(Desde Montevideo, Uruguay) - El empresario uruguayo Gonzalo Aguiar regresó desde Canadá a su país en 2019 dispuesto a hacer negocios. Llegó con capital para invertir en una planta de cannabis medicinal en Santo y comenzó a tener una vida de lujos y excesos. Conoció a la incipiente cantante Romina Camejo, con quien se puso de novio y celebró la relación en una boda falsa. En la fiesta hubo varios integrantes del sistema político, con quienes Aguiar también se vinculó.
Uno de los contactos que Aguiar intentó establecer fue con Sebastián Cal, un diputado del partido del oficialismo uruguayo Cabildo Abierto, oriundo de Maldonado. Tras su fallecimiento –fue asesinado a balazos por Camejo–, se conoció un audio de Cal con un periodista de Crónicas del Este en el que el legislador cuenta su vínculo con el empresario.
Este medio divulgó el audio tras la muerte de Aguiar y Cal aclaró que se trataba de una conversación privada, que ocurrió hace un año. El vínculo entre ellos comenzó cuando “algunas personas” los quisieron presentar y el diputado lo vio como “cualquier encuentro” que un político puede tener con un empresario, consignó El Observador.
Las personas que buscaban el contacto le aseguraron que Aguiar era “un gran empresario” y le ofrecieron tener una reunión con él. El legislador describió al empresario como alguien que “permanentemente ostentaba de sus vínculos políticos”. Pero comenzó a ver “cosas extrañas” de las que dio aviso a las autoridades. Por ejemplo, vio que había policías trabajando para el empresario.
Cuando se enteró de esto, se contactó con el jefe de Policía de entonces de Maldonado, Julio Pioli. El diputado cabildante le sugirió que “abriera los ganchos” porque Aguiar había contratado a efectivos que trabajaban junto a él. “Al otro día que hablo con Pioli, (Aguiar) me amenaza”, aseguró.
Fue a través de un mensaje de WhatsApp que el empresario, según esta versión, le advirtió: “Dejate de hacerme denuncias, mirá que ya me enteré. Si tenés algún problema, vení y arreglalo conmigo. Sabés donde vivo”.
El diputado interpretó ese texto como una amenaza y decidió comenzar a circular con armas. De hecho, en el audio divulgado afirma: “Por primera vez en mi vida tengo que andar con una nueve milímetros en la cintura”.
Luego, en conversación con el diario uruguayo, Cal aclaró que a él no le consta que el exjefe de Policía departamental “protegiera” a Aguiar y que la avisó que había policías trabajando con un empresarios porque le parecía “un tema delicado”.
Tras la amenaza, además, habló con quien entonces era el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, que “no tuvo una respuesta acorde a su planteo”. “Me dijo que habló con (Nicolás) Martinelli (entonces número tres de la cartera y actual ministro) por mi tema y que él le dijo que estaba todo ok”, aseguró. Luego el reclamo se lo comentó al secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, quien ahora renunció a su cargo para dedicarse a su campaña presidencial.
“Nunca vi una respuesta de las autoridades de lo que yo esperaba”, aseguró.
Cal declaró en una rueda de prensa que en el momento de la denuncia no podía saber si Aguiar era “un chanta, un narcotraficante o qué”. “Hoy sabemos que era un chanta”, aseguró en la mañana del jueves.
En el entorno del exministro, en tanto, aseguran que Cal nunca hizo denuncias por amenazas de Aguiar ni por los presuntos policías que trabajaban para el empresario. Heber entendió que no podía poner a trabajar a un equipo a investigar el asunto solo por un comentario y sin que haya una denuncia formal.
En la conversación, Cal también afirmó que “los narcos financian la política en el Uruguay”, pero fue algo de lo que después se retractó.