Casi siete meses después del magnicidio de Fernando Villavicencio, la jueza Irene Pérez decidirá si llamará a juicio a los implicados y señalados como autores materiales del crimen. En una audiencia que duró más de 10 horas, el 27 de septiembre, se reveló cómo se planificó y ejecutó el asesinato del político que aspiraba a convertirse en Presidente de Ecuador.
Villavicencio fue sindicalista, periodista y político ecuatoriano. En medio de la campaña presidencial para las elecciones extraordinarias de 2023, a 11 días de los comicios, Villavicencio fue acribillado por sicarios a la salida de un mitin político en el centro norte de Quito, el 9 de agosto.
La fiscal Ana Hidalgo, encargada del caso, presentó en la audiencia preparatoria de juicio las evidencias en contra de seis de los 13 procesados. Los siete restantes fueron asesinados en prisiones de Guayaquil y Quito, de estos seis eran colombianos. Hidalgo reveló que la preparación y ejecución del asesinato de Fernando Villavicencio fue cuidadosamente llevada a cabo por una célula del grupo delictivo Los Lobos. Carlos Angulo, también conocido como alias Invisible, y Laura Castillo, apodada Flaca lideraron el crimen. La mujer jugó un papel fundamental en la logística del crimen, asegurando armas, municiones, ropa y vehículos para los sicarios.
Antes del magnicidio, Castillo organizó varias reuniones de preparación, una de las cuales tuvo lugar la noche del 8 de agosto en una casa en la Ciudadela Ibarra, al sur de Quito. Durante esta reunión, los sicarios recibieron instrucciones directas de Angulo, quien se conectó mediante una videollamada desde la cárcel de Latacunga. En esa prisión, Los Lobos habían contratado un proveedor de Internet con autorización del Servicio de Cárceles del país.
La Fiscalía sostiene que Castillo era vigilada por las autoridades debido a su supuesta participación en una red de microtráfico de drogas relacionada con Los Lobos, a pesar de esto, la mujer avanzó con el plan de asesinar a Villavicencio. El día del homicidio, Castillo fue arrestada en el Valle de Los Chillos, a 33 kilómetros del lugar donde se produjo el sicariato.
La mujer viajaba en un automóvil robado, manejado por uno de sus cómplices, Erick R. En el vehículo se descubrieron pruebas comprometedoras, como camisetas relacionadas con la campaña política de Villavicencio. El día del crimen, los procesados usaban camisetas del partido de Villavicencio, fue así como se mezclaron entre los simpatizantes del político, en el que sería su último mitin.
El mismo vehículo en el que fue detenida Castillo había rondado la noche anterior, las inmediaciones del Colegio Anderson, donde se celebró el mitin. El vehículo había sido escoltado por dos motocicletas, una de las cuales fue encontrada abandonada cerca del lugar del crimen.
El día del asesinato, otros dos procesados, Alexandra Chimbo Farinango y Óscar F. estaban en el Colegio Anderson. Tenían la tarea de vigilar y alertar a los sicarios sobre los movimientos de Villavicencio, especialmente del momento en el que saldría del lugar.
Además, la fiscal Hidalgo indicó que en los teléfonos móviles de los acusados se encontraron pruebas incriminatorias, como mensajes ordenando el asesinato y fotos descargadas horas antes del crimen. En el celular del sicario Johan Castillo, quien mató a Villavicencio, y que murió después de ejecutar el magnicidio se encontró un mensaje de Ángulo enviado a las 17h33 de ese día, a menos de una hora del asesinato: “Bien, brother. Cuando usted lo vea, le pega. Confío en usted. Hágale”.
Durante la audiencia, Hidalgo leyó una parte del testimonio proporcionado por el testigo protegido en este caso. La fiscal evitó compartir algunos pasajes, pues de estos se ha derivado una nueva investigación que aún es reservada. El testigo protegido, según el relato, es la pareja de Laura Castillo.
Uno de los extractos más importantes es aquel donde se le cuestiona sobre las motivaciones del asesinato:
–Fiscal: ¿Por qué razón quisieron matar a esta persona?
–Testigo: Por lo que dijo el Chino, era la salida de él y él se llevaba el privilegio de haberlo hecho. Hacen este trabajo y tienen derecho a medio Quito, manejo de cárceles.
En otro de los cuestionamientos se revela la preocupación que tenían los líderes criminales que planificaron el asesinato. Creían que Villavicencio llegaría a la Presidencia.
–Fiscal: ¿Por qué querían matar al señor Villavicencio la organización?
–Testigo: Porque si iban a llegar a la Presidencia y que iban a cambiar los códigos de las penas, iban a llegar muchos.
Amanda Villavicencio, hija del político asesinado y quien ahora dirige el portal Periodismo de Investigación fundado por su padre, escribió que al escuchar el testimonio de la pareja de Laura Castillo: “Me lleno de dolor, me olvido que soy periodista y por un segundo soy solo hija y me quiebro”.
Este 28 de febrero, continuará la diligencia judicial. Aún la Fiscalía investiga quiénes son los autores intelectuales.