(Washington, Estados Unidos) Falta más de un año para las elecciones del nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) que sustituirá a Luis Almagro, sin embargo, el clima electoral ya empieza a sentirse en los alrededores de la organización regional con sede en Washington.
El 2024 comenzó con la primera postulación formal, y una larga danza de nombres de diferentes perfiles, nacionalidades y orígenes ideológicos fueron surgiendo en los corrillos de la Casa de las Américas, según supo Infobae. Sin embargo falta que corra mucha agua debajo del puente, al punto que en seis países del continente el gobierno que votará al nuevo secretario general no es el mismo que está hoy en el poder.
Suriname a través de su presidente, Chandrikapersad Santokhi, envió en los primeros días de enero una carta expresando la voluntad de su país de candidatear a su actual canciller, Albert Ramdin, que durante la gestión de José Miguel Insulza en la OEA (2005-2015) ocupó el rol de secretario general adjunto, un rol abocado más que nada a los temas administrativos que a los políticos.
En el marco de las intenciones de Ramdin de volver a la organización, pero ahora como número uno, es que Suriname se había ofrecido el año pasado como sede de la próxima Asamblea General de la OEA, a realizarse a mediados de este año. El Consejo Permanente ya lo había aprobado, pero finalmente a mitad de enero esa decisión se revirtió.
El argumento manejado públicamente por Suriname es que se retiró esa oferta para no interferir en el proceso electoral de la OEA de 2025, porque es habitualmente en la Asamblea General del año anterior que los países empiezan a negociar candidatos y no quería tener cierta “ventaja” sobre el resto.
Finalmente la Asamblea General, a la que habitualmente concurren todos los ministros de Relaciones Exteriores del continente, se realizará en Paraguay del 26 al 28 de junio, casualmente el mismo país donde se celebró la de 2014 en donde por primera vez alguien planteó la idea de postular a Almagro, entonces canciller de José Mujica en Uruguay.
De Paraguay justamente proviene otro de los posibles candidatos que empiezan a surgir: su ministro de Relaciones Exteriores, Rubén Ramírez Lezcano, quien también tiene experiencia en la OEA por haber liderado, por ejemplo, la Misión de Observación Electoral (MOE) de 2022 en Brasil en las que fue electo Lula Da Silva. De todas formas Paraguay no ha hecho ningún movimiento oficial ni extraoficial por postular a Ramírez, aclararon a Infobae los informantes.
Cómo se elige el secretario general en la OEA
A diferencia de otros organismos internacionales, donde el peso del voto por país está relacionado con los aportes económicos que realizada cada uno o la cantidad de población, en la OEA cada voto vale uno. No importa si se trata de un país grande o uno pequeño.
De los 35 países que llegaron a integrar la OEA hoy hay 32 activos, dado que Cuba fue excluida en 1962, Venezuela la integra formalmente pero no en los hechos y Nicaragua formalizó su salida el noviembre de 2023, dos años después de denunciar la carta fundacional.
Para ser electo secretario general el candidato deberá lograr la mayoría simple de los votos, que en este contexto serían 17 apoyos.
La carrera electoral para elegir a un nuevo secretario general de la OEA es larga. Comienza habitualmente en la última Asamblea General previa a las elecciones y termina en marzo del año siguiente cuando todos los países deben votar por uno de los candidatos que llega al final de la contienda.
La norma no escrita es que quien postule formalmente a un candidato sea el gobierno de su país, pero han habido excepciones. La más reciente es la de Almagro, que en la campaña electoral de 2020 para su segundo período no contó con la postulación de Uruguay sino que fue presentado formalmente por Colombia, presidida en ese entonces por Iván Duque.
Uruguay en ese momento era gobernado Tabaré Vázquez, del Frente Amplio, partido que dos años antes había expulsado a Almagro de sus filas. Finalmente al momento de votar, en marzo de 2020, ya había asumido un nuevo gobierno -el de Luis Lacalle Pou- que sí votó por Almagro.
Históricamente empiezan más candidatos de los que terminan, porque muchos de ellos se van bajando en medio de las negociaciones entre los países. El peso de Estados Unidos en esas negociaciones es muy importante, porque si bien su voto vale uno, es el principal aportante económico para el funcionamiento de la organización, que además tiene sede en Washington.
“Es muy difícil que gane el candidato que quiere Estados Unidos pero es imposible que gane uno que no quiera Estados Unidos”, dijo a Infobae una fuente con mucha experiencia en negociaciones de la OEA.
¿El Caribe dividido?
La postulación de Ramdin sacudió la interna del Caribe. De los 32 votos activos de la OEA, los países caribeños tienen 14, los que los vuelve un actor clave en cualquier campaña electoral para secretario general.
Tal ha sido el peso de esos países cuando actúan en bloque que en 40 de los últimos 45 años de la OEA -durante las administraciones de Almagro, Insulza, João Clemente Baena y mitad de los períodos de Alejandro Orfila y César Gaviria- todos los adjuntos fueron de países del Caribe: Val McComie de Barbados entre 1980 y 1990, Christopher Thomas de Trinidad y Tobago entre 1990 y 2000, Ramdin de Surinam entre 2005 y 2015, y ahora Néstor Méndez de Belize desde 2015 hasta ahora.
Justamente Méndez, el actual adjunto de Almagro, es uno de los nombres que suenan como candidato para el próximo período. Si bien ni Belize ni ningún otro país han dado aún pasos formales para postularlo, es un secreto a voces dentro de la organización esa posibilidad.
En la danza de nombres también hay algunos embajadores de países del Caribe interesados en postular para secretario general adjunto.
Antes que la carrera electoral avance, el Caribe deberá unificar posturas para lograr, como lo ha hecho históricamente, tener el peso diferencial de votar de forma unitaria. Si al final de la carrera, que será larga, llega más de un candidato, dividirán votos y será más difícil que se impongan.
Los otros nombres que se manejan
Si bien no hay ningún planteo formal aún, en las conversaciones previas entre los países surgen varios nombres de posibles candidatos. Son muchos los países que creen que la secretaría general debería estar ocupada por una mujer.
En ese sentido hay dos nombres que suenan fuerte. Uno es el de la ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla (2010 a 2014). La OEA tuvo por pocos meses un secretario general de ese origen, el economista Miguel Ángel Rodríguez, que pocos meses después de asumir renunció voluntariamente para asumir un proceso judicial en su país por el que fue condenado en primera instancia a cinco años de prisión, fallo que fue revocado, y luego fue declarado inocente por dos sentencias posteriores.
La ex vicepresidenta de Panamá (2014 a 2019), Isabel de Saint Malo es otra de las posibles postulantes para la OEA. Además de política es diplomática, fue canciller de su país y también ha tenido mucha participación en la organización en los últimos años. En los últimos meses lideró las Misiones de Observación Electoral (MOE) en Ecuador y este fin de semana en El Salvador, además de otra misión en Guatemala, durante los turbulentos meses de la transición.
México, uno de los países más grandes del continente, en 77 años de vida de la OEA nunca tuvo un secretario general pese a que varias veces postuló candidatos. Previo a la campaña electoral en la que Almagro fue reelecto, hubo un nombre que, si bien no fue postulado formalmente, se manejó en las negociaciones previas y ahora vuelve: el de Alicia Bárcena, actual canciller del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Bárcena dirigió la CEPAL y fue precandidata a dirigir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en las elecciones de 2022. No es un detalle menor que este año hay elecciones presidenciales en México.
Otro nombre que ha sonado es el del ex presidente colombiano Iván Duque, que ya tiene presencia en Washington porque colabora con el centro de pensamiento Wilson Center, pero que tendría, en caso de querer postularse, la misma dificultad que Almagro en 2020: el gobierno de su país no lo apoyará, dado que Gustavo Petro mantiene un fuerte enfrentamiento con él.
Pero aún queda mucha agua por correr por debajo del puente. No solo porque las elecciones serán recién en marzo de 2025, sino también porque hay al menos seis votos en la OEA que dependerán de lo que pase este año. En siete países del continente hay elecciones este año: El Salvador, República Dominicana, Panamá, México, Uruguay, Venezuela y nada menos que en Estados Unidos.
No es lo mismo una negociación de los países con Joe Biden en la Casa Blanca que con Donald Trump, por lo que por más que la ansiedad gane a algunos países, el rumbo de la organización está lejos de definirse.