(Desde Santiago, Chile) Momentos de gran emoción se vivieron la mañana de este domingo en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago, donde siete chilenos que fueron secuestrados en tiempos de dictadura de Augusto Pinochet y dados en adopción ilegalmente hace más de treinta años en Estados Unidos, se reencontraron con sus familias biológicas.
Cabe recordar que tanto en Chile como en otros países de Latinoamérica donde hubo dictadura, se materializaron miles de adopciones irregulares mayormente de bebés y niños de escasa edad que fueron enviados hacia distintas partes del mundo, secuestrados por verdaderas mafias.
La encargada de dirigir este encuentro fue la Fundación Connecting Roots, organización que se dedica a realizar trabajos de reconexión familiar, apoyo psicológico y reparación de las víctimas secuestradas y vendidas ilegalmente en Estados Unidos.
Uno de los participantes de la experiencia fue Tyler Graf, un bombero de Houston que fundó Connecting Roots luego de descubrir a su familia biológica en Chile.
“Fue un largo viaje, hay mucha emoción en el avión, los adoptados estaban muy nerviosos y emocionados. Puedo decir que miré a todos muchas veces, y no dormían mucho, no tenían hambre, solo un montón de nervios”, expresó Tyler.
“Una vez que aterrizamos, preparamos a los adoptados para que salieran por esta puerta para encontrarse con sus familias por primera vez y tuvimos que hacer un reinicio mental. Se puede ver el dolor en los ojos de los adoptados y de las madres, pero cuando salen por esa puerta y se dan abrazos, no es más que alegría. Todos merecen conocer su pasado, todos merecen conocer a sus padres”, relató.
La historia de Ben
Ben Fruchter, nacido en Chillán (400 kms al sur de Santiago) en 1988, fue hospitalizado desde muy joven en el Hospital Infantil Conin antes de ser secuestrado por mafias de traficantes de niños. Cuando su padre adoptivo se enteró de la situación que ocurría en Chile, animó a su hijo a buscar la verdad a través de Connecting Roots.
Ben es el menor de ocho hermanos chilenos y fue recibido por uno de ellos, Jonathan Figueroa, quien expresó que “como familia estamos muy emocionados recibiéndolo a él, tratando de comunicarse un poco debido a que él no conoce muchas palabras en español y nosotros estamos en viceversa, de inglés no tenemos mucho conocimiento”.
“Desde que tenemos uso de razón siempre supimos de la existencia de nuestro hermano. Aparecen todos sus datos en la libreta de matrimonio de nuestros padres. No sabíamos más de él, solo de una dirección en Santiago, la cual fuimos a ver varias veces y después nos dieron a conocer que era la dirección de una fundación que hacía adopciones ilegales”, explicó Figueroa.
María Hastings, otra de las chilenas que llegó al país tras varias décadas de ser adoptada irregularmente, no contuvo su alegría. “Estoy muy feliz de finalmente conocer a mi familia”, aseveró.
“Tengo que reconectar con quiénes son ellos, reconectar con todos estos años para saber de mis raíces”, sostuvo entre lágrimas.
“Prácticamente esos bebés vuelven a nacer”
El vicepresidente de la fundación Connecting Roots, Juan Luis Insunza, explicó que “hoy hemos querido concretar un reencuentro múltiple. Más de 20 mil guaguas salieron bajo esta figura de adopción forzada entre 1973 y 1989. Quisimos simbolizar la magnitud del problema en nuestro país”, señaló en entrevista televisiva con Mega.
De esta manera, “hoy vienen siete hombres y mujeres que fueron separados de sus madres al momento de nacer. A las mamás les dijeron, a muchas de ellas, que sus bebés habían muerto. Ellas lo olvidaron o lo quisieron dejar en el pasado por el dolor que le provocaban, y hoy prácticamente esos bebés vuelven a nacer”, concluyó Insunza.