(Desde Santiago, Chile) Ingenieros y técnicos del Observatorio Europeo Austral (ESO) completaron esta semana un verdadero hito en la construcción del Telescopio Extremadamente Grande (ELT, por sus siglas en inglés), al terminar de añadir una capa reflectante y sensores especiales a los primeros segmentos del espejo primario del colosal telescopio que se construye en el desierto de Atacama.
“Este nuevo recubrimiento significa que los segmentos están prácticamente listos para comenzar a observar el cielo, una vez instalados en el corazón del telescopio óptico más grande del mundo, a fines de esta década”, señalaron mediante un comunicado desde el ESO. Ser espera que las construcción finalice para el año 2028.
Una vez terminado, el ELT se convertirá en el telescopio terrestre más grande de su tipo, tan gigante que sólo su espejo primario medirá 39 metros, siendo también el espejo más grande jamás hecho para un telescopio.
“Demasiado grande para ser hecho de una sola pieza de vidrio, estará compuesto por 798 segmentos hexagonales de vidrio cerámico, cada uno de aproximadamente cinco centímetros de grosor y 1,5 metros de diámetro”, describieron desde el observatorio.
Los segmentos de este inmenso espejo se fabrican en Europa, con un proceso de varias etapas. Una vez fabricados son enviados al Edificio Técnico del ELT en el Cerro Paranal, Chile, donde se realiza el recubrimiento de la capa reflectante.
Las primeras 18 piezas, de las casi 800, llegaron al país a inicios de este año y ya se recubrieron tres de ellas. Este es un proceso bastante complejo, que toma unas dos horas por espejo y la capa reflectante que se agrega es tan fina, que supera la delgadez de un cabello.
Esta capa “utiliza 1,7 gramos de plata e incluye capas adicionales de níquel-cromo y nitruro de silicio para mejorar la adherencia al vidrio cerámico y proteger la plata de la corrosión. En total, el recubrimiento tiene alrededor de 120 nanómetros de grosor, o casi mil veces más delgado que un cabello humano”, explicaron desde el ESO.
Para asegurarse de que todos los segmentos puedan funcionar juntos como un solo espejo, están equipados con sensores para detectar desalineaciones. Además de añadir un recubrimiento a los primeros segmentos, los ingenieros y técnicos de ESO también han instalado sensores de borde, dos por lado en cada segmento, e integrado la electrónica y los soportes mecánicos necesarios para que funcionen correctamente.
Finalmente, se han realizado inspecciones y revisiones para asegurarse de que los segmentos estén listos para ser instalados. Todo el proceso se lleva a cabo en el Edificio Técnico del ELT en Paranal, una enorme sala limpia donde se controla cuidadosamente el número de partículas en el aire para evitar la contaminación.
El recubrimiento, además, se deberá aplicar en cada unos de los 798 segmentos antes de ser instalados, aunque mantenerlo será una tarea compleja, puesto que el recubrimiento deberá volver a aplicarse en el espejo cada 18 meses, para garantizar la mejor reflectividad y sensibilidad en las observaciones astronómicas.
“En la práctica, esto significa que dos segmentos necesitarán ser recubiertos todos los días durante toda la vida útil del telescopio. Para facilitar esto, con la mínima interrupción de las observaciones científicas, se están fabricando 133 segmentos adicionales, además de los 798 necesarios para el espejo”, finalizaron.