(Desde Montevideo, Uruguay) - Después de trabajar durante cuatro años en el mismo despacho, la diputada suplente del Frente Amplio uruguayo Martina Casás (29) se dio cuenta de que el titular de la banca, Gustavo Olmos (62), no la veía como una colega. El dirigente socialdemócrata de la coalición de izquierda no la consideraba “una compañera de trabajo, una compañera de militancia (ni) una compañera de despacho”: “Este señor me veía como un objeto de deseo sexual”.
Después de varias situaciones que la incomodaron, Casás decidió denunciar a Olmos, primero ante su sector político Fuerza Renovadora y luego ante la Justicia y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Pero antes, aseguró, sintió miedo.
Así lo relató en una carta que envió a La Diaria en la que se refirió por primera vez a esta situación después de casi tres meses.
“Tuve miedo porque no sabía si el círculo cercano de mi sector político me iba a creer. Tuve miedo porque sentí que no me iban a apoyar. Tuve miedo de que la situación se hiciera extremadamente pública o mediática. Tuve miedo de que mi familia sufriera y se sintieran mal. Tuve miedo de quedarme sin ingresos, porque dependo del salario que me transfiere la persona que denuncio. Tuve miedo de pasar esos miedos y lamentablemente el tiempo me los confirmó”, escribió.
Casás cuenta en su texto que incursionar en la política partidaria no era un plan que tuviera para su vida. La legisladora estudió Biología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República y ahora es estudiante de una maestría en Ecología Política, un curso que le permite unir sus dos pasiones. La denunciante cree que la política era una buena “herramienta” pero en su paso por ella descubrió que también “es un mundo muy hostil”.
Los miedos que tenía Casás previos a denunciar se confirmaron cuando dirigentes de su sector le aseguraron que era “muy difícil creerle” su testimonio. Los amigos de Olmos, aseguró, le decían que estaba haciendo la denuncia por dinero o para quedarse con la banca, y le expresaban que él nunca había sido denunciado anteriormente.
Casás recordó que, tras su denuncia, se enfrentó a un “circo de notas” en las que Olmos hablaba y “se hacía el sorprendido” por el caso. En ese momento ella “no tenía la fuerza” para salir del sillón. “Porque vi a mi familia sufrir y seguirá sufriendo. Porque pasé a ser una nota mediática y ya nadie se acuerda de los temas de los que hablo”, comentó.
Cuando El País informó sobre la denuncia de Casás, el diputado Olmos declaró a ese diario que la situación lo tomó “absolutamente por sorpresa”, y contó que con Casás trabajaban a la par y tenían una relación “correcta y afectuosa”.
Luego de que la situación se hiciera pública, Olmos retiró el acceso que tenía la denunciante a la información de la bancada y la eliminó de los grupos de WhatsApp, según relató. “La violencia política continúa más allá del acoso y del abuso. Me ha despojado del trabajo generado en cuatro años; si yo quisiera continuar no podría hacerlo en las mismas condiciones que tuve anteriormente. Porque a pesar de haber denunciado y tener medidas cautelares, quien siempre tuvo el poder sobre mi lugar de trabajo sigue siendo Tato Olmos. El salario lo sigue cobrando, la información la sigue teniendo, mi impotencia aumenta cada vez que lo pienso”, describió.
Casás asegura que esta situación le quitó las ganas de estudiar y hasta de vivir, y agradeció el apoyo de quienes la acompañaron en este proceso. “Dar un salto al vacío es mucho más fácil si cuando vas en la mitad del salto te encontrás que muchas compañeras están tejiendo una red que te sostenga”, afirma.
La diputada suplente dice estar agotada de escuchar a quienes no entienden que el único motivo detrás de su denuncia era que esta situación terminara para siempre y piensan que la motivación de esto es una operación política.
“Quienes no quieren verlo de esta manera es porque quieren invisibilizar lo complejos que son los casos de violencia de género, de violencia de género en política y de acoso sexual laboral. Quienes necesitan más detalles o mayores explicaciones lo hacen porque no asumen su lugar de comodidad en política”, afirmó.
Más allá de lo que defina el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio –que analiza el caso– y la Justicia laboral y penal, Casás afirma que “internamente” sabe que lo que sufrió fue violencia, acoso y que hay una persona que “abusó de su poder”.
Respecto a su futuro, Casás asegura que no sabe qué será de su vida y que le toca “empezar de nuevo”. Y agrega: “No sé que haré este 2024, lo único que sé es que no quiero seguir guardando silencio, porque el silencio fortalece a los que ya tienen poder. Y mi silencio fortalece a los que ya tienen poder”.