El ex presidente de Chile Sebastián Piñera falleció este martes en un accidente de helicóptero en la comuna de Lago Ranco, en el sur del país.
El hombre, de 74 años, fue presidente de Chile en dos oportunidades; el primer período entre 2010 y 2014, y el segundo entre 2018 y 2022. Su mandato fue el primero de derecha en democracia mientras él fue uno de los fundadores de Renovación Nacional, una de las principales formaciones de la derecha tradicional en el país. Asimismo, siempre mantuvo cierta cercanía con el Partido Demócrata Cristiano.
Su primer mandato comenzó el 11 de marzo de 2010 con su llegada al Palacio de la Moneda, que puso fin a dos décadas de gobiernos de la Concentración de Partidos por la Democracia. Durante su campaña, instaló siete ejes como pilares para su gestión: igualdad de oportunidades, fortalecimiento de la confianza en las instituciones democráticas, fortalecimiento de los derechos y las libertades individuales, fortalecimiento de las regiones y las comunas, fortalecimiento del emprendimiento de la clase media, participación en un mundo globalizado y cuidado del medio ambiente.
Sin embargo, sus primeros momentos al frente del país se dieron en un clima de tensión tras el paso, días antes, el 27 de febrero, de un terremoto y un maremoto que dejaron en el centro y sur del país unos 525 muertos y 23 desaparecidos.
De inmediato, puso en marcha un plan de reconstrucción de viviendas e infraestructura pública e impulsó las leyes 20.444 y 20.455, que contemplaban la creación de un Fondo Nacional de Reconstrucción y mecanismos de incentivos tributarios a las donaciones para contener la crisis y llevar alivio a los vecinos.
Más tarde, el 5 de agosto, también se dio el derrumbe de la mina San José, en la región de Atacama, que dejó a 33 mineros atrapados durante semanas y puso los ojos de todo el mundo allí. Tras un operativo de rescate sin precedentes, el 13 de octubre se logró liberar a todas las personas y, al cumplirse el primer año del accidente, Piñera impulsó un proyecto de ley sobre institucionalidad y seguridad minera para la creación de la Superintendencia de Minería y el Servicio Geológico de Chile.
Fuera del plano medio ambiental, el mandatario también vio durante su primer período un recrudecimiento del conflicto mapuche, que perduró entre julio y octubre. También, en 2011 se dieron levantamientos de los movimientos sociales y estudiantiles que reclamaban ante el aumento del precio del gas y demandaban el acceso equitativo a la educación superior y un mayor gasto público en este sector.
Piñera tomó medidas al respecto y, durante su mandato, incrementó la subvención escolar e implementó programas de becas, entre otras medidas clave.
En cuanto a lo político, a finales de 2012 se dieron cambios en el régimen de inscripción, organización y funcionamiento del Servicio Electoral por medio de los cuales se fijó la inscripción automática y se estableció el sistema de primarias para la nominación de candidatos a la presidencia, el Congreso y las alcaldías.
Siguiendo la línea de sus antecesores, Piñera firmó tratados de libre comercio con Malasia, Vietnam, Hong Kong y Tailandia, e intensificó los ya existentes con China y Europa. A la par, participó junto a México, Colombia y Perú de la creación de la Alianza del Pacífico, que trabaja por la economía y el desarrollo de las naciones en la región.
Por otro lado, en diciembre de 2011 asumió la primera presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y hasta recibió en Chile la primera de estas cumbres. Ante este organismo llevó, entre otras cuestiones, el litigio con Perú sobre la delimitación de la frontera marítima.
Su presencia en el Palacio de la Moneda se vio interrumpido durante un período por la presidencia de Michelle Bachelet, quien asumió la dirección del país en marzo de 2014 y la dejó nuevamente en manos de Piñera el mismo mes del 2018.
Este segundo mandato se extendió hasta 2022 y tuvo como ejes la recuperación de la unidad y la confianza para un retorno al progreso social y económico, el fortalecimiento de la clase media y un acompañamiento cercano al pueblo en temas sensibles como la salud, la educación, la delincuencia y el desempleo.
A pesar de centrar muchas de sus iniciativas en el ámbito social y su lucha contra las desigualdades y la discriminación, el 18 de octubre de 2019 se enfrentó a un estallido del pueblo que puso en jaque la institucionalidad y que derivó en un largo proceso constituyente que aún no concluye. A sus ojos, Piñera declaró que se trató de “un golpe de Estado no tradicional” ya que, entonces, “no fueron las Fuerzas Armadas” las que intentaron “debilitar las bases mismas de la democracia”.
Asimismo, recientemente había dicho sobre el último intento fallido de reforma constitucional de diciembre de 2023 que fue un hecho que “debilitó a la derecha”.
Para restaurar la calma, Piñera decretó el estado de excepción constitucional en varias regiones del país, lo que le costó la crítica de varios sectores que lo tildaron de autoritario y dictador. Inclusive, su aprobación bajó tanto que llegó al 6 por ciento, lo que lo convirtió en el presidente con el peor nivel de aprobación desde que hay registros.
Por último, durante su mandato enfrentó la pandemia del coronavirus e impulsó en Chile un amplio plan de vacunación.