(Desde Santiago, Chile) Tras el trágico fallecimiento del ex mandatario Sebastián Piñera, al estrellarse la tarde de este martes en el lago Ranco el helicóptero que pilotaba, desde todos los sectores políticos ponderaron las virtudes del ex mandatario, destacando su profunda convicción democrática y visión de Estado.
Piñera se encontraba abocado a sus labores empresariales, sin embargo, nunca dejó de participar activamente en política. Hace unas semanas, había fustigado en una entrevista a La Tercera a su sector político, pero sobre todo a los Republicanos, culpándolos del fracaso de segundo proceso constitucional. Y a pesar de que ya había señalado que no tenía intención de postularse a un nuevo gobierno, en la última encuesta de Pulso Ciudadano, publicada hace solo una semana, se ubicaba como el político qué mas había subido en las encuestas presidenciales, de cara a las elecciones de 2025, con un 11,1 por ciento.
Pero, ¿qué tipo de persona era el ex mandatario chileno y cómo lo recordará la posteridad? Según Eugenio Tironi, sociólogo y reputado analista político, Sebastián Piñera era “una persona súper inteligente, astuto, rápido, muy bien informado. Su inteligencia era distinta a la de Ricardo Lagos, por ejemplo, que tiene otra altura histórica. Piñera tenía una inteligencia más de economista, práctica, empresarial”, señaló en conversación telefónica con Infobae.
—Bueno para los números también…
—Era muy rápido para los números, y no solo los suyos, sino también los del Estado. Era un tipo muy competitivo, un tipo de acción que tomaba decisiones sin temer al riesgo, muy ejecutivo. Si tenía que cambiar de postura, pues lo hacía. Tenía mucho tesón, insistió en el salvataje de los mineros contra viento y marea, muy voluntarista. Un poco intolerante con la reflexión vacía, no era de andar filosofando por la vida.
— Tenía un grupo muy cercano de amigos y colaboradores…
—Así es, era muy amigo de sus amigos y sabía formar buenos equipos e trabajo que le eran muy leales, cosa curiosa porque no era una persona muy simpática. No era precisamente el alma de la fiesta, aunque sí tenía mucha energía.
— ¿Cómo lo recordará la posteridad?
—Creo que Piñera será recordado por su rol en la transición democrática. Él fue una persona que, desde la oposición, fue funcional a la Concertación, pues ayudó a los acuerdos básicos de la transición con los militares. Recuerda que votó por el “No” en el plebiscito de Pinochet del año 88. También ayudó a la derecha a incorporarse plenamente a la democracia, y ser seducido por ésta ante la posibilidad de ser gobierno. Sacó a la derecha de la postura en que se había atrincherado, defendiendo los enclaves autoritarios. Y será recordado también por gestas bastante épicas como fueron la reconstrucción del país tras el terremoto de 2010 y el rescate de los 33 mineros. Agregaría también por su pronta adquisición de vacunas al inicio de la pandemia, o sea, cosas no menores desde el punto de vista de la vida de las personas.
—¿Y su gestión económica?
—Creo que él hubiese querido ser recordado por haber empujado el crecimiento económico y haber llevado al país al desarrollo, pero eso no lo consiguió. En sus gobiernos el crecimiento fue mediocre, pero eso muchas veces no depende de la gestión de un presidente.
—¿Cuánto afectó a su imagen el estallido social de octubre de 2019? Porque por esa época su aprobación bajó a un 6%, la más baja de un presidente desde la vuelta de la democracia.
—Creo que el estallido social enturbió muchísimo su legado, aunque no sé si alguien pudo haberlo hecho mejor, pues finalmente canalizó las cosas en un sentido democrático y no se dejó tentar por una aventura autoritaria. A él se le debe en buena parte el haber encontrado una salida consensuada como fue el fallido proceso constituyente. A pesar de todo, nos permitió mantener la convivencia y democracia en Chile.
— El patrimonio de Piñera creció sostenidamente en sus dos gobiernos y terminó siendo el tercer hombre más rico de Chile. ¿Es posible sacar alguna conclusión de eso?
—No, si se enriqueció fue pasivamente, no por su gestión de gobierno. Su patrimonio creció porque lo dejó en manos de un administrador y fortunas como éstas, manejadas por alguien relativamente eficiente, suelen incrementarse. Sería muy injusto plantear que elevó su patrimonio a través de su condición de presidente. Al revés: si él se hubiese quedado en el mundo privado, lo habría multiplicado varias veces más.