(Desde Montevideo, Uruguay) - Un auto que se trasladaba por el barrio periférico de Montevideo Malvín Norte disminuyó la velocidad frente a una casa y, desde el vehículo, salieron al menos ocho disparos. Tras ese ataque, un hombre de 25 años y un niño de 8 resultaron heridos y fueron trasladados rápidamente hasta un sanatorio cercano. El final en el hospital sería trágico: el niño, que resultó baleado en el pecho, murió al poco tiempo mientras que el otro joven –que era amigo de su padre– falleció en las primeras horas de la siguiente madrugada.
Estas personas vivían en ese hogar hace casi dos años y antes habían residido en el barrio Villa Española, una zona de la capital uruguaya que se convirtió en uno de los territorios en disputa entre los narcotraficantes –principalmente del microtráfico– del país. La familia es cercana a El Bicho, como se lo conoce al referente de los Albín, uno de los grupos conflictivos del barrio.
Los hombres que balearon la casa este jueves buscaban, en realidad, herir al padre del niño de ocho años que falleció. Él había asesinado a uno de los Suárez, el grupo rival. Pero el hombre no se encontraba en la casa en el momento del ataque.
El padre del niño asesinado es Gustavo Albín, quien estaba requerido por el homicidio de Ezequiel Suárez de 21 años. El joven de 25, en tanto, trabajaba para los Albín. La policía estableció que el asesinato del niño y del amigo del su padre se produjeron como represalia por la situación anterior.
Albín se entregó este lunes en la Policía. Y antes de su entrega habló con el noticiero Telemundo de Canal 12 y pidió Justicia por la muerte del menor.
“Iba a ir a la playa ese día. Mi hijo y mi amigo iban a buscar la camioneta que mi mamá les iba a prestar para ir a la playa. Y estos cobardes, hijos de puta, a un gurí chico… hicieron lo que quisieron”, declaró Albín. Consultado sobre qué creía que iba a pasar cuando se entregara, el acusado contestó: “Que pase lo que tenga que pasar. Yo quiero justicia por mi hijo, por mí y por mi hermano”.
La búsqueda de Justicia fue el motivo de su entrega, aseguró Albín, quien se desligó del asesinato anterior. “Abran los ojos, no tenemos nada que ver con lo del muchacho Suárez”, comentó y aseguró que no hay pruebas claras contra ellos.
Albín aseguró que su familia quedó “destrozada” después de la muerte de su hijo y pidió que los asesinos “paguen con cárcel” lo que hicieron. “La Policía me tiene atormentado, me va a buscar a cada rato a mi casa. Estoy destrozado. No puedo más”, comentó.
El asesinato del joven de 21 años, por el que está acusado Albín, fue de un disparo en la cabeza. Esta muerte había agravado el enfrentamiento entre los dos grupos narcos que cambiaron la vida del centro-este de la capital uruguaya. El asesinato provocó un recrudecimiento de la violencia, con amenazas que se viralizaron en WhatsApp, el cambio en el recorrido de los buses y hasta la suspensión de la recolección de basura.
Los vecinos del barrio han quedado entremedio de ráfagas de tiros entre la banda de los Suárez y la de los Albin, que promueven balaceras para demostrar el poder de fuego que tienen.
Tras la muerte de fines de noviembre, la familia Suárez, asociada al Betito, había amenazado por WhatsApp. “Le queremos informar al barrio Villa Española que no salga a la calle porque habrá venganza”, decía uno de los mensajes que se reenvió entre los vecinos.
Otro mensaje amenazante también se hizo viral. “Tuvimos que bajar a este muchacho de Corrales de la banda Los Pibitos por venganza”, decía el texto, que agregaba un pedido de disculpas a los vecinos del barrio por los disparos que escuchaban.
El asesinato del joven de 21 años se había dado a la misma hora que los balazos que terminaron con la vida del niño de 8 años. Desde una camioneta blanca con vidrios negros dispararon a la casa de la víctima. El joven estaba parado en la puerta y quedó tirado en el piso. Dos testigos protegidos coincidieron en que hubo más de 100 disparos con un arma tipo ráfaga y aseguraron que los tiros salieron de una camioneta blanca marca Nissan.
La madre de la víctima aportó la misma versión: estaba en la casa cuando escuchó una ráfaga de disparos que rompió los vidrios e hirió a su hijo hasta la muerte.