(Desde Montevideo, Uruguay) - Después de disparar varias veces, Romina Camejo se acerca al blanco con la cámara en mano para mostrar cómo le fue en su primera práctica. “¡Opa, opa!”, se sorprende cuando muestra que varios de los proyectiles que lanzó dieron en el objetivo. “¡Qué lo parió”, celebra. Era julio de 2022 y la joven de 24 años estaba incursionando en esa práctica como una nueva afición. Lo que todavía no sabía era que la técnica que estaba aprendiendo la usaría, un año y medio después, para un disparo letal.
En las primeras horas del lunes, su expareja Gonzalo Aguiar llegó a su casa en Punta del Este –donde vivía con un amigo– después de haber discutido y haberla amenazado con cortarla en “pedacitos”, según la versión de su defensa. Camejo puso un mueble sobre la puerta para evitar el ingreso del empresario, de 46 años, pero no lo logró. Entonces tomó un arma y le disparó cinco veces en el pecho. Aguiar murió en el lugar. Era –según transmiten en su entorno– ella o él.
Aguiar y Camejo tuvieron una relación de tres años y hace seis meses nació el primer hijo de ambos.
Por el asesinato de este hombre, la Justicia dispuso sobre Camejo que fije domicilio, que se le prohíba salir de Montevideo y que se le retenga el pasaporte. Esta serie de medidas limitativas de su libertad son mientras el juez define si la imputa por el homicidio o considera que se trató de un caso de legítima defensa.
Mientras estuvieron en pareja, en la vida diaria de ellos eran comunes las armas de fuego, según informó el noticiero Telenoche. Aguiar siempre se trasladaba armado por la ciudad y contaba con custodia policial. De hecho, fueron indagados en 2022 luego de que una persona denunciara que iban en un auto de alta gama portando armas. Entonces Camejo dio una rueda de prensa luego del operativo en la que afirmó que su pareja era “coleccionista” y que todas las armas estaban “en regla”.
Camejo mostraba una vida de lujo en sus redes sociales, donde posteó también imágenes de su casamiento con Aguiar. Se trató de una boda ficticia, que costó más de USD 150.000 y que tuvo como invitadas a varias figuras del sistema político.
Tras esa fiesta, y con Camejo embarazada, la pareja se mudó a La Maison, una de las mansiones más grandes de Punta del Este por la que Aguiar pagó cerca de USD 4 millones.
Camejo se describe como cantante en su Instagram. De hecho, su ex pareja llegó a pagar USD 50.000 para que la invitaran a un certamen internacional del que participó en Colombia. Los periodistas de espectáculos no la conocían, pero la incipiente cantante declaró: “Gracias por darme el espacio, ya es como que me estoy acostumbrando a verlos y cuando me vaya a Uruguay los voy a extrañar”.
Tras el crimen, su madre la defendió en un mensaje difundido en el Instagram de Camejo. “Se vio obligada a defender su vida y la de su pequeña hija de las garras de un monstruo que estaba completamente fuera de sí”, escribió la mujer. “Piensen qué hubiesen hecho ustedes si se vieran en su lugar en medio de la madrugada incomunicada, aterrorizada, amenazada de muerte, con alguien tirándole la puerta abajo con su bebé en brazos”, dice el texto.
Adriana Díaz, la tía de la mujer que estuvo afuera del juzgado este martes, aseguró ante los medios que Aguiar “la intimidaba” y que mantuvieron una relación “violenta”. Contó que él era “adicto” y que su sobrina no quería que tuviera contacto con la bebé.
Díaz contó que no hubo denuncias por violencia porque Aguiar era una persona con “poder” que tenía”contactos políticos”. “No es tan fácil hacer una denuncia. Si tenés a toda tu familia amenazada de muerte, no es tan fácil”, aseguró.
Antes de retirarse de la audiencia, Camejo le dijo a sus familiares que no quería que estuvieran ahí por “miedo a que los maten”, según la crónica del El País. Ante esta situación, su defensa analiza pedirle al fiscal una custodia policial.