(Desde Montevideo, Uruguay) - La Policía uruguaya quedó cara a cara con el líder de una banda narco del barrio Villa Española de Montevideo. Gustavo Albín era buscado por el asesinato de Ezequiel Suárez –integrante del clan rival de la zona–, un joven de 21 años que fue asesinado a fines de noviembre. Los funcionarios llegaron con la orden de detención, pero fracasaron en esa misión: Albín estaba rodeado por ocho integrantes de la banda, que amenazaron con disparar.
Los funcionarios policiales se retiraron sin poder detener a Albín, pero este hombre se entregaría a los pocos días. Antes de ingresar a la oficina de la Policía, el narco declaró entre lágrimas al noticiero Telemundo que llegaba para pedir justicia. Su hijo, de ocho años, había sido asesinado en su casa cuando la banda rival llegó al hogar en busca de él. Desde un auto, dispararon al menos ocho veces e hirieron al menor y a otro joven de 25 años. Ambos morirían poco después en un centro de salud.
Pero más allá de este pedido de Albín, la Justicia lo imputó este martes por ser el presunto autor del asesinato del joven de 21 años que ocurrió en noviembre. El delincuente fue a prisión preventiva durante 180 días mientras avanza la investigación.
A la salida de la audiencia, la fiscal del caso, Adriana Edelman, enumeró las pruebas que recabaron los investigadores para lograr la imputación. En la escena recogieron 30 vainas que provenían de dos armas, que fueron asociadas a otros ocho casos en los que se dispararon a personas y a viviendas.
En una rueda de prensa, la fiscal se remontó al origen del enfrentamiento entre estos dos grupos criminales. “Estas dos familias se criaron siempre en el barrio. Empezaron problemas personales que devinieron en una segmentación de las dos familias. Ambas se dedican al mismo negocio y, como consecuencia de ello, hay disputas territoriales por la venta de drogas y armas”, declaró.
El enfrentamiento entre las bandas ha provocado entre cuatro y cinco homicidios, detalló Edelman.
Si bien el asesinato del hijo de Albín fue en el barrio Malvín Norte, las personas que habitaban el hogar baleado antes habían residido en Villa Española, la zona de la capital uruguaya que se convirtió en uno de los territorios en disputa entre los narcotraficantes, principalmente del microtráfico.
La muerte del joven de 21 años en noviembre había agravado el enfrentamiento entre estos dos grupos narcos que cambiaron la vida de ese barrio de clase trabajadora. El asesinato provocó un recrudecimiento de la violencia, con amenazas que se viralizaron en WhatsApp, el cambio en el recorrido de los ómnibus y hasta la suspensión de la recolección de basura.
Los vecinos, además, han quedado entremedio de ráfagas de tiros entre la banda de los Suárez y la de los Albín, que promueven estas balaceras para demostrar el poder de fuego que tienen.
En sus declaraciones de este martes, la fiscal Edelman destacó que el “esclarecimiento” de los homicidios en general reduce la “sensación de impunidad” y, por tanto, las posibilidades de que ocurran otros casos similares. “De esa manera, es más difícil volver a cometer nuevos hechos, y más cuando las personas se encuentran en prisión preventiva”, declaró.
Sin embargo, la fiscal indicó que hechos como este requieren de prevención y de otras medidas que exceden el rol que tiene la Fiscalía.
Albín, sin embargo, se desligó del asesinato del joven de 21 años por el que fue imputado. “Abran los ojos. No tenemos nada que ver con lo del muchacho Suárez”, comentó al hablar en Telemundo y aseguró que no hay pruebas contra él.
Su abogado, Pablo Casas, también aseguró que su cliente es inocente. “La voluntad de él es terminar con esta situación, que se investigue y se esclarezca quiénes son los verdaderos culpables de esto”, afirmó. El defensor aseguró que Albín “ha perjurado” que es inocente y que “no tiene nada que ver” con este caso.
Casas comentó que Albín trabaja como panadero desde hace 14 años, un oficio con el que sustentaba su vida hasta el momento de ser requerido.