(Desde Montevideo, Uruguay) - El diputado del izquierdista Frente Amplio de Uruguay Gustavo Olmos arrinconó y le dio un beso a su diputada suplente, Martina Casás. La repudiable situación fue relatada por la víctima y se trató de la última de una serie de sucesos que habría padecido la legisladora, que derivaron en una denuncia por acoso sexual y laboral, que realizó primero ante su sector político y luego ante la Justicia.
En diciembre, la Justicia dispuso como medida cautelar la prohibición de la comunicación de Olmos con Casás y determinó una orden de alejamiento de un radio de 100 metros por un lapso de seis meses. A la salida del juzgado, el diputado denunciado se limitó a decir ante los medios que se trataba de una situación “compleja, difícil y triste”.
Este caso tendrá un nuevo capítulo en la sede del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), donde se presentó un reclamo por despido indirecto y abusivo, informó este jueves El Observador. Estas situaciones se dan cuando una empleada deja de trabajar ante una actuación abusiva del empleador que le genera daños extraordinarios.
El reclamo económico asciende a 981 mil pesos uruguayos, que equivalen a algo más de USD 25 mil. Por el “despido abusivo”, la diputada denunciante pide el equivalente a USD 12 mil; USD 8 mil, por el “despido indirecto”; USD 2.400, por una multa basada en un recargo del 10% ante la omisión de los pagos de créditos laborales; USD 1.100, por la licencia; otros USD 1.100, por salario vacacional; y USD 560, por el aguinaldo.
En este caso, el reclamo apunta contra el sector Marea Frenteamplista, un espacio socialdemócrata dentro de la coalición de izquierda uruguaya del que Casás era asesora, y hacia Olmos, quien era el titular de la banca y el responsable de las transferencias bancarias. La persona que fue citada a la audiencia en el MTSS no fue Olmos sino una abogada del sector.
En paralelo con esta convocatoria al Ministerio de Trabajo, la denuncia de la diputada también es analizada en el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio. Además, está abierta la causa penal, que está siendo investigada por una fiscalía de Delitos Sexuales.
En la denuncia que presentó, Casás aseguró que Olmos ejercía el acoso sexual al darle “besos”, “abrazos de despedida de jornada” y “toque en sus glúteos sin el consentimiento”. La diputada aseguró que su compañero se “sobrepasó” en algunas invitaciones para “estar juntos” en algunas recorridas por el interior del país.
La denuncia por acoso laboral, en tanto, fue presentada porque hay una relación jerárquica entre ambos, ya que Olmos es su “jefe directo”.
El abogado de Casás, Juan Williman, declaró en diciembre en radio Sarandí que Casás venía sufriendo desde “hace mucho tiempo” el acoso sexual y laboral que denunció. Detalló que fue algo “sostenido en el tiempo”, que Casás intentó evitar pero no pudo. “A veces uno intenta evitarlo, pero en relaciones tan cotidianas, tan íntimas, es muy difícil evitar estas situaciones”, afirmó el defensor.
El abogado contó que cuando llevó su caso lo hizo con una “angustia importante” y destacó la “valentía” que tuvo la mujer al denunciar a Olmos, ya que se expuso a que se diga “cualquier cosa de su denuncia”. De hecho, Williman respondió una visión que indica que la situación era consentida por la diputada suplente. “Martina tiene muy claro en su fuero íntimo que no lo provocó, ni es su culpa, ni consintió ninguno de los actos de naturaleza sexual”, afirmó.
Si bien Olmos apenas se refirió públicamente a su caso, su abogado, Diego Camaño, comentó a la salida del juzgado que no se trata de un caso de “violencia de género”. “Hay una denuncia. No entendemos por qué la defensa de Martina ha hecho públicas un montón de cuestiones en contra de su propia protección y de blindar a la víctima”, criticó.