a Infobae dos de los funcionarios consultados, están relacionadas con vendettas internas entre funcionarios de la casa presidencial, como Sanabria, que alguna vez tuvieron poder pero han sido relegados.

Tras esos pleitos de poder entre funcionarios que despacharon desde la Casa Presidencial, y la certeza de que había filtraciones de información hacia la prensa independiente salvadoreña, los Bukele cerraron filas, según dijo uno de los funcionarios consultados y confirmó en Washington un oficial estadounidense que sigue desde la administración Biden los sucesos en El Salvador.

Las hojas de vida de hermanos del presidente, quienes se prevé seguirán llevando las riendas en las áreas de gobierno más sensibles, como la economía y la seguridad pública, tampoco están limpias.

La fiscalía salvadoreña investigó al grupo familiar del presidente entre 2020 y 2021 en relación con actos de corrupción cometidos durante la pandemia, el pacto del gobierno salvadoreño con las pandillas MS13 y Barrio 18 y otros crímenes. Los fiscales que realizaron aquellas investigaciones, algunos de los cuales hoy viven en el exilio, dijeron de los hermanos Bukele que eran la cabeza de una organización criminal que buscaba lucro y beneficio personal. En 2021, la mayoría oficialista en el Congreso salvadoreño destituyó al fiscal general que dirigió aquellas investigaciones y los expedientes quedaron cerrados.

Lo cierto es que, desde ya, los hermanos Bukele seguirán funcionando como jefes de gabinete en las áreas económica, financiera y político, y que, de acuerdo con los funcionarios consultados, ampliarán su rol de guardia pretoriana en torno al mayor de ellos, Nayib Bukele, el presidente.

Y será, entre ellos, a Ibrajim Bukele a quien tocará retomar la primera misión, que se pinta esencial para el segundo mandato, la de retomar las negociaciones con el FMI para conseguir un ancla financiera con la que El Salvador aún no cuenta.

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